Lunes, Noviembre 25, 2024
A- A A+

Banner superior a un lado de logo

Ubicacion de Anuncios, debajo de destacados, banner todo ancho

¿Para eso queríamos estar en primera fila?

 

Pascal Beltrán del Río
 
Bitácora del director
 
Suscríbete a nuestro boletín

Recibe las últimas noticias y mantente siempre informado

Correo electrónico
Enviar

A partir de noviembre, México presidirá por octava vez en su historia el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.

El cargo le corresponde de forma rotativa, por un mes, como uno de los miembros (no permanentes) del organismo para el periodo 2021-2022.

El primer mexicano al que le tocó presidirlo fue el duranguense Francisco Castillo Nájera, en su calidad del secretario de Relaciones Exteriores del gobierno del presidente Manuel Ávila Camacho, entre el 17 de junio y el 16 de julio de 1946.

Esa distinción le habría tocado al canciller Ezequiel Padilla, quien condujo el proceso de incorporación de México a Naciones Unidas, pero él decidió separarse del gobierno en octubre de 1945 para lanzar su candidatura presidencial.

Después de Castillo Nájera fueron presidentes del Consejo de Seguridad Porfirio Muñoz Ledo, en abril de 1980 y abril de 1981; Adolfo Aguilar Zinser, en febrero de 2002 y abril de 2003, y Claude Heller, en abril de 2009 y junio de 2010. Todos ellos, en su condición de embajadores de México ante la ONU. Los cancilleres Luis Ernesto Derbez, en abril de 2003, y Patricia Espinosa, en abril de 2009, también fungieron como presidentes durante sendas visitas a Nueva York.

Esta vez la presidencia mexicana recaerá en el embajador Juan Ramón de la Fuente, aunque no se descarta que el canciller Marcelo Ebrard pueda encabezar alguna sesión.

Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que acudirá a la sede de Naciones Unidas y dirigirá un mensaje al Consejo de Seguridad el próximo 9 de noviembre.

“Voy a hablar de lo que considero el principal problema del mundo: la corrupción que produce desigualdad, sobre eso va a ser mi mensaje”, detalló en su conferencia mañanera.

No es raro que jefes de Estado o de gobierno hablen ante el Consejo de Seguridad. Ayer mismo lo hizo el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, cuyo país lo preside este mes. El 9 de agosto lo hizo —de manera virtual, por las restricciones sanitarias— el primer ministro de India, Narendra Modi, durante la presidencia de su país. Sin embargo, la costumbre es que el tema a tratar tenga que ver con las funciones del organismo.

De acuerdo con el artículo 24 de la Carta de Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad tiene “la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales”.

Todos los miembros de la ONU convienen en aceptar y cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad. Es el único organismo de Naciones Unidas cuyas decisiones los Estados miembros, conforme a la Carta, están obligados a cumplir.

En su intervención de hace dos meses, el primer ministro Modi se refirió a las disputas marítimas entre países y a la necesidad de resolverlas “de forma pacífica, en el marco del derecho internacional”, en referencia a los conflictos que protagonizan China y Estados Unidos, que acaba de escalar con la firma del acuerdo de asistencia entre ese último país y el Reino Unido y Australia, conocido como AUKUS.

Esa sesión virtual, en la que se conectó el canciller Ebrard, fue atestiguada por los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Kenia, Uhuru Kenyatta, además del primer ministro de Vietnam, Pham Minh Chính. Tal es el nivel de las discusiones en el Consejo de Seguridad, que México presidirá en noviembre.

Yo dudo, francamente, que el tema de “la corrupción que produce desigualdad” tenga un lugar en la agenda del organismo de la ONU, que vela por la paz internacional y que últimamente ha discutido sobre la guerra en la región etíope de Tigray, el lanzamiento de misiles balísticos norcoreanos, el monitoreo del programa nuclear de Irán, el conflicto árabe-israelí, el regreso al poder de los Talibán en Afganistán y la forma en que el cambio climático ha derivado en enfrentamientos armados.

Probablemente la corrupción sí tenga un lugar en otros espacios de la ONU, pero el anuncio del Presidente hace que uno se pregunte si México está dispuesto a arbitrar los grandes agarrones en el escenario internacional, que para eso está el Consejo de Seguridad. ¿O para qué era el asiento de primera fila?