Leo ZuckermannJuegos de poder
Suscríbete a nuestro boletín
Recibe las últimas noticias y mantente siempre informado
Correo electrónico
EnviarEsto tuiteé cuando me enteré de la reunión de senadores panistas con el líder de Vox, partido español de extrema derecha que encarna, en mi opinión, de los peores valores políticos de nuestro tiempo: nacionalismo, centralismo, nativismo, antifeminismo, racismo en contra de migrantes y conservadurismo en temas como el aborto o los homosexuales. ¿Con ese tipo de gente se quieren identificar los panistas?
Líderes, movimientos y partidos populistas y antisistémicos son lo de hoy. Han venido ganando terreno por el hartazgo de un creciente segmento del electorado con las opciones políticas tradicionales. Vox es parte de esta tendencia.
No así el PAN que es uno de los partidos más tradicionales de México. Es el primero que aparece en la boleta electoral porque es el primero de los que logró su registro de todos los actuales (1939). Ya gobernó dos sexenios y hoy es el principal partido opositor.
Sin embargo, el PAN está perdido. Desubicado. No sabe a dónde ir. Carece de un proyecto de nación encarnado en un líder político con arrastre nacional.
En las pasadas elecciones, su principal oferta fue “no ser AMLO”. Pero esto no alcanza. Tienen que avivar a su militancia y atraer a más votantes, si es que de verdad quieren regresar a ser la fuerza mayoritaria del país.
¿Podrían lograrlo radicalizándose hacia la derecha?
Es en este contexto que ocurre la reunión de los senadores del PAN (y un par de diputados del PRI) con el líder de Vox, Santiago Abascal. La mitad del grupo parlamentario firmó una carta para adherirse al Foro de Madrid, la respuesta de la derecha iberoamericana “al Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, una coalición de partidos fundada en 1990 por Fidel Castro y Lula da Silva que ha sido determinante para el auge de la extrema izquierda en Iberoamérica”. El objetivo es “hacer frente a la amenaza que supone el crecimiento del comunismo a ambos lados del Atlántico”.
Se trata de la típica y burda estrategia de la derecha radical de asustar al electorado con la inminente llegada de los bolcheviques come niños. Cuidado: ahí viene el coco comunista.
Desgraciadamente, en pleno siglo XXI, con el capitalismo en pleno auge, esta tontería todavía asusta a muchas clases medias en varios países, incluido Estados Unidos. Recordemos que los republicanos trumpistas utilizaron esta “amenaza” en las pasadas elecciones. Muchos se creyeron el cuento que Biden y los demócratas instaurarían el comunismo en ese país.
¿Puede el PAN regresar al poder con esa propuesta bobalicona de que ahí vienen los comunistas?
No lo creo.
Quizá puedan convencer a un segmento del electorado que todavía piensa que México va que chuta para ser Venezuela o, peor aún, Cuba. Y no es que las cosas estén bien en nuestro país con el gobierno de AMLO, pero a estas alturas del sexenio ya está claro que el lopezobradorismo no va hacia ese fatídico destino.
Lo cual me lleva al tema de fondo: la necesidad de inyectarle un mayor contenido ideológico al PAN. Encontrar un proyecto alternativo al de López Obrador. ¿Podría ser una plataforma similar a la de Vox?
Revisemos lo que quieren estos españoles de extrema derecha. Primero que nada, son nacionalistas. En eso no son muy diferentes que los lopezobradoristas. También se parecen en su deseo de centralizar el poder. Y, como Vox, tampoco les gustan las organizaciones de la sociedad civil que defienden los derechos humanos. En cuanto a temas como el aborto o la igualdad de los homosexuales, Morena no ha sido un dechado de liberalismo en este sexenio. Hasta en la plataforma de no cobrar muchos impuestos se parece Morena a Vox.
En suma, he aquí dos partidos antisistémicos que responden a la creciente demanda de los electores por algo diferente a lo tradicional. Ahí ya no cabe el PAN.
Quizá me equivoque, pero creo que, para competir contra el lopezobradorismo, lo que se requiere es un proyecto, no populista tipo Vox o Morena, sino uno auténticamente liberal: a favor de la globalización, de una mayor integración de América del Norte, abierto a la causa feminista, sensible con los migrantes y tolerante en los temas sociales.
No veo al PAN en esa tesitura. Al revés, su ala más radical está buscando parecerse al populismo antisistémico de López Obrador. Todo un despropósito tomando en cuenta que el PAN no tiene a un líder carismático que encarne un movimiento de este tipo. Y sin ese AMLO, Trump, Orbán, Modi, Bolsonaro o Bukele, difícilmente los panistas llegarán a algún lado, salvo a exhibir un papelito que están comprometidos a que no llegue el coco comunista al país. Qué brutos.
Twitter: @leozuckermann