Lunes, Noviembre 25, 2024
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Se pusieron de pechito

 

Yuriria SierraNudo gordiano
 
S

Son los voceros de la contradicción y sí, también de la ignorancia. Afirman que no les gusta decir lo que se tiene que pensar, hablar o sentir; que simplemente son vigilantes de que medios y partidos políticos no impongan sus creencias a la sociedad. Afirman que la corrección política es asfixiante y en esto, para ellos, cabe el feminismo, el aborto, el matrimonio y adopción a parejas del mismo sexo y hasta la eutanasia. Son defensores de la “familia natural” y de la “vida”; creen que el Estado y sus leyes deben existir, pero lejos de la vida privada.

Su nombre significa “voz” y se ha convertido en uno de los movimientos políticos más polémicos en España. Querríamos decir que detestados, pero, finalmente, a pesar de lo que quisiéramos, tienen seguidores dentro y fuera de su país. Desde luego que nos referimos a Vox, el partido español que levantó polémica hace un par de días cuando su líder, Santiago Abascal, se reunió con algunos senadores del Partido Acción Nacional. Varios personajes blanquiazules comenzaron a desmarcarse del encuentro: Xóchitl Gálvez, Laura Rojas, Gustavo Madero y hasta el expresidente Felipe Calderón.

El grupo político español presumió en sus redes que había venido a México y no sólo se había reunido con integrantes de Acción Nacional, sino también con senadores del PRI. El Revolucionario Institucional de inmediato, y antes de que el escándalo les llegará, desmintieron el encuentro.

Vox terminó siendo un apestado con el que nadie quería ser involucrado. O muy poco, porque Julen Rementería, el artífice de esta reunión, tuvo que salir a defender y explicar las razones del encuentro y la explicación resultó aún más absurda: la firma de la llamada Carta de Madrid en la que acuñaron el término “Iberosfera” y con la que buscan proteger a 700 millones de personas del comunismo.


 

  • Y el episodio fue un gran momento para el presidente López Obrador: “hasta ayer vinieron unos extremistas de España, del Vox. Se unieron con el PAN, porque son lo mismo. Nada más que simulaban los del PAN y otros que eran demócratas. Y no, son conservadores y ultraconservadores, casi fascistas (...) Esto que está retoñando es lo peor. Son los más autoritarios, clasistas, racistas y corruptos…”, dijo ayer en su conferencia en Palacio Nacional.

Cómo iba a dejarlo pasar. Si había tanto que deshilvanar de su Tercer Informe de Gobierno, todo se perdió, al menos en la opinión pública, en el osazo que hicieron los panistas. Reunirse con la ultraderecha española, movimiento político que raya en el extremismo, es no entender absolutamente nada del camino que está tomando el mundo, menos aún del rumbo que toma nuestro país.

¿Esos son sus movimientos claves para frenar a Morena? ¿Con esas “brillantes” ideas van a legislar en los próximos años? ¿Esos van a ser sus aliados?

Qué manera tan burda de apostarle a la derrota. Tienen razón aquellos blanquiazules y exintegrantes del partido que criticaron y se desmarcaron de inmediato: el partido luce con la brújula perdida.