“”Rafael Álvarez Cordero
Viejo, mi querido viejo
Muchos recordamos los teléfonos públicos de los años 60 y 70, que usaban monedas de 20 centavos para poder tener una comunicación de tres minutos, al término de este tiempo se oía a la operadora decir: “para continuar, deposite sin colgar otra moneda”, y si no se depositaba, terminaba la comunicación, por eso se usó por un tiempo la frase: “se te acabó el veinte”, cuando alguien perdía la oportunidad de lograr algo que se había propuesto.
Pues sí, a la Cuarta Transformación “se le acabó el veinte”, porque en estos tres años en los que tanto su Presidente como sus colaboradores prometieron un cambio benéfico para el país, la realidad confirma que fallaron.
“Se le acabó el veinte” a Andrés Manuel López Obrador desde el principio, porque ningún personaje en la historia puede iniciar su trabajo gritando “juntos haremos historia”, como si fuera adivino y conociera el futuro, y porque su fantasía de estar junto a los cinco próceres que tiene en su escudo, unido a la estatua que le erigió la Asociación Realidades en mi Mundo Mágico (sic) confirman su megalomanía y su desconexión con la realidad; “se le acabó el veinte”, porque en estos tres años sólo ha mostrado su incapacidad para gobernar, así de simple.
“Se le acabó el veinte” en manejo de la economía, que cayó a niveles nunca vistos desde hace más de 30 años; la promesa de crecer al 4 por ciento quedó en el limbo; “se le acabó el veinte” en crecimiento y desarrollo, temas que ni siquiera están en su mente, mientras dilapida el dinero regalándolo a los ninis o tirándolo en proyectos inviables.
“Se le acabó el veinte” en la promesa de primero los pobres porque la pobreza extrema aumentó en más de cuatro millones, y además se deterioró la calidad de vida de quienes perdieron su trabajo o su negocio.
“Se le acabó el veinte” en seguridad, cuando Andrés Manuel se negó a perseguir a los delincuentes (abrazos, no balazos) y los conminó a pedir perdón a sus mamacitas; su silencio ante asaltos, extorsiones, homicidios, desapariciones y violencia sin fin, así como incidentes como la liberación de Ovidio Guzmán y los abrazos a la mamá de El Chapo hablan por sí solos.
“Se le acabó el veinte” en salud; la aniquilación del sistema de salud, consecuencia de la incapacidad y la estulticia afectó gravísimamente a los mexicanos, con cifras escalofriantes de enfermedad y muertes; y no se ve en el horizonte un plan de recuperación, retrocedimos más de 50 años.
“Se le acabó el veinte” en las conferencias mañaneras, que se convirtieron en un sainete barato, con insultos, calumnias, mentiras, ataques, sermones y ridiculeces; las mañaneras no tienen razón de ser y sólo evidencian sus obsesiones malsanas y sus rencores.
Y podemos recorrer todo el espectro de la gobernanza de Andrés Manuel, en todos los ámbitos, en sólo 1,000 días “se le acabó el veinte”, y mientras él prepara su informe presidencial en el que hablará de las fantasías que sólo existen en su mente, su liderazgo en Morena ya no es el de 2018, muchos seguidores y aún colaboradores no están contentos con lo que ocurre, y eso se reflejó en las elecciones del 6 de junio y en el peligroso incidente en Chiapas el viernes pasado; en tres años dilapidó mucho de su capital político y eso se verá en los próximos años.
De cara a esta crisis, debemos repensar con atención lo ocurrido y lo que debe ocurrir; ciertamente, la incapacidad y los conflictos de miembros de los partidos políticos contribuyeron a esta debacle de mil días, y el silencio e indolencia de millones de mexicanos también, pero es el momento del cambio, no podemos vivir en un país dividido por un individuo rencoroso y falaz, es tiempo de la reconciliación de todos los mexicanos, de propuestas inteligentes de académicos, empresarios y expertos, del trabajo de los legisladores, de grupos de la sociedad civil y de todos los que amamos a México.