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El silencio institucional es el mejor aliado para que la tortura siga siendo práctica común en corporaciones de seguridad y fiscalías. Jonathan Medina Haller fue condenado a 70 años de prisión desde 2011 y podría morir en una cárcel de la CDMX de tuberculosis pulmonar, a pesar de que un tribunal ordenara reponer la averiguación conforme al Protocolo de Estocolmo, por existir declaraciones obtenidas con tortura en un caso de secuestro. La Fiscalía capitalina podría desistirse de la acción penal, pero prefiere no hablar de su responsabilidad, una vez que López Obrador niega que este delito continúa como moneda de uso corriente para fabricar culpables.