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Dos bandos

• Las elecciones son ya un enfrentamiento entre los demócratas que respetan la ley, y los cómplices.

20 de Abril de 2021

                La vida es para asumirla con valentía.

           Alexis de Tocqueville

 

Alguna duda, ya no. Estamos ante una clara tentativa de destrucción de los equilibrios republicanos y una estrategia tiránica de concentración de poder. La única esperanza es apelar a las conciencias democráticas.

Va por la SCJN. Lo dijo durante la campaña. Su intención inicial era la de crear una nueva Sala. Nada dijo de su beneficio al postular a los nuevos ministros rompiendo a su favor el equilibrio debido.

Después guardó silencio, sin embargo, su fiel escudero en el Senado revivió la idea. Ante la revuelta, la retiró. Ya desde el poder comenzaron los ataques a los órganos autónomos, el golpe de mano contra la CNDH, las postulaciones de ministros cercanos a su bando, los ataques a la prensa… El veneno sistemático contra todos los independientes, incluido el Judicial, se centró en sus ingresos. Conforme se acercó la elección, los ataques personales contra los consejeros del INE subieron de tono. Por cierto, el INE goza de mayor credibilidad que el Presidente: 68% vs. 58% (Reforma, 04-2021). Sin mucho ruido capturaron la presidencia del Tribunal Electoral, un caballo de Troya en contra de la democracia. Su presidente no ha perdido oportunidad de entregar su voto. Con la tensión electoral arreció el golpeteo contra el INE: desacreditar al árbitro por si las elecciones no les favorecen. “Exterminar” fue el término del líder de Morena, “Quieren robarnos la elección”, dice ahora. Pero la defensa cavernaria de Salgado los desnudó: la legalidad les importa un bledo. Hay fines superiores. La sanción les parece “desproporcionada”, seguramente no han leído el Código Electoral. El INE no tiene margen, así lo establece la ley. No hay gradaciones, la violó un “poquito” o un “muchito”. La violó y punto, me refiero a la ley. Por esa falta de consideración al amigo Salgado, de nuevo el espadachín del Senado propone ahora revisar la integración de todos los órganos electorales. Molestan al amigo, cambiemos las instituciones. Ésa es su concepción de la Republica.

De pronto un senador aliado introduce aviesamente un transitorio a la importante reforma al Judicial. Propone prolongar el periodo del actual presidente de la SCJN para permitirle implementar su reforma. La oposición hace el ridículo. Capturarían además a la Judicatura, aritmética pura. La perversidad y soberbia han llegado a tal grado que piensan que con un transitorio pueden saltarse la Constitución. La indignación fue inmediata: colegios de abogados, juristas ilustrados, Human Rights Watch, la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Se trata de salvar al órgano colegiado, no a una persona. Las lealtades del ministro presidente no son claras. Sí en el autor de la intriga: “Le tengo confianza”, lo que justifica la violación constitucional. Ésa es su ética. Es otro paso más hacia la tiranía. Imposible evitar las dudas reeleccionistas: no he terminado de imponer la 4T.

Imposible fingir demencia, paso a paso se debilita a la República, a la democracia mexicana, ¡qué paradoja! a las instituciones que les dieron el triunfo. Se prepara el territorio para un golpe suave. Las elecciones son ya un enfrentamiento entre dos bandos: los demócratas que respetan la ley, y los cómplices. Querían polarización, ya la tienen. No puede haber concesiones. Respetar la ley, eso se espera de los legisladores que se han convertido en el primer surtidor de inconstitucionalidades. Eso se espera de los consejeros electorales que dan la batalla, de los magistrados del Tribunal. Eso se espera de los ciudadanos, que leamos con frialdad el rápido desmontaje de nuestras libertades y de nuestra democracia.

No es un asunto de derecha o izquierda, es bastante más sencillo. En las líneas de votantes habrá dos bandos: los que están aceptando la destrucción de nuestra democracia y los que la defienden, cómplices y demócratas.

El silencio, la indefinición, el auto engaño —de ciudadanos a ministros— es complicidad.