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Felipe “Misi” Bachomo fue recordado en la COMHISCU.

Este martes 22 de septiembre   en su tradicional conferencia semanal la Comisión de Historia y Cultura de Los Mochis, A.C. presentó el tema Felipe “Misi” Bachomo Aqui. Héroe Indigena.

El C.P. Bernabé López Padilla, disertó ampliamente sobre la participación de este líder indígena quien encabezó a cientos de yoremes que él convocó para participar en la revolución mexicana.

 

Bachomo Aquí convenció a su gente de que la revolución se hacia para devolverles las tierras que les habían quitado los españoles a sus ancestros.

 Su recuerdo despierta sentimientos encontrados entre la gente, unos, los indígenas lo idolatran, otros, los yoris, algunos, lo odian.

Felipe como todos los yoremes de su época fue enterado por la vía oral de los antecedentes históricos de su pueblo, el pueblo de los cahitas, que se dividen a su vez en tribus, y así a la vera del río Zuaque, hoy rio Fuerte, estas tribus pasaron siglos en  una vida tranquila, viviendo de la caza, pesca y de la incipiente agricultura en una inmensidad de tierra que ellos consideraban suya; y que la defendían con la vida, cuando algún otro pueblo se las quería quitar.

Cinco naciones principales había  entre los cahitas, muy importantes por el crecido número de familias que las formaban: sinaloa, ocoroni, zuaque, tehueco, mayo y yaqui. Las tres primeras tuvieron sus respectivos territorios en los valles de los ríos Sinaloa y Fuerte; los mayos y los yaquis ocuparon territorios en los valles de los ríos, precisamente, Mayo y Yaqui, que hoy forman parte del estado de Sonora. 

Entonces no soñaban con que hombres blancos y barbados llegarían a apoderarse de sus  tierras y sus vidas.

En 1531 según se tienen noticias llega Nuño Beltrán de Guzmán  a lo que hoy conocemos como Culiacancito, allí estaba asentado un pueblo indígena: los achires. Existió antiguamente una población indígena llamada Huey Culhuacan que se remonta al tec-pall, que corresponde al año 628 de nuestra era; los aztecas la edificaron durante su peregrinación. Se ignora su ubicación exacta, pero se supone que estuvo próxima al actual pueblo de Culiacancito. Aquí nació en el año 1065 D.C. el culto a Huitzilopochtli, el dios guerrero de la mitología azteca.7

Época virreinal ...La ciudad que hoy conocemos como Culiacán fue fundada en el año de 1531 por Nuño Beltrán de Guzmán bajo el nombre de Villa de San Miguel. A su llegada en elsiglo XVI, los españoles encontraron la existencia de caseríos organizados en naciones indígenas por la tribu de los tahues, que reunían a un conjunto de personas de un mismo origen e idioma que tenían una tradición común, sus límites eran los elementos naturales, como los ríos, montañas, entre otros.

Otros pueblos indígenas que habitaron el originario territorio de Culiacán, fueron los tebacaspacaxessabaibo y achires.

El conquistador español los domina y desde allí empieza la conquista de los territorios ubicados al norte de ese lugar, y al modo, manda a sus soldados acompañados del arma secreta: los sacerdotes jesuitas, quienes lograron que los pueblos cayeran subyugados por el amor a un Dios que les era desconocido y allí perdieron la libertad y empezaron a perder sus tierras y cotos de caza.


Claro que hubo rebeldes, entre los más afamados Ayapin y Nacabeba que dieron mucho de qué hablar antes de que los descuartizaran, que era la manera en que los españoles   castigaban a los indígenas para ejemplo.

Con todos estos antecedentes Felipe Bachomo Aquí creció y dada la herencia genética, al llegar a joven ya era un líder nato gracias a su inteligencia y los yoremes atendían sus sugerencias y sus deseos de recuperar las tierras que siempre consideraron suyas, por ello, cuando llegó a sus oídos la noticia de una revolución para recuperar sus tierras, prestos estuvieron para entrar al combate y sólo respetaron a los dueños de haciendas y tierras que eran reconocidos por su trato amable a los de la raza cahita.

Por ello en su momento respetaron  a  Don Zacarías Ochoa en Ahome, quien fue padre  del que fuera general José María Ochoa,  quien dice tenía debilidad por las mujeres indígenas y procreo varios hijos con ellas. Don Zacarías ayudaba a la gente de Bachomo.

Contaba mi abuelo paterno, hijo de Bernabé López Caposehua, un hacendado de Mayocoba,  hijo de un criollo y de una indígena, que cuando había problemas por los levantamientos de la gente de Bachomo, su padre proporcionaba alimentos y dinero a los indígenas y sus propiedades siempre fueron respetadas.

Benjamín Johnston también proporcionaba dinero y armas a los indígenas, tenia acuerdos con Bachomo.

Entre abril y noviembre de 1915 los indios mayos del Río Fuerte aterrorizaron a la población blanca y mestiza del bajo valle del mismo río. Los indios realizaron incursiones en las poblaciones para saquear, violar y matar a los yoris. La saña de estos hechos mostraba el desbordamiento de antiguos y profundos rencores, dicen algunos historiadores yoris. Los yoremes niegan lo de la violación a las mujeres.


De los indios sublevados en San Blas en octubre del año anterior, algunos volvieron al Río Fuerte para enardecer los ánimos en contra de la población blanca y mestiza. El caudillo fue Felipe Bachomo, joven militar indígena. Las razones para la sublevación se acumulaban desde siglos atrás, y no eran otras que el continuo despojo de tierras que sus comunidades sufrían por parte de los yoris.

Los mayos se habían sumado a la causa revolucionaria desde 1910, con la promesa de que les restituirían sus tierras, pero nada se había hecho al respecto después de cinco años de lucha por los intereses de los blancos. La coyuntura de 1915 les ofreció la oportunidad para que lucharan por sus propios intereses.

Los indígenas rebeldes se aliaron con los villistas que, si bien en Sonora todavía tenían fuerza militar, las derrotas sufridas en otros lugares hacían ver que serían el bando perdedor. Tal vez las ideas agraristas que secundaba Villa hayan influido para que los indios se le sumaran y no a Carranza, quien, a pesar de que expidió la Ley Agraria del 6 de enero de 1915, ofrecía menores posibilidades de atender las demandas de los campesinos.

 Bachomo puso su cuartel general en Jahuara, poblado indígena en las márgenes del Río Fuerte, y desde allí lanzó incursiones sobre las poblaciones del valle sin encontrar mayor resistencia que la de los propios vecinos, pues el gobierno no se decidía a distraer las fuerzas regulares que combatían contra los villistas.

 Pero a principios de noviembre de 1915, una columna de 2 000 soldados —restos del ejército villista— penetró en el valle del Río Fuerte, procedente de Chihuahua. A la cabeza de estas fuerzas venía el general Juan M. Banderas, con Orestes Pereyra y otros destacados jefes; y a este contingente se sumó Felipe Bachomo.

El general Mateo Muñoz organizó la contraofensiva y derrotó a los villistas en las goteras de El Fuerte (5 a 7 de noviembre). Los vencidos se replegaron a los territorios controlados por Bachomo en la parte baja del valle y, el 19 de noviembre, realizaron la última incursión contra Los Mochis. Los carrancistas decidieron lanzar una campaña formal contra indígenas y villistas, que fue confiada al general Mateo Muñoz y al coronel José Gonzalo Escobar. La campaña fue rápida y efectiva (23 a 25 de noviembre); los indios fueron derrotados en sus propios terrenos y obligados a huir en desbandada con rumbo a Sonora. Perseguidos, Banderas y Bachomo fueron capturados en Movas el 5 de diciembre de 1915 y enviados a la ciudad de México para ser juzgados. Banderas fue amnistiado y Bachomo trasladado a Culiacán para comparecer ante un consejo de guerra que lo sentenció a la pena capital.

Fue ejecutado en Los Mochis el martes 25 de octubre de 1916.

La rebelión de los indios mayos, que algunos historiadores confunden con un episodio más de la lucha contra el villismo, fue en realidad la manifestación de los problemas sociales del campesinado sinaloense, que venían de muchos años, se agudizaron durante la era de Cañedo y no fueron atendidos de inmediato por los revolucionarios. Habría que esperar hasta los tiempos de Lázaro Cárdenas para que los reclamos de los indios recibieran atención.

 El afamado Historiador sinaloense Nicolás Vidales estuvo presente en tan importante evento.

" El indio sabe esperar y aguardará la hora de la justicia todo el tiempo que sea necesario. Confía en lo profundo de su subconsciente colectivo, en que algo ocurrirá algún día; algo así como un milagro, la aparición de un caudillo de su raza que lo restablecerá en sus derechos y en la posesión del patrimonio de sus mayores. La vida de los indios está hecha de paciencia, silencio y eternidad. Su noción del tiempo no es la nuestra: nosotros lo medimos en minutos y ellos lo computan en siglos"

Mario Gill ( 1983)

Material gráfico propiedad de Dora Irma Mondaca Soto.