VIGESIMA TERCERA PARTE DEL CONGRESO XLII EN SAN FRANCISCO DE CAMPECHE
Por M.C. ERNESTO GATICA MORENO
Continuamos con la crónica anterior comentando nuestro recorrido fue por la alameda Francisco de Paula Toro, Campeche. Agradable parque construido en 1830 por el jefe político de la ciudad, general Francisco de Paula Toro. Frondosos árboles flanquean un pasillo central en cuyos extremos se levantan bancas de mampostería y bardas con adornos de arcos invertidos y jarrones, decoración de claro estilo neoclásico, muy en boga en la época.
Archivo Municipal, Campeche, una agradable y sencilla portada exhibe sólo unos muros lisos con los restos de una vieja banca adosada al muro y un grueso garitón que antaño protegió su acceso.
El edificio data de principios del siglo XIX y originalmente fue erigido para albergar una escuela primaria que fue llamada el “Hospicio”; posteriormente fue cárcel pública, de allí el severo aspecto de fortaleza de su fachada. Luego de restaurarlo fue entregado al archivo municipal, que custodia importantes documentos sobre la historia de la ciudad.
La casa del Teniente del Rey, Interesante casa habitación construida en el siglo XVIII. En ella habitaba el “Teniente del Rey”, título de tipo diplomático concedido por el rey de España a partir de 1745.
El edificio muestra una fachada de dos niveles con ventanales en el piso bajo y amplios balcones en el superior, cerrados por bellos barandales de hierro forjado.
Subsisten el patio principal y el de servicio y parte de la distribución de sus habitaciones. Actualmente alberga a las oficinas del Centro Regional del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Jardín Juárez, Campeche. Este es un acogedor espacio urbano construido en los albores del siglo XX. Su diseño es de forma elíptica y está rodeado por una pequeña barda de mampostería.
A su alrededor se encuentran antiguas casonas de los siglos XVIII y XIX, que parecen guardar el viejo sabor provinciano que tuvo la ciudad. En el centro del jardín se eleva una escultura de don Benito Juárez.
Palacio Municipal, esta adusta construcción muestra una curiosa fachada de sencillas formas, en donde destacan el friso superior con ornamentos militares realizados en argamasa y dos gruesos garitones que flanquean la puerta de acceso. El edificio fue construido en 1846, y entre otros usos que se le dieron fue sede de un cuartel para las fuerzas federales. Actualmente alberga a las oficinas del poder municipal de la ciudad.
Teatro Francisco de Paula Toro, fue construido entre 1832 y 1834 a iniciativa del comandante de la plaza y de un grupo de ciudadanos amantes del teatro y la música.
La obra estuvo a cargo del arquitecto francés Teodoro Journot, quien desarrolló un modesto proyecto de sobrio estilo neoclásico con una sencilla fachada compuesta por un vestíbulo porticado con columnas, ventanales a los lados del acceso y un friso de marcado gusto clásico.
Parque de la Independencia, su aspecto enrejado, lleno de andadores y un quiosco en medio, le fue entregado en 1913. Actualmente en el quiosco se encuentra un café donde los campechanos se sientan a tomar el fresco. Posee árboles de algarrobo que fueron obsequiados por el gobierno cubano en los años cuarenta del siglo XX.
La Catedral se encuentra al norte, en la calle 55, con su fachada barroca concluida en 1758. Por las noches se iluminan sus dos torres mientras una lechuza se asoma por la ventana coral. En su interior posee un altar repujado en plata y el ajuar de la Inmaculada Concepción. En su patio lateral se encuentra el Museo de Arte Sacro, donde entre campanas de bronce y objetos de latón, se exhibe un catafalco del siglo XVII con el Santo Entierro.
Es recomendable recorrer la calle 55 para encontrar en la esquina con la 12 la Iglesia del Dulce Nombre de Jesús. Una sencilla construcción del siglo XVI que en un principio fungió como capilla de negros. A ella acudían los habitantes del vecino Barrio de Santa Ana. Aquí se adoran dos santos de piel obscura, Martín de Porres y Benito de Palermo. Entre los tesoros que el templo vela están un retablo pintado de rojo y otro atezado y de columnas salomónicas.
Sobre la calle 10 y al este del parque se encuentran los Portales Revolución. En la época del Virreinato en su lugar estaba la cárcel, el cabildo y la alhóndiga. Y antes de alojar comercios como en la actualidad también fueron casas particulares y un hotel. En la acera de enfrente se estacionan los tranvías que ofrecen recorridos por la ciudad.
En la calle 57, al sur de la plaza, se encuentra el Centro Cultural Casa 6, una hermosa casona del siglo XVI que fue acondicionada para mostrar la vida de la clase alta durante la Colonia. Posee muebles antiguos y un patio interior con arcos isabelinos regala fascinación alestado de ánimo. También aquí se encuentra una cafetería y una librería, y en la tienda de artesanías se venden jabones artesanales, shampoo de miel y de chocolate, mermeladas, abanicos y hasta guitarras.
En la esquina con la calle 8 se encuentra la casa donde vivió Justo Sierra, el escritor y político campechano que tanto hizo por la educación a nivel nacional. Muy cerca de ahí se encuentra desde 2002 la Biblioteca Campeche.
Regresamos al lugar de partida el parque principal nos fuimos al hotel ya teníamos las maletas guardadas desde a medio días en el cuarto de nuestro amigo Rigoberto Brito Osuna cronista oficial de Concordia, nosotros saldríamos a las once de la noche y no quisimos ir a la cena de gala y clausura porque nos sentíamos un poco enfermos, nuestra salida sería a las 21.00 horas nueve de la noche, de la terminal de ADO a la blanca Mérida, este error lo comentemos por no comprar los boletos de avión con el tiempo suficiente y estar tranquilos, pedimos un taxi y no llegaba eran al diez y media de la noche , cuando agarramos uno, nunca llego el que llamo el hotel, ese fue uno de los problemas que tuvimos en Campeche, no sabíamos que saldrían en el mismo camión el cronista de Choix, Ángel Sergio Villalba atondo y el cronista de Topolobampo, Carlos Ramón Cital García, ellos llegaron a las puras once de la noche y a subirse al camión, venía muy contento cronista de Choix, Ángel Sergio Villalba atondo, por el segundo lugar con su trabajo escrito, también nos comentó que nuestro amigo Arq. Martín Sandoval Bojórquez, Baburía, Sinaloa, obtuvo el primer Lugar con la presea “Daniel Vargas Rivera 2019”, con su Libro publicado. “Luis F. Molina y la arquitectura porfirista en la ciudad de Culiacán”.
Comentare los premios de todos mis amigos cronistas obtuvieron en el 42º. Congreso de Campeche 2019.
Los lugares Fueron en la crónica infantil.
1er. Lugar. Marco Antonio Peña Pérez. Chiapas
2º. Lugar: Lizeth Carolina Álvarez Dzul, Campeche
3er. Lugar Daniela Guillén Robleda. Chiapas.
Con una Mención honorífica: José Eduardo Salazar Barragán. Campeche
En la crónica juvenil los premios fueron
1er.Lugar: Romeo Aarón Peña Pérez, Chiapas
2º. Lugar Ariely Danari Vivas Chacón. Quintana Roo.
3er.Lugar: Santiago Novo Zepeda. Toluca, edo. de México.
Mesa número uno tema ciudades mexicanas patrimonio de la humanidad.
1er. Lugar: José Eduardo Vidaurri Arechiga, Guanajuato.
No premiaron segundo ni tercer lugar, se me hace raro
En la mesa dos.- ciudades mexicanas con zonas y sitios con monumentos históricos.
1er. Lugar: Rutila Mejía Gutiérrez, Chiapas.
2º. Lugar Christian Mendoza Guadarrama, edo. de México
3er.Lugar: Juan Pacheco Vázquez. Nopaltepec, edo. de México.
En la mesa tres.- ciudades heroicas y pueblos mágicos.
1er. Lugar: Héctor González Carranza., valle de bravo, edo. de México.
2º. Lugar: Ramón García Mendieta, San bartola, edo. de México.
3er.Lugar-María Buenaventura Olvera Muñoz. Querétaro.
En la mesa cuatro- con el tema patrimonio intangible.
1er. Lugar: Miguel Ángel Muñoz Luna. Chiapas.
2º. Lugar-Ángel Sergio Villalba Atondo, Choix, Sinaloa.
3er-Lugar. María Eugenia Herrera Cuevas. Tultenco, cdmx.
En la mesa del tercer encuentro internacional de la crónica. “la crónica como medio de defensa, difusión y preservación del patrimonio.
1er. Lugar: Ramón Jesús Alejandro Hernández., Tabasco.
2º. Lugar: Gerardo Novo Espinosa de los Monteros. Toluca, edo. de México.
3er. Lugar: Hernán Farías Gómez. N. León.
Con la presea “Daniel Vargas Rivera 2019”. Libro publicado.
1er.Lugar-Arq.Martín Sandoval Bojórquez, Baburía, Sinaloa.
No se dio el segundo lugar, no sabemos porque,
3º. Lugar Angélica Olea Prieto, Acatzingo, Puebla.
Recibieron una mención honorífica: Luis Felipe Rodríguez Palacios, de San Miguel Allende, Guanajuato.
Maricela del Carmen Osorio García. Uaem, edo. de México.
La medalla Renán Irigoyen 2019. Se entregaron a dos compañeros cronistas
Luis Alfonso Osorio días, por sus grandes aportaciones a la divulgación del patrimonio tangible de Campeche, entre sus publicaciones más destacadas se encuentran: tesoros de un archivo histórico, etc.
Mario Ortiz Villacorta Lacave, cronista de Tijuana, baja california. No dicen él porque se la entregaron
Lista de las personas que tienen más de 20 años en Anaccim y que han recibido el Petamuti.
Rubén Beltrán Acosta, Cronista de Chihuahua, Chihuahua, empezó en 1999.
Velio Vivas Valdés, Cronista de Cozumel, Quintana Roo, se inició en 1978.
Napoleón Nevárez Pequeño, Cronista de Hualahuises, Nuevo León;
Juan Alanís Tamez, Cronista de Santiago, Nuevo León;
María Luisa Santos Escobedo, cronista de Villaldama, Nuevo León;
Ramón García Mendieta, cronista de San Bartolo Morelos, Edo. De Méx. Se inició en 1999; y tiene 83 años.
Lista de entrega del Ahau kin (cargador del tiempo). Se entrega a las personas de mayor edad.
Luis Gonzalo Cristerna Guardado, Cronista de Ojo Caliente, Zacatecas. El Sr. Cristerna tiene 92 años de edad.
Luciano Contreras Pérez, cronista de Melchor Ocampo, Edo. De México tiene 88 años.
Pedro Gutiérrez Arzaluz, cronista de Ocoyoacac, Edo. De México. Tiene 82 años.
José Rosa Trejo Reyes, Cronista de Morelos, Zacatecas, cumple 80 años el 27 de agosto de este año.
Historia del significado de lo que es el Petamuti y Ahau kin
Sacerdote mayor o papa, Petamuti.
El sacerdote mayor o Petamuti era el principal sacerdote, el que estaba sobre todos los demás sacerdotes. Era, entre otras cosas, el encargado "de la leña de los fogones del dios del fuego". Una de sus funciones principales era hacer la justicia general en la fiesta llamada equata consquaro en nombre y por mandato del cazonci. El petamuti llegaba con gran ceremonia al patio acompañado por los señores, caciques y oficiales del cazonci, y sentado en una "silleta" oía durante veinte días, desde la mañana hasta mediodía, las causas que se le presentaban. Los querellados le presentaban distintas pruebas en contra del acusado, dependiendo del delito cometido, y con base en ellas el petamuti consideraba si éste era culpable o no. Si el malhechor había cometido el delito menos de cuatro veces lo perdonaba y lo entregaba a sus parientes, pero si incurría en el delito por cuarta vez lo condenaba a muerte. Como parte de la ceremonia en que se hacía justicia, el petamuti contaba la historia de los antepasados del cazonci, la cual está contenida en los capítulos 2 a 34 de la segunda parte de la Relación. También otros sacerdotes "menores" (probablemente de los llamados curitiecha), enviados por el propio petamuti, contaban la historia por los pueblos. Al terminar la historia, el petamuti dirigía un largo sermón a la gente que estaba reunida en el patio y después mandaba ejecutar las sentencias.
A algunos los mandaba matar y a otros los mandaba encarcelar para que fueran sacrificados después en la fiesta de Cuingo. El razonamiento que hacía el petamuti consistía básicamente en un recordatorio de las promesas que la gente de los pueblos conquistados había hecho a cambio de no ser sacrificada (hacer sementeras, llevar leña para los templos y ayudar en las batallas) y que no habían cumplido, razón por la cual se hacía la justicia. Especialmente parecía dirigirse a los caciques a quienes les recordaba la vida ejemplar de Hiripan, Tangaxoan e Hiquingaje, comparándola con el exceso de lujos y de buena vida que ahora ellos se daban, y haciéndoles notar el incumplimiento de sus promesas y su ingratitud. Terminada la justicia general, el petamuti iba a la casa del cazonci quien salía a recibirlo y le daba las gracias. Después de hacer la salva a los dioses, el cazonci ofrecía una comida al petamuti y a la gente que lo acompañaba. Aunque algunos casos, en especial los más graves pero no únicamente, los juzgaba el cazonci, parece ser que siempre se presentaban primero al petamuti y éste los turnaba al cazonci. El petamuti también era el juez en las causas matrimoniales. Ante él se presentaban los que deseaban deshacer su matrimonio, el petamuti los amonestaban para que permanecieran unidos pero si se presentaban más de tres veces permitía la separación. También resolvía los casos de adulterio y otros, como los casos de segundos matrimonios, abandono, maltrato, etcétera.
El petamuti también era la figura principal en la ceremonia de "alzamiento" de un nuevo cazonci. Cinco días después de la elección, el petamuti iba a la casa del cazonci electo acompañado por los señores y caciques y, después de saludarse, le decía: "señor, por ti venimos para que entres en la casa de tu padre". Luego, el petamuti encabezaba la procesión que llevaba al cazonci al patio donde lo esperaba la gente y entonces les dirigía un sermón o razonamiento mediante el cual demandaba a la gente que ayudara y obedeciera al nuevo cazonci. Terminaba el discurso diciendo: "Ya habéis visto cómo nos queda rey, que yo le he metido en esta casa; id alegres y contentos a vuestros pueblos".
Cuando el cazonci elegía a un nuevo cacique, el sacerdote mayor (o el gobernador) le dirigía unas breves palabras recordándole, sobre todo, que no tomara las mujeres del cacique muerto. Por lo menos en ciertas ocasiones el petamuti era un intermediario entre la gente y el cazonci. Por ejemplo, cuando el curitiecha que había introducido en su señorío a un nuevo cacique volvía a la ciudad, se lo hacía saber primero al sacerdote mayor y éste a su vez se lo comunicaba al cazonci. También cuando a alguien se le aparecían los dioses en sueños, se lo contaban primero al petamuti y éste se lo decía al cazonci. Pero su intermediación también era en sentido contrario. La justicia la hacía en nombre del cazonci, el razonamiento que hacía al final eran palabras que el cazonci le había enviado decir, al igual que el sermón que pronunciaba cuando alzaban al cazonci nuevo.
Hay muchos indicios que hacen pensar que el petamuti era el principal de los sacerdotes llamados curitiecha. Como a ellos, le llamaban abuelo, y sus insignias eran las mismas: una calabaza engastonada de turquesas sobre su espalda, el símbolo de que tenía a la gente en cargo; un bordón o lanza con un pedernal en la punta que llevaba al hombro; una guirnalda de hilo (o de "trébol") en la cabeza; unas tenazas de oro en el cuello (colgando sobre el pecho); y un plumaje en el cabello trenzado. Por lo menos algunos señores eran también sacerdotes mayores como, al parecer, era el caso de Zurunban, señor de Tariaran. El petamuti era uno de los sacerdotes a los que llamaban cura o abuelo, el cargo era hereditario y se casaban.
En la cultura P'urhépecha, los Petamuti eran grandes líderes que tomaban incluso la posición de Jefe Comunal en cada Pueblo P'urhépecha. La comunidad entera mostraba respeto al Petámuti por sus conocimientos de medicina tradicional P'urhépecha, al igual que por sus habilidades como orador de la 'Palabra P'urhepecha' (P'urhé Uandaákua).
Por medio de la palabra del Petámuti se conservaba la historia y tradiciones del pueblo P'urhépecha. Los Petámutis tenían requerido este conocimiento de historia al igual que un nivel avanzado de Sïkuami (Medico/Curandero). Es decir que el Petámuti debía tener el máximo conocimiento posible de todas las plantas medicinales que los Purhépecha utilizaban para curar.
La corona de plumas de garza (Kanákua) y el Bastón de Mando son los símbolos que caracterizan al Petámuti como individuo de gran autoridad e importancia. Aunque el jefe principal de los P'urhepecha era el Kasonsini, los Petámutis solían ser respetados un poco más por el pueblo, siendo que ellos preservaban una forma de conocimiento más natural y sabia de ver las cosas. Es por esto que los jóvenes futuros Kasonsinis eran parcialmente criados por los Petámutis. Si un Kasonsini no hacía sus tareas adecuadamente o no mostraba respeto hacia el pueblo, los Petámutis podían inclusive quitar a éste de posición.
Se decía que el "güaje" que solía cargar el Petámuti contenía una medicina P'urhépecha sagrada muy potente que servía para sanar cantidad de enfermedades. El collar que usaban los Petámutis son pinzas para ceremonias, rituales tradicionales de los Petámutis.
Ahau que se escribe también ajaw, de acuerdo con las normas ortográficas para las lenguas mayas empleadas en fuentes recientes o escrito ahaw en fuentes anteriores es la denominación de la clase gobernante (los dignatarios) de las ciudades, estado de la cultura maya. Este término ha sido interpretado como un sinónimo.
De régule, señor, dirigente, rey o líder; pero este término abarca a todos los miembros de la casta gobernante, y no solo a un individuo. El título de ahau también le fue concedido a la casta sacerdotal maya. También fue el nombre del vigésimo día del calendario ritual de los mayas.
La enciclopedia Yucatán en el Tiempo dice que según el Diccionario de Motul, ahau significa rey o emperador, monarca, príncipe o gran señor. Igualmente significa gibado o encorvado. Ahau es también el nombre de un día del calendario maya.
El título de kuhul ahau (señor divino) le era otorgado a un individuo con gran poder e influencia en la política maya. El poder y la influencia de un ahau variaban considerablemente, ya que el dominio de un solo individuo podía abarcar varias ciudades, y su influencia podía extenderse más allá de esta esfera. Este dominio podía también reconocérsele a su dinastía o a su ciudad.
El título de ahau también les fue otorgado a varias mujeres, a quienes se les anteponía el prefijo ix ("mujer") a su título para indicar su sexo.
La palabra proviene del maya clásico, y aún existe entre las actuales lenguas máyense, con algunas variaciones de pronunciación o de escritura.
La forma ajaw ha sido propuesta y aprobada en 1994 por la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala, y ha sido adoptada por los mayistas contemporáneos. Antes esta normalización de las lenguas mayas, este término era normalmente escrito como ahau, derivado de las primeras transcripciones de textos en maya yucateco al español.
En el sistema de escritura maya, el término ahau era escrito por medio de glifos.
Esta crónica continuara en el próximo escrito