EL Instituto Mexicano del Seguro Social ( IMSS), es la institución con mayor presencia en la atención a la salud y en la protección social de los mexicanos desde su fundación en 1943, para ello, combina la investigación y la práctica médica, con la administración de los recursos para el retiro de sus asegurados, para brindar tranquilidad y estabilidad a los trabajadores y sus familias, ante cualquiera de los riesgos especificados en la Ley del Seguro Social. Hoy en día, más de la mitad de la población mexicana, tiene algo que ver con el Instituto, hasta ahora, la más grande en su género en América Latina.
Con esa introducción nos recibe la página de la bendita institución. Digo bendita, porque para mi lo es, ya que con todo y los corajes que me han hecho pasar malos empleados del IMSS, considero que sus servicios son algo muy valioso, que por desgracia mucha gente no valora en su exacta dimensión.
Ciertamente, hay fallas en esa institución, pero son humanas; corrupción es la que ha causado millones de muertes.
Por supuesto que hay fallas de muchas otras formas, pero aun con eso, sigue salvando vidas, y dando a los mexicanos un servicio médico que en otros tiempos sólo algunas empresas daban como conquistas laborales a sus trabajadores.
Pero la vox populi tiene muchas preguntas que hacer sobre el IMSS, a saber:
1. ¿Los medicamentos que entrega son eficientes y eficaces?
2. ¿Las prótesis que colocan a los enfermos, son de la calidad suficiente y bastante?
3. ¿Es correcto que el personal de enfermería duerma durante su turno?
4. ¿Cuál es la razón de que equipos médicos con tecnología obsoleta o inservibles no sean sustituidos oportunamente?
Dejemos hasta allí las preguntas.
Se dan casos en que los pacientes del IMSS recurren a los médicos privados y estos “recetan” medicamentos que suelen ser más efectivos que los que el IMSS proporciona y esos mismos médicos aseguran que son mejores. También se da el caso que esos médicos privados trabajan en el seguro social.
Habemos derecho-habientes de la gloriosa institución en comentario, que acudimos a los consultorios particulares de sus especialistas en donde una consulta puede durar hasta una hora, mientras en el IMSS suele ser de 15 a 20 minutos. Es de señalarse, que los resultados y la atención son mejores para el paciente.
Es por eso que hay la creencia que los medicamentos que compran las instituciones del gobierno son de menor calidad.
Hablar del desabasto de medicinas en las farmacias, creemos que son debido a los problemas burocráticos que se originan en la Secretaría de Hacienda que no envía oportunamente los fondos para pagar a los laboratorios; aunque los lenguas de lija dicen que los funcionarios “jinetean” el dinero en su beneficio.
Hemos escuchado médicos que laboran en el IMSS en sus consultorios privados que se quejan de la mala calidad de las prótesis que colocan en el seguro. ¿Cierto o falso?
Las enfermeras y médicos en sus turnos en horas de la madrugada se van a dormir dejando a uno o dos compañeros para atender a los hospitalizados, de manera que si se ofrece que alguien solicite la atención de un médico o de una enfermera, estará sujeto a que los que quedaron no estén atendiendo a otros paciente. Así, han muerto a esas horas muchos.
Dejamos para el último los aparatos de alta tecnología que de por si son muy escasos,y en hospitales que atienden una gran área, no los hay, y si los hubo, cuando se descompusieron ya nunca los repusieron, esto causa mayores gastos a la institución ya que envían para estudio a sus pacientes a otras ciudades y a los pacientes los ponen en riesgo de muerte, al tener que viajar por carretera.
Va como anécdota lo siguiente:
En una ocasión que estuve hospitalizado en el IMSS, en donde me colocaron había dos enfermos más, y uno de ellos se quejaba mucho y obviamente no podíamos dormir, por si fuera poco, no tenía familiares que lo atendieran, así que varias veces sus pestilencias nos ponían a buscar a las enfermeras para que lo asearan, pero, se tardaban todo el tiempo del mundo en atenderlo, hasta que las amenace de llamar a una amiga de los noticieros de TV LOCAL para que hiciera un reportaje allí y eso hizo efecto de tal manera que hicimos que al señor le dieran una habitación individual; en cambio un día llegó un joven bien parecido que fue herido de bala y a ese si lo atendían como si fuera un dios, a cada rato le querían dar su baño de esponja en la camita.
Siguiendo con el apestoso anciano, un día lo fuimos a ver a su “suite” y platicando nos preguntó: ¿en cuánto tiempo se muere uno aquí?....Le respondí que al hospital llegaba uno para sanar de su enfermedad, no para morir. El señor, dijo entonces que de donde venia habían llegado al seguro social dos compadres y los dos se habían muerto y que el ya sabía que se iba a morir...
Recordé entonces aquella tarde en la Plaza México en que un torero no podia matar al toro y llegó a escuchar avisos del Juez de plaza y en esas andaba queriendo matar al burel cuando alguien gritó: "llévalo al seguro social"