Tomado de Proyecto 3
ESCRITO POR SALVADOR FLORES LLAMAS ·
En su libro “Los dos Adolfos”, publicado en 20018, un año antes de morir, Humberto Romero Pérez, secretario particular del carismático presidente Adolfo López Mateos (ALM), narra interesantes anécdotas de éste.
Paisanos de La Piedad, Michoacán, fuimos amigos, desayunábamos cada mes en el Centro Libanés, cuando él era el representante del gobernador michoacano Víctor Manuel Tinoco Rubí (quien había sido su subordinado en el Departamento del DF) ante el gobierno federal, y allí me platicó muchas más.
Relataré una muy sugestiva.
En el Centro Libanés estimaban mucho al “Chino” Romero, como le decían, en cuya inauguración ALM destacó la contribución de los libaneses al avance del país, y dijo que todos los mexicanos deberíamos tener un amigo libanés y “quien no lo tenga, que se lo busque”.
A mediados de 1960, el embajador de EU Robert C. Hill un mediodía llegó presuroso al Palacio Nacional (donde despachaba el Presidente) a solicitar audiencia con López Mateos.
Extrañó a Humberto que no la hubiera pedido con antelación, como hacía siempre, y transmitió la solicitud a ALM, quien con olfato político le indicó decir al diplomático que lo recibiría con mucho gusto en cuanto despachara unos asuntos urgentes que atendía en ese momento, aunque no había tales.
Tras la visita rápida del diplomático, ALM ordenó a Humberto anunciar mediante un boletín que el presidente Eisenhower lo invitó a visitarlo en 3 semanas. Hill le había expuesto que a Ike le urgía platicar con él sobre asuntos graves y pedía que fuera en 15 días; pero ALM apuntó que en 3 semanas, porque antes debía resolver cosas apremiantes.
El Presidente instruyó a Humberto promover protestas contra la entrevista ante la Embajada de EU, que tuvieran gran eco en los periódicos, radio y Tv.
Romero pidió a Luis Martínez, el Palillo de la porra de UNAM, reclutar buen contingente ante la Embajada, junto con grupos obreros que enviaría Fidel Velázquez, para la tarde del día siguiente.
La policía fue instruida, a su vez, para hacer como que trataba de disolver a cachiporrazos el mitin y que hiciera sangrar unos rastros de manifestantes, sin que se le pasara la mano.
Esa noche los noticieros de Tv plasmaron las imágenes, y al otro día las primeras planas de los periódicos mostraban grandes fotos y encabezados: “Sangrienta protesta contra la visita de ALM a Ike” y cosas por el estilo, con abundantes comentarios al canto.
Humberto logró que José Pagés Llergo, director de la revista “Siempre”, a la sazón la voz más calificada de la izquierda, lanzara un editorial titulado: “¿Va ALM a EU a entregar más a México”?, y el Presidente le ordenó preparar una carpeta con ese bagaje informativo para su visita a Eisenhower.
Ya en Palms Spring, donde entonces vacacionaba Ike, el héroe de la II Guerra Mundial, dijo a ALM que le preocupaban mucho los ataques demócratas en la campaña presidencial, por tantos “espaldas mojadas” que se iban a EU, pues podrían inclinar la balanza en favor de Kennedy contra el republicano Nixon, su vicepresidente.
ALM preguntó qué sugería; Ike le urgió con insistencia y casi exigió militarizar la frontera para frenar el ingreso masivo de los inmigrantes ilegales.
En verdad estaba muy preocupado y presionado.
Adolfo el joven salió, pidió a Romero la carpeta con los recortes periodísticos cruentos; los mostró y explicó a Ike que eso ocurrió al sólo anunciar su visita a EU; por lo que provocaría protestas en toda la república y la incendiaría si militarizaba la frontera.
Eisenhower frunció el ceño y preguntó a ALM ¿qué proponía?
“Señor Presidente, esperar unos 6 meses para que se enfríe el horno”.
El inquilino de la Casa Blanca accedió…
A los 6 meses ya lo había sucedido el demócrata John F. Kennedy, quien derrotó al republicano Richard M. Nixon.
El presidente mexicano mostró así su feeling, una gran lección para nuestros diplomáticos, sobre todo hoy que Washington está tan pendiente de lo que acaece en nuestro país.
Como decimos en México: ese día ALM vaciló a Ike.