Tradiciones milenarias y recursos naturales de pueblos originarios son trastocados en la frontera que divide a México y EU
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Los pueblos originarios también enfrentan el trasiego de especies y disputas con criminales que se aprovechan de su territorio. Fotos: Daniel Sánchez Dórame.
Así como los ecosistemas en más de 3 mil 152 kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos subsisten a pesar del impacto de las políticas migratorias y los muros, la cosmovisión de los pueblos originarios fue concebida antes que las leyes y los obstáculos en la línea internacional, sin embargo, los usos y costumbres han sido trastocados por la migración ilegal y el narcotráfico, debido a la privilegiada ubicación geográfica del territorio que ancestralmente habitan estas tribus binacionales.
Los pueblos originarios binacionales con mayor presencia en ambos lados de la frontera son las tribus yumanas como los cucapá, halyik-wamai, alakwisa, kohuana, kamia, yuma, halchidhoma y mojaves, asentadas principalmente en California y Arizona, en Estados Unidos, y Sonora y Baja California, en México.
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Pero también en Sonora están los tohono o’odham (Pueblo del Desierto), mal llamados pápagos, que es un término despectivo que significa frijolero; así como los yaquis, quienes de acuerdo con el profesor e investigador Alejandro Aguilar Zeleny, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), los yoremes de Sonora se ganaron el reconocimiento como tribu binacional al luchar junto al Ejército estadunidense en la Guerra de Corea.
El especialista lamentó que en todos estos pueblos originarios binacionales, al igual que en los del resto de México, está presente la injerencia, los intereses y el azote de los grupos delincuenciales afectando a los indígenas; pero también explicó cómo las políticas migratorias y la construcción del muro fronterizo han afectado las tradiciones y los recursos naturales en territorios étnicos.
El antropólogo Aguilar Zeleny recordó que el pueblo indígena que representó mayor oposición durante el primer mandato de Donald Trump fueron los tohono o’odham, quienes cohabitan entre Sonora y Arizona, y en Estados Unidos tienen toda una organización como nación indígena con chairman, vicechairman, agencias de seguridad, promotores de su cultura y funcionarios especializados en la conservación de su lenguaje, usos y costumbres.
Los o’odham, desde el primer gobierno de Trump estuvieron en riesgo, su organización y su trabajo colectivo, por el establecimiento de un nuevo muro fronterizo más alto y tecnificado en su territorio, para ellos el desierto es algo libre, que debe estar abierto y fluir, para la preservación ecológica de especies de flora y fauna.
Cuando el gobierno de EU empezó a hacer el muro en Sonoyta se utilizó agua de la laguna ancestral de Quitobaquito, ubicada junto a la línea fronteriza, donde hay especies endémicas y de ese oasis en el desierto dependen los indígenas y los animales para no morir de sed; el agua fue utilizada para fraguar el concreto de los cimientos del muro fronterizo”, recordó el especialista.
El maestro Aguilar Zeleny, del INAH, explicó que hasta hace unas semanas, cuando una reservación india en Estados Unidos quería realizar jornadas de intercambio cultural con otros pueblos de México, Sudamérica u otra parte del mundo como Asia y África, las autoridades tradicionales mandaban un oficio a la Patrulla Fronteriza para explicar que vendrían indígenas de otras partes del mundo a visitarlos y que era necesario que estuvieran unos días en el país, solicitudes que siempre eran aprobadas.
Todo eso ya ha cambiado con las nuevas órdenes ejecutivas que firmó el presidente Trump, incluso ahora a los indígenas nativos estadunidenses, el gobierno de EU les quiere negar el reconocimiento como norteamericanos, hasta el momento no sabemos los investigadores, antropólogos e historiadores cómo podremos retomar estas reuniones tan importante para el intercambio cultural, de programas y estrategias para la preservación de tradiciones, lenguaje, usos y costumbres”.