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Aranceles, día D

Arsenal

Francisco Garfias

 

Francisco Garfias

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Fallaron los pronósticos del gobierno mexicano. La comunicación también. Ya no hay duda de que a partir de hoy entran en vigor los aranceles de 25% que Donald Trump impondrá a las exportaciones de México y Canadá, y de 10% a China.

El presidente de Estados Unidos dejó ayer muy claro que no hay nada que los tres países puedan hacer para evitarlo. Habló de migración, de los déficits comerciales que EU tiene con ellos y del fentanilo. 

Dijo sobre el opioide: “Una gran cantidad de fentanilo llega a través de Canadá. Y China fabrica el fentanilo, se lo da a México, lo envía a través de Canadá y éste a diferentes lugares, principalmente México”.

Las sobredosis de drogas provocan alrededor de 100 mil muertes cada año en EU, según datos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de ese país. El 75% de los decesos son causados por fentanilo.

Trump se ocupó particularmente de nuestro país. Habló del déficit de 250 mil millones de dólares que, según él, Estados Unidos tiene con México.

Pero también de que “mucha gente” entra por su frontera sur, aunque aseguró que, desde su regreso a la Casa Blanca, “las cifras han bajado casi a cero”.

* Es comprensible que Marcelo Ebrard quiera “endulzar” (el copyright es de Justin Trudeau) el impacto de los aranceles a las exportaciones de México a Estados Unidos a partir del día de hoy.

Lo que no se entiende es que lo quiera hacer calculando el impacto negativo que tendrá en los bolsillos de millones de familias de Estados Unidos, como lo hizo en la mañanera de ayer por instrucciones de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Hasta cifras dio.

Dijo que, en valor, los gringos tendrán que pagar miles de millones de dólares adicionales por la compra de automóviles, autopartes, computadoras, pantallas, frutas, verduras, carne y cervezas procedentes de México.

Aunque francamente nos interesaría más que nos diga el daño que este arancel provocará en los bolsillos de los mexicanos. Sus consecuencias en lo político, lo social y lo comercial.

¿Qué pasará con el T-MEC que ha sido una herramienta indispensable contra el proteccionismo?

De eso no quieren hablar porque le resta credibilidad al discurso oficial de que vamos muy bien.

* La presidenta Sheinbaum dice que ya tiene un plan A, B y C para enfrentar las consecuencias de ese impuesto comercial.

“Vamos a esperar con la cabeza fría, tomando decisiones. Estamos preparados y mantenemos este diálogo (con Estados Unidos)”, dijo, sin dar detalles.

Ya no habló de responder a un arancel con otro arancel, como sostuvo cuando Trump los anunció. Eso sería el inicio de una guerra comercial entre desiguales.

Sabemos también que la Secretaría de Hacienda cuenta con una bolsa de 100 mil millones de pesos para enfrentar contingencias de este tipo.

¿Alcanzará esa cifra para hacer frente a esa coyuntura de dimensiones incalculables ? Es pregunta.

Es evidente que en Palacio Nacional no esperaban el anuncio de que a partir de hoy entran en vigor los aranceles.

Tan es así que Ebrard tuvo que suspender su intervención en la plenaria de los diputados de Morena para atender una reunión de urgencia en Palacio Nacional.

* La estrategia de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, es otra. No ocultó la realidad a sus gobernados.

“No lo endulzaré: nuestra nación podría enfrentarse a tiempos difíciles en los próximos días y semanas”, admitió.

Al igual que México, el destino de 80% de las exportaciones de Canadá es Estados Unidos, incluido 97% del petróleo que vende al extranjero.

* Tenemos copia de la carta que hace unos días le envió a la Presidenta de Mexico el mero-mero de la Asociación Americana de Abogados, William B. Ray, a propósito de la reforma judicial.

En uno de sus numerosos párrafos le hace notar que organizaciones internacionales y expertos respetados han expresado su preocupación por la citada reforma y sus leyes secundarias.

“Sin un cuidadoso y transparente proceso, esta reforma podría socavar inadvertidamente el Estado de derecho y restringir el acceso a la justicia en México”, advierte.

Agrega: “Es crucial que cualquier medida de reforma esté diseñada para preservar la independencia judicial y garantizar la equidad en el proceso”.

El problema es que está diseñada para que el oficialismo controle los tres Poderes de la Unión.