Martes, Diciembre 03, 2024
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La podredumbre

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

 

En poco más de un mes, Chilpancingo fue escenario del primer caso de asesinato de un alcalde capitalino en la historia moderna del país y del abandono de once cadáveres descuartizados en uno de los puntos más reconocidos de esa ciudad. Ayer fue detenido el encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad municipal, el capitán del Ejército (retirado) Germán Reyes Reyes, como presunto responsable del homicidio de Alejandro Arcos Catalán, quien fue elegido alcalde de Chilpancingo en los comicios del 2 de junio, postulado por la oposición, y apenas tenía una semana de haber asumido el cargo. El cadáver de Arcos Catalán, decapitado, apareció en la colonia Villas del Roble, en el oriente de la ciudad.

Reyes había asumido como encargado de la Secretaría de Seguridad el 11 de octubre, cinco días después del homicidio. El 27 de septiembre, habían asesinado a Ulises Hernández, quien iba a ocupar justo ese puesto en el ayuntamiento presidido por Arcos. El nombramiento de Reyes lo hizo el alcalde sustituto, Gustavo Alarcón Herrera, supuestamente en coordinación con el gobierno del estado. Llama la atención que lo hayan colocado en dicha posición, habida cuenta de sus antecedentes. Fue funcionario de la Fiscalía General del Estado, en tiempos de su defenestrada titular Sandra Luz Valdovinos, también militar por formación. Valdovinos fue removida por el Congreso local, en marzo pasado, luego del asesinato del estudiante normalista Yanqui Kothan Gómez Peralta. 

Después de la caída de la fiscal, brotó información sobre presuntos malos manejos de colaboradores suyos, incluido Reyes. De acuerdo con una denuncia que se hizo llegar al diario Síntesis de Guerrero, el equipo de Valdovinos incurrió en la devolución de bienes incautados al crimen organizado y la venta de artículos robados en los días posteriores al impacto del huracán Otis en Acapulco.

De acuerdo con trabajadores administrativos y operativos de la Fiscalía estatal, un grupo de funcionarios, entre los que figuraba Reyes como fiscal de Delitos Graves, “aprovechándose de la desgracia ocurrida en Acapulco por el paso de Otis, concentraron el mayor número de elementos de la Policía Ministerial, ordenándoles la recuperación de mercancías robadas de diversos negocios, logrando la recuperación de pantallas de televisión y motocicletas de alta gama”, mismas que luego fueron vendidas en la Ciudad de México. También se ha acusado a Reyes de haber interferido en las investigaciones sobre los vínculos entre la exalcaldesa de Chilpancingo Norma Otilia Hernández y el grupo criminal de Los Ardillos, hoy señalado por el secuestro, tortura y asesinato de los comerciantes, cuyos cuerpos aparecieron la semana pasada en el sitio conocido como Parador del Marqués. Dichas pesquisas se iniciaron luego de que se conoció que Hernández había acudido a un desayuno con Celso Ortega, líder de Los Ardillos. 

Pese a esos antecedentes, Reyes Reyes fue colocado al frente de la policía de Chilpancingo. Ahora es acusado del homicidio del presidente municipal Arcos, aunque lo único que queda claro en Guerrero es la podredumbre que brota del servicio público.

Buscapiés

Se cumplió la orden de quien sigue dirigiendo el “movimiento de transformación” mediante sus alfiles en el Congreso de la Unión. Pese al desprestigio que ha acumulado al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Rosario Piedra, con 87 votos de senadores de Morena, Verde y Partido del Trabajo, fue reelegida en la madrugada en el Senado para mantenerse en el cargo por cinco años más. A fin de superar la división en las filas del oficialismo, que amenazaba con impedir la continuidad en la CNDH, el líder de la bancada de Morena, Adán Augusto López, giró instrucciones para asegurar que todos los senadores de ese partido y sus aliados votaran por Piedra, a quien antes había metido con calzador en la terna de aspirantes. Previo a la votación, López Hernández les había tirado la línea clarita: era Piedra y nadie más. ¿Quién manda aquí? Ya sabe quién.