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Mérida en la historia.

Foto de Mérida en la Historia.

 

24 de septiembre de 2015 · 

Hoy se cumple 100 años del asalto a la Catedral de Mérida, asalto que le costo la inmensa mayoría del arte sacro que en ella había; que no solo tenía valor religioso, sino culturaly artístico de valor incuantificable.

 

Asalto provocado por una turba incendiaría encendida por el discurso anticlerical socialista propagado durante en aquellos años, discurso que acabo con un importante legado histórico y cultural del pueblo Yucateco.

Este retablo fue el segundo de la Catedral y fue colocado en 1762

Para intentar hacernos una idea de como era la Catedral antes de este hecho, reproducimos la descripción que hiciera uno de los yucatecos más ilustres que han existido; Justo Sierra O'Reilly (1814 - 1861).

En ella habla sobre las características de los retablos, el ciprés, el coro que en aquella época estuviera al centro de la nave central y otros artefactos, también nos deja claro que no era muy de su gusto. Empieza hablando sobre el primer retablo que estuvo en Catedral y fue sustituido en 1762:

"El primitivo retablo mayor que hubo en la catedral, mandólo echar por tierra el Sr. Padilla, por no ser ya del gusto del día, y a gran costa dispuso la construcción del que hoy existe, aunque la muerte impidióle ver su término. Pero al actual le ha sucedido lo que al primero, a saber que se le ha pasado su época, y no luce como corresponde, sin embargo de ser obra exquisita y de mucho valor. Es de madera sobre decorada, y ocupa el inmenso frontis que presenta la testera de la nave central. Consta de tres cuerpos de orden compuesto, sobre un ancho zócalo, y con remate semicircular. En los intercolumnios hay practicados quince nichos, con otra tantas estatuas de santos, figurando, entre unos y otros, varios adornos afiligranados rodeados de molduras, ménsulas y cornisas. Toda la obra terminada con dos escudos de las armas reales, que también quedaron borroneadas, en cumplimiento de la ley que así lo dispuso.

Concluyese este segundo retablo en el año de 1762, según lo expresa una inscripción. Del mismo gusto y arquitectura son los dos altares colaterales, y, poco más o menos, todos los que adornan el cuerpo de la iglesia, es decir que no hay ella un solo altar mediano siquiera, pues todos son pésimos sui generis.

Por tanto, nada tiene de censurable el que ahora pocos años, sin consideración ni respecto al retablo mayor, el cabildo hubiese mandado erigir el ciprés que existe actualmente, y oculta, aunque no tanto como debiera desearse, aquella obra semi-gótica.

De buena y elegante arquitectura son el ciprés, la gradería, la mesa octágona que le sirve de zócalo y las dos credencias laterales; pero tal vez con poco más de costo, se hubiera hecho una obra acabada. El tabernáculo es de plata cincelada, lo mismo que las gradas, y en este año se han cubierto del propio metal, sin labor alguna, las columnas del frente.

De manera que el ciprés será hoy más rico, pero no más elegante. Esta última mano ha desfigurado el todo, y el conjunto es ya de malísimo gusto.

El presbiterio, que ocupa las dos últimas bóvedas centrales, es una hermosa plataforma, a la cual se sube por algunos escalones. Ciñelo una balaustrada de hierro, que va estrechándose hasta el centro, en que se forma una calle, descansando sobre un enlosado de un pie de elevación, que lleva al coro, situado bajo la tercera bóveda, y en toda la amplitud que abrazan sus cuatro arcos. Tiene el coro una figura semi circular y del zócalo súbese al primer cuerpo por cuatro ramales de escalones. Todo el primer cuerpo está decorado con veinte y ocho sillones de madera jaspeada, campeando en el centro la silla episcopal. El segundo cuerpo consta de treinta y seis pequeñas columnas doradas e istriadas, comprediéndose en los intercolumnios imágenes de santos y doctores, de relieve y media talla, sirve de remate a toda la obra, la crujía de hierro del coro alto, el cual es muy capaz y tiene dos órganos: uno pequeño, y otro de mayor de voces muy buenas.

Todos convienen en que el coro, por bien construido que en sí sea, es el mayor defecto que tiene la catedral. Sobre ocupar mucho terreno, quita toda la vista interior de edificio, y destruye la impresión que causaría el aspecto de toda la nave central, desde el pórtico. El arquitecto Zapari, que dejo algunas obras en el país, destruyo este armatoste, y por algunos años las canónigos rezaron en el presbiterio; pero por no sé qué dificultades o molestias, disgustóles la destrucción del susodicho coro. Así que fue a la muerte de uno de ellos, me parece que del Sr. Chacon, si no me han engañado, dejo este una buena suma de pesos para volver el coro a su antiguo. Hizose así, y colocse de nuevo ese feo lunar, que quita a la catedral toda su hermosura."

Justo Sierra O'Reilly 
Mérida Yucatán Noviembre de 1819.

En fechas recientes; Angel Guiterrez Romero describió que contenía el retablo mayor "En el primer cuerpo se ubicaban los Apóstoles (San Mateo, San Pedro, San Pablo y Santiago el Mayor); seguían, en el segundo cuerpo, los Patriarcas y fundadores de órdenes religiosas (San Juan de Dios, San Francisco de Asís, Santo Domingo y una imagen no identificada); el tercer cuerpo correspondía a los Mártires (Santa Inés, Santa Lucía, San Lorenzo y San Juan Bautista) y, finalmente, en el último cuerpo o remate se ubicaban los Doctores (San Carlos Borromeo y San Buenaventura). La calle central estaba ocupada por el tabernáculo, una rica imagen del titular de la catedral San Ildefonso de Toledo y en la parte más alta un Cristo crucificado.

El Diario de Yucatán realizo un reportaje la semana pasada el desafortunado incidente.
http://yucatan.com.mx/…/relig…/cumple-100-anos-triste-pasaje