A solo cuatro meses de celebrarse los comicios en Estados Unidos, el actual presidente, Joe Biden, anunció su retiro como candidato a las elecciones y ofreció su respaldo a la vicepresidenta Kamala Harris
Autor: Elizabeth Naranjo | Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.
Lo que ya muchos veían venir se hizo oficial. A solo cuatro meses de celebrarse los comicios en Estados Unidos, el actual presidente, Joe Biden, anunció su retiro como candidato a las elecciones y ofreció su respaldo a la vicepresidenta Kamala Harris.
«Aunque mi intención ha sido buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire y me centre únicamente en cumplir con mis obligaciones como presidente durante el resto de mi mandato», expresó Biden, en una carta publicada en X.
Tras su desastroso desempeño en el debate presidencial contra el expresidente y representante republicano, Donald Trump, la decisión de hacerse a un lado pareciera devolverle el «aliento» a unos cuantos en el Partido Demócrata, quienes lo presionaban para que abandonara la carrera.
La postura de Biden en el show electoral no fue la mejor. Medios de prensa locales describieron su actitud como el de alguien fuera de sintonía con su entorno: se quedaba paralizado, mirando al vacío, apenas pestañeaba, y hasta dudaron de sus capacidades cognitivas para desarrollar una campaña competitiva.
No es que, de todas formas, el debate haya sido algo muy serio, como cabría pensar que debía resultar un suceso de este tipo para la ciudadanía estadounidense, pues se convirtió en una especie de tendedera de trapos sucios, en la que no faltaron insultos y competencias insulsas contra Trump, como la de quién era mejor en el golf.
Ahora Biden se baja del tren y «tira la toalla», no sin antes resaltar los «grandes progresos» alcanzados al frente de la Casa Blanca.
Destacó la aprobación de la primera ley de seguridad de armas en 30 años, el nombramiento de la primera mujer afroamericana en la Corte Suprema, y la aprobación de lo que llama «la legislación climática más significativa en la historia del país», gracias a todo lo cual –dijo– «EE. UU. nunca ha estado mejor posicionado para liderar que hoy».
Economía más armas… Hagamos un paréntesis. Esta es una fórmula muy importante para Washington, aunque sus resultados sean muerte, destrucción y guerra en otros territorios.
El más vivo y sentido ejemplo lo vemos en Gaza y el apoyo estadounidense a Israel, cuyo presidente, Isaac Herzogal, al enterarse del retiro de Biden, le agradeció a través de x «su amistad y su firme apoyo al pueblo israelí a lo largo de sus décadas de carrera», al tiempo que lo describía como un «verdadero aliado del pueblo judío».
Lo reconoce, además, como «el primer Presidente de Estados Unidos que visitó Israel en tiempos de guerra». ¡Qué relación más mortífera!
Dentro del propio EE. UU. no es menos visible el peso que han tenido las armas en los últimos tres años.
Solo por citar tres ejemplos, mencionemos el festín del 4 de julio, Día de la Independencia estadounidense, que concluyó con un tiroteo de más de diez fallecidos; el atentado contra Trump, de manos de un joven en medio de su campaña en Pensilvania, el mismo estado donde, en días recientes, otra lluvia de balas dejó al menos tres muertos y siete heridos durante una fiesta, según informó Telesur.
Biden insiste en la herencia positiva que deja su administración, ante lo cual el resto del mundo no tiene más que recordarle su verdadero legado, que incluye el bochornoso apoyo en armas a Israel y a Ucrania.
En cuanto a la carrera electoral, no queda más que seguir el ritmo del juego político estadounidense, ahora con Donald Trump y quien escoja en breve la Convención Demócrata.