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DR. CARLOS SAENZ DE LA CALZADA un gran maestro en Los Mochis.

 Doctor Carlos Sáenz de la Calzada. | Download Scientific Diagram

 

Carlos Saenz de la Calzada. El geógrafo olvidado por la historiografía

David MOTA ZURDO

 

El exilio que se produjo tras la victoria del ejército franquista en la Guerra Civil supuso un tremendo varapalo para el ámbito cultural español, pues supuso una pérdida masiva de científicos, escritores, artistas e intelectuales de todo tipo. Esta emigración en masa a diferentes países, fundamentalmente latinoamericanos, impulsó el progreso científico-técnico de éstos. Y es que muchos exiliados fueron científicos de prestigio internacional que tuvieron un peso importante en el desarrollo de diferentes disciplinas, desde las matemáticas y la física hasta la educación. Asimismo, dentro del ámbito científico destacó también la geografía médica, una disciplina que renació gracias a la labor del alavés Carlos Sáenz de la Calzada. Pero ¿quién fue este científico? Carlos nació el 9 de febrero de 1917 en la localidad riojano-alavesa de Labraza, cursó estudios en León, donde pasó casi toda su infancia porque su padre impartía allí la cátedra de fisiología y alimentación en la Escuela de Veterinaria. Una vez terminados los estudios, se trasladó a Madrid, siguiendo la estela de su hermano Arturo, estudiante de arquitectura en la Universidad Central y miembro de la Residencia de Estudiantes. Carlos se matriculó en la carrera de Ciencias Naturales, especializándose en Biología. Con sólo 17 años descubrió una especie de insecto, los hemípteros heterópteros conocidos como Calzadae, como queda registrado en los archivos taxonómicos internacionales. Un descubrimiento que le permitió ingresar en la Sociedad Española de Historia Natural. Pero, lo que apuntaba a una carrera prometedora en Biología quedó truncada por el estallido de la Guerra Civil. Un hombre comprometido con la República. Sáenz de la Calzada durante la Guerra Civil La sublevación militar de julio de 1936 se inició con los Sáenz de la Calzada veraneando en la casa familiar de León, provincia favorable al golpe. Esta situación les colocó de inmediato en una coyuntura muy complicada, porque los hermanos habían formado parte de la Federación Universitaria Escolar (F.U.E.), ayudando a la instauración del régimen republicano de 1931. Pocos días después, fueron encarcelados y movilizados a Madrid para combatir en las filas del ejército franquista. Pero, los hermanos eligieron desertar. Así, previa obtención de salvoconductos, consiguieron salir de España vía Sevilla-Tánger y desde la ciudad marroquí a Marsella. Allí, ambos hermanos se separaron, Arturo marchó a Londres y Carlos se marchó a Barcelona. Llegó a la capital condal en un momento complicado, repleto de violencia y enfrentamientos entre los simpatizantes del Gobierno republicano. Se enroló en una división de las fuerzas aéreas, controlada por los comunistas, y, así, en diciembre de 1937, fue movilizado a Kirovabad (Azerbaiján) donde fue instruido como piloto de bombardero. Allí tuvo problemas disciplinarios por sus enfrentamientos con el comisario Iakov Mirov, que ensalzaba la labor de los comunistas y que criticaba duramente al resto de sensibilidades políticas para intentar adoctrinar a los españoles allí desplazados. Mirov le reenvió a España amenazándole con duras represalias. Fue encarcelado varios días hasta que Marcelino Pascua, embajador republicano ante la Unión Soviética y amigo de la familia Sáenz de la Calzada, medió para que fuera liberado. Puesto en libertad, se alistó en las Brigadas Internacionales con las que luchó en Aragón y Cataluña hasta la caída de Barcelona en 1939. Los hermanos Sáenz de la Calzada se situaron así en la encrucijada de la muerte, la cárcel, la marginación o el exilio, y, obviamente, optaron por este último, huyendo a Francia. Estando en el país galo, Carlos recibió una oferta de los soviéticos: un puesto de investigador en la Academia de Ciencias soviética. Sin dudarlo, rechazó la oferta, porque, ya había puesto su mirada en un horizonte más amable, al otro lado del Atlántico, México.

 

Una vida dedicada a la investigación en México Desde Francia, los hermanos embarcaron en el buque Sinaia, llegando a Veracruz a mediados de junio de 1939. Ya en México, Carlos se casó con Isabel Bernárdez, hermana de un antiguo compañero de armas republicano y se dedicó a realizar diferentes labores para ganarse la vida: camarero, editor y representante de laboratorios científicos. Asimismo, empujado por su profunda vocación científica, se matriculó en la carrera de entomología en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional. Sin embargo, los continuos viajes que realizaba como representante del laboratorio médico Hormona le despertaron nuevos intereses, entre ellos, la Geografía. Pasó, así, 5 años en Perú. Años durante los cuales se interesó por la Geografía médica, al comprobar in situ la influencia que tenían algunos fenómenos meteorológicos sobre algunas personas. A su regreso de Perú en 1947, ingresó en el Colegio de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde obtuvo la maestría en Geografía, con la investigación Los fundamentos de la geografía médica, y el doctorado, con la tesis La geografía médica en México a través de la historia. Aunque sabemos que trabajó como profesor en la Escuela Nacional Preparatoria, la Escuela Nacional de Economía de la UNAM y de la Escuela de Nutrición de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, hay una importante laguna de 11 años de la que no sabemos nada sobre sus actividades.

Así, hay un salto en la documentación de 1947 a 1958. Fecha esta última en la que Sáenz de la Calzada se desligó de la UNAM y se trasladó a Sinaloa, donde fundó y dirigió la Escuela Preparatoria de Los Mochis, Sinaloa, el observatorio astronómico, la estación meteorológica de previsión del tiempo, la Escuela Secundaria Campesina, la Escuela Superior de Agricultura y el Instituto Michoacano de Recursos Naturales. Según las fuentes consultadas fue un hombre modesto, brillante intelectualmente, gran humanista y un pedagogo excelente que también fue un activista político notorio, pues, disputó unos terrenos a la United Sugar Company con el objetivo de instalar allí lo que actualmente es la Universidad Autónoma de Sinaloa. Aquí, publicó Ciencias y humanidades en la enseñanza media, un estudio en el que señaló el trato desigual y perjudicial que en la educación superior mexicana existía entre Ciencias y Humanidades y que le valió el ingreso en la Academia Mexicana de Educación en 1963. Su objetivo era tratar de humanizar las ciencias desde una perspectiva que rescatara y destacara el papel que éstas jugaban dentro de la comunidad, como se ve en trabajos como Hidrología médica y general del estado de Michoacán. Con estudios de este tipo Sáenz de la Calzada se convirtió en el principal artífice del repunte de la Geografía médica en el país azteca, trabajando incluso por la institucionalización de la misma en los planes educativos públicos. Después de ser jefe de una delegación institucional dedicada a viajar por el mundo para establecer nexos culturales con México (IV Expedición alrededor del mundo de la Academia Mexicana de Educación) trabajó durante un breve periodo de tiempo como profesor en la Universidad de Sinaloa y, en 1967, volvió a la UNAM, primero, como técnico-académico a cargo del observatorio meteorológico y, poco después, como profesor titular de Geografía médica en el Colegio de Geografía de la Facultad de Filosofía y letras de la UNAM, siendo durante su estancia en esta última cuando impulsó la inclusión de la Geografía Médica en los planes de estudio de México. Para Sáenz de la Calzada, la Geografía médica era mucho más que el estudio del entorno y la influencia mutua hombre-medio. Para él era una forma de compromiso social, como se puede observar en las obras anteriormente mencionadas. Así, sus esfuerzos por incluir la Geografía médica en los planes de estudio universitarios recibieron el espaldarazo de la comunidad científica mexicana en 1967, al crearse la cátedra regular de Geografía médica y la de Geografía de la nutrición, y quedó completamente constatado en 1971 cuando el Consejo Universitario dio luz verde a la reestructuración del plan de estudios de la licenciatura de Geografía, que introdujo las materias de Geografía aplicada y médica. Tuvo una larga trayectoria académica y científica. Fue jefe del Departamento de Bibliografía Médica de Laboratorios Servet, jefe de relaciones culturales de la Secretaría de Educación Pública, representante de México ante la UNESCO sobre estudios de Geografía, miembro del Consejo Editorial de diferentes revistas científicas europeas y americanas y autor de diferentes obras sobre Geografía. Todo este trabajo vino acompañado de diferentes galardones como el Premio del Centro de Documentación Científica y Técnica de la UNESCO, la realización de uno de los mejores trabajos científicos en el marco de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (1955-1957), la recepción de la medalla al mérito geográfico del Ateneo Nacional de Investigaciones Geográficas, el nombramiento de doctor honoris causa que le otorgó la Universidad de Malta por su labor científica y la Medalla de la Paz de la Albert Einstein International Academy Foundation. Una deuda pendiente Carlos Sáenz de la Calzada fue un intelectual de un gran peso en México que fue reconocido en vida como tal en este país. Probablemente, el geógrafo más destacado del exilio, como lo atestiguan sus monografías, su cátedra universitaria en la UNAM y los diferentes cargos institucionales que desempeñó. En definitiva, un gran docente que fue honrado como tal en México, donde tiene un busto en su honor en Sinaloa, pero que, por el momento, en nuestro país y especialmente en Álava, continúa siendo parcialmente desconocido