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“Óiganlo bien, malditos”

 

 

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Miguel Ángel Godínez García

Miguel Ángel Godínez García

Alto mando

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“Óiganlo bien, malditos, somos más los hombres de bien. La sangre de Gisela caerá sobre sus cabezas”. Ésa fue la condena del sacerdote que ofició la misa para despedir a la candidata morenista Gisela Gaytán, acribillada en calles de San Miguel Octopan, en Guanajuato, justo cuando hacía proselitismo.

Las palabras del sacerdote resuenan con indignación y desesperación en un país que enfrenta una creciente ola de violencia política y donde los números son alarmantes: de septiembre del año pasado a marzo de este año, se han documentado 50 asesinatos relacionados con la política, principalmente en estados como Guerrero, Michoacán, Morelos, Sinaloa, Tamaulipas y Zacatecas, superando la cifra de 43 ejecuciones registradas en el proceso electoral de 2018.

26 de estas víctimas eran candidatas; el resto, familiares o funcionarios cercanos a ellas. Otras nueve personas fueron secuestradas, 22 más han sido víctimas de atentados y 75 han recibido amenazas de muerte.

No es exagerado decir que el miedo se ha apoderado de los candidatos de todos los partidos políticos. Comenzar la campaña y no terminarla o terminar muerto, ha llevado a 159 de ellos a solicitar protección ante el INE, de los cuales solo 81 han recibido una respuesta afirmativa.

 

En este contexto, la obligación recae en las autoridades federales, porque se comprometieron a darles protección. Gisela Gaytán, denunció haber recibido amenazas y pidió a ser protegida, no obtuvo respuesta. Pero la titular de SSPC, Rosa Icela Rodríguez, antes de reconocer su responsabilidad, prefirió señalar al INE y al órgano electoral de Guanajuato, de no brindar protección a la morenista. Por su parte, la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, nada de a muertito y está desaparecida. Por si no bastara, en su mañanera, el Presidente recriminó al gobierno de Diego Sinhue, quien a su vez acusó que Morena no solicitó la protección a tiempo, ahora este partido pidió seguridad para sus 40 candidatos tan sólo en esa entidad.

La posibilidad de que cada partido pida la protección de todos sus aspirantes dibuja el riesgo de que la Guardia Nacional colapse, ya que no cuenta con recursos ni la capacitación necesaria para esa tarea ejecutiva.

¿Es necesario voltear a ver a la Sedena? Si bien esta cuenta con elementos altamente capacitados, algunos de ellos, exintegrantes del EMP, el cual fue desmantelado en el primer año de la administración de López Obrador, tampoco sería suficiente.

 

 

 

 

 

Si bien se trata de hombres y mujeres de élite, entrenados para la protección física y tareas de inteligencia y contrainteligencia, así como para prevenir posibles amenazas contra el Presidente y la seguridad nacional, en un determinado momento la Sedena no contaría con personal altamente capacitado para cubrir la demanda, ello abriría un gran reto para el Ejército y para secretario Luis Cresencio.

¿Qué hacer? El Ejército tiene referencia de al menos 40 cárteles y 120 organizaciones criminales que operan en todo el país; la disputa por el territorio y su incursión en el proceso electoral obliga a considerar la posibilidad de coordinarse con las fuerzas de seguridad civiles. No hacerlo aumentará el riesgo de tragedias como la ocurrida en Guanajuato y en otras latitudes del país.

Aún es tiempo de que el Presidente reconsidere la estrategia de abrazos, no balazos y se preocupe más por la seguridad de los candidatos, así como por el correcto funcionamiento de la democracia, la cual está en juego. Si no se toman medidas urgentes, corremos el riesgo de repetir los errores del pasado y enfrentarnos a consecuencias catastróficas, tal como ocurrió con el magnicidio de Luis Donaldo Colosio.

* En Guerrero mandan el narcotráfico y el desgobierno. El asesinato de la niña Camila y el linchamiento de Ana, presunta responsable, son sólo la expresión de un Estado fallido.

DE IMAGINARIA

En Chiapas, los grupos criminales están desbordados. Un enfrentamiento con la GN dejó más de una docena de fallecidos. El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, reprochó no a los criminales, sino a la GN por el uso desproporcionado de la fuerza.

 

 

 

 

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