Ya llegó el momento
Julio Faesler
Llegó el momento de hablar en serio, dejar a un lado las noticias falsas, las estadísticas amañadas y dirigir el mensaje que los electores necesitan escuchar para tomar su decisión para el 2 de junio, pensando en un México que deja atrás las arbitrariedades de gobiernos prepotentes y abusivos. Es el momento en que el país dé pasos firmes con limpieza, orden, prosperidad y seguridad, con electores inspirados en la confianza en sí mismos y en los logros que hemos sido capaces de alcanzar en todas las actividades personales, tanto individual como social.
Sobra la información, la mayor parte de ésta consistente en números de muerte y violación. No hay para que repetir cifras que son de dominio público, ya que los analistas nacionales y extranjeros están totalmente conscientes de ello.
El bien ganado a pulso desprestigio internacional de México tiene que terminar para lucir la potencia del pueblo trabajador y creativo capaz de exportaciones al nivel de los países más grandes del mundo y con ello, confirmar nuestra independencia económica y política.
No hay que perder la pista, los tres partidos unidos en el Frente no pueden desperdiciar su tiempo en discusiones internas que sólo debilitan su energía. La lista de prioridades por atender ha sido claramente expuesta por Xóchitl Gálvez y los demás candidatos. Es clara la preeminencia de acabar con la violencia y la narcopolítica que viene asesinando a más de 33 candidatos en los últimos dos meses. Ante todo, hay que garantizar la paz para que regrese el clima de tranquilidad, a fin de que todos podamos desplegar nuestras energías cohesionadas.
Es clara la tarea de los partidos y sus dirigentes que deben de asumir su papel de aportar lo necesario para que los candidatos a la Presidencia, al Congreso y a las nueve gubernaturas, cuenten con la totalidad de sus energías nacionales.
Este esfuerzo es el que les corresponde como conductos indispensables de la energía de la poderosa sociedad civil que ya ha mostrado su músculo llenando en mítines históricos las plazas del país y el Zócalo de la Ciudad de México, sin recurrir a ningún acarreado; sin ofrecer tortas, refrescos o abultados viáticos. Dicha sociedad propone soluciones a problemas específicos que han dado motivo a todo el rechazo de la ciudadanía por los desaciertos de los gobiernos de Morena.
El papel de las redes sociales crece por momentos como la expresión no sólo de inquietudes, sino también de propuestas y de acciones para incorporar en números crecientes a los ciudadanos que hasta ahora han estado escépticos y desinteresados o al margen del momento político, a fin de que se incorporen a la ola democrática del verdadero cambio, no a la ficticia 4T personalista que se ha pasado cinco largos años engañando y que no ha tenido más resultado que el desorden administrativo y el increíble aumento de la violencia.
Llegó el momento de mostrar a los gobiernos y a las fuerzas económicas extranjeras que el atractivo de nuestro país no es su cercanía con el gran mercado norteamericano, sino que su verdadera pujanza reside en la fuerza interna laboral, científica y cultural. Llegó el momento de dejar atrás la polarización que Andrés Manuel López Obrador sembró con su megalomanía.
La unidad es la que nos sacará adelante.
Los candidatos que se han lanzado para corregir los desaciertos de la 4T, deben subrayar los éxitos que se tienen cuando las administraciones son serias y honestas, ya que la corrupción drena los recursos financieros y materiales, municipales, estatales y federales.
Asimismo, los candidatos deben ofrecer las ventajas que hay en el desarrollo industrial transparente que no recurra a ficticios refugios de una fingida “seguridad nacional”, sino en un sentido genuinamente nacionalista de un empresariado que sabe aprovechar la modernización y la tecnología sin entregarse a estructuras extranjeras.
El primero de marzo empezó la nueva independencia de México que se libera de propuestas engañosas, de obras obsoletas y dispendios erráticos.
Llegó el momento de trabajar en serio para alcanzar el desarrollo que todo el mundo espera.
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