Martes, Noviembre 26, 2024
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LO PROMETIDO ES DEUDA IV

 

 Orozco mural Dartmouth College Hanover NH Stock Photo - Alamy

 

 

 

 

 

Doña Marina pidió que los dejaran tranquilos y ella los invitó a sus aposentos e hizo que los sirvientes les trajeran ropas nuevas de lo mejor y que los bañaran y calzaran y que hasta entonces los trajeran a su presencia. Tiempo después les dio de comer y oyó pacientemente la historia que la madre y su hijo le contaron, donde salió a relucir que ellos venían de una zona cercana a Yaxchilan, Chiapas.

Mallinalli, recordó que ella hacía años había contado que ella era una princesa de ese rumbo y cosas del destino que ahora se presentaba una madre que ya ni se imaginaba como sería su hija y ella que necesitaba alguien que confirmara que era hija de reyes, todo se ponía a modo.

Doña Marina llamó a una de las más viejas mujeres que acompañaba a los conquistadores desde que Tabscoob regaló a las mujercitas y ella conocía la historia que tantas veces había contado Mallinalli.

Ya en su presencia le pidió contara en su lengua, la maya, quien era Doña Marina, y durante más de una hora estuvo dando cuenta y razón de la vida de aquella mujer que ella conoció muy jovencita y vieja al fin, había comprendido en parte la intención de la hoy jefa, así que de su cosecha le agregó lo necesario para que cualquiera se enamorara de ella.

Cuando terminó el relato, la pobre mujer venida desde Chiapas se lanzó a los brazos de Mallinalli diciéndole ¡hija! ¡Hija te he encontrado al fin!; y esa noche hubo una gran fiesta porque después de muchos años Malintzin pudo demostrar que merecía la terminación “tzin” en su nombre, ya que era tanto como decir que era de sangre real, como quien dice: era de la casta divina.

Pero aun hay más, la madre putativa recién obtenida le informó que durante los días en que venían camino a Cholula y ya dentro del pueblo, la gente se pasaba la voz diciendo que a media noche de ese día después de una fiesta que darían a Cortés, el hijo de Xicotencatl “el Viejo”, que se llamaba Xicotencatl Axayacatzin cuando la tropa estuviera ebria los tlaxcaltecas caerían sobre ellos y los matarían sin misericordia.

Pidió Marina hablar con Cortés y le comunicó lo que le habían informado, Cortés que para entonces andaba achispado y en tratos con Xicotencatl Huehuetl para desposarse con su hijita la más pequeña, pero toda una belleza, le dijo a Marina, no es cierto, lo que pasa es que tienes celos y por eso andas inventando cosas.

Mallinalli, sintió los dardos lanzados con toda intención por Cortés, pero ahora que ya había comprobado a todos que ella era de sangre real, le dijo al gachupin: “Hernán, celos no tengo y tú lo sabes, del único que podría tener celos está con los reyes de España y allá debería estar yo. Yo me voy con mi madre y mi hermano antes de que sea tarde, te debo respeto y por eso vine a salvar tu vida y la de todos los soldados, en este pueblo, la gente triplica el número de tus guerreros”.

Todavía el sol estaba alto cuando Marina salió con su nueva madre y hermano, acompañada por diez de a caballo y más de cien indígenas.

Cortés se regresó y siguió bebiendo junto con los principales hombres de Xicotencatl Huehuetl, de pronto adujó un dolor intestinal y salió del salón y llamó a su estado mayor y todo el ejercito se puso en marcha y tomaron posiciones estratégicas de manera que para cuando   a media noche los creyeron dormidos, los españoles y sus aliados, los tlaxcaltecas atacaron. Pero, gracias a la Mallintzin los españoles salvaron sus vidas y mataron tanta gente como nunca había pasado en ese lugar. Hombres, mujeres, niños, ancianos, perros, gatos, todo lo que se moviera era ejecutado.

Hernán Cortés en cuanto amaneció se reunió con los hombres principales y pidió le entregaran a quien había sido el autor intelectual de esa traición. Nadie dijo nada. Sólo Xicoténcatl Huehuetzin dijo, yo fui, mátame. Los demás dijeron que no era cierto que “el viejo” no era capaz de traicionar a nadie.

Cortés comprendió que había sido Xicotencatl “el mozo” y llegó a acuerdos con los principales tlaxcaltecas que los acompañarían a derrotar a los aztecas como aliados.

Al día siguiente partió Cortés en busca de la Malintzin y días después la alcanzó y la convenció de volver regresar con él. Ella por su parte negoció que la gente que la acompañaba siguiera con su madre hasta llegar a su casa y que la protegieran como su madre que era y se apoyara a su hermano.

Cortés estuvo de acuerdo y así fue para siempre.

Marina volvió con Cortés y tuvo que ver en muchas decisiones que tomó Hernán Cortés con quien vivió y tuvo hijos uno de ellos Martin Cortés.

Al tiempo de estar viviendo en la gran Tenochtitlán un día recibió la visita de Venado aquel joven que años antes la había tratado como su hermanita, a Doña Marina le dio mucho gusto de volverlo a ver y tuvieron muchos días para platicar y recordar aquella aventuras, ahora era mercader en pequeño, pero Marina lo hizo rico de un minuto a otro, hizo que Moctezuma le reconociera alcurnia por haber servido a una princesa o sea a ella, y desde entonces se llamó Mazotzin y era invitado a las comidas con los grandes y siempre se sentaba junto a la Mallintzin y ésta junto a Hernán.