Jorge Fernández Menéndez
Razones
Para mi querida hermanita Silvia, ¡muchas felicidades!
Se acerca el fin de los procesos internos que han desarrollado Morena y el Frente Amplio por México con resultados y percepciones muy diferentes a como comenzaron.
En Morena concluye este domingo un proceso que terminó estando mucho más desangelado de lo esperado: la decisión de que no hubiera debates entre los aspirantes, lo dispar de las candidaturas, donde sólo dos o tres han terminado siendo significativas, han dejado todo como una suerte de monólogos de aspirantes recorriendo el país que, salvo en el caso de Marcelo Ebrard, y un poco Ricardo Monreal, se han quedado simplemente en el discurso de continuar con el proyecto presidencial.
Dicen que el que va adelante no debe debatir con el segundo para evitar que crezca, y eso es lo que, evidentemente, hizo Claudia que, además, no ha deslizado una sola frase que vaya a apartarla del discurso presidencial. Incluso en temas en los que tiene ideas diferenciadoras, como es en salud, energía y seguridad. Sus encuestas le dicen que tiene diez puntos de ventaja y los va a administrar. Tiene, también es evidente, el apoyo presidencial y en la encuesta de una persona que se hace en Palacio Nacional eso es determinante.
Ebrard es el único que hizo una campaña, que presentó propuestas y que, con la idea de ser el que quiere llevar la 4T a otro nivel, sustentó una idea que no sea de simple continuidad. Creo que eso le ha dado relevancia y ha logrado ponerlo en la conversación pública. Pero no tuvo los debates que demandaba y estuvo a punto de no tener ni siquiera una encuestadora espejo. En los estudios de opinión que ha exhibido Marcelo, empata o supera a Claudia, pero muchas otras encuestas traen resultados muy diferentes. Habrá que esperar hasta el 6 de septiembre. Por la razón que sea, las encuestas, en todos los últimos procesos (dentro y fuera de México), no están leyendo bien el clima social y electoral, y suelen equivocarse. Que Marcelo gane la de Morena sería una de esas sorpresas.
En el Frente Amplio todos esperaban una confrontación que devenía del hecho evidente de que no se podía tener 15 aspirantes de las más diferentes características compitiendo, pero el fenómeno Xóchitl Gálvez transformó todo ese escenario. Fue tanta y tan rápida su consolidación como aspirante, que todo el proceso se hizo indoloro, incluso cuando el PRD decidió “poner en pausa” la relación con el FAM.
Pero eso también propició otra reacción: la consolidación de Beatriz Paredes como aspirante del ámbito priista. En cuanto se registró ese crecimiento, Santiago Creel declinó sus aspiraciones y se convirtió en el coordinador, si gana su candidatura, de Xóchitl Gálvez. Ese gesto consolidó la ventaja de la senadora.
Inmediatamente después se dio un hecho más importante aún: Enrique Alfaro, el gobernador de Jalisco, donde se encuentra el mayor respaldo electoral de Movimiento Ciudadano, decidió romper con ese partido impulsando, en los hechos, la alianza con Xóchitl que Dante Delgado, presidente del partido, se ha negado, sistemáticamente, a respaldar.
Resulta paradójico que Dante, un político inteligente, no termine de comprender, salvo que haya una ruptura en Morena y que Ebrard decida dejar ese partido y competir por MC, que se quedará solo.
Al gobernador Samuel García los elogios presidenciales parecen haberle alcanzado y también puede entusiasmarse con la idea de ser candidato, pero no veo a Samuel dejando Nuevo León con tanta anticipación, sus resultados no han sido tan buenos, no tiene apoyo suficiente en el Congreso como para garantizar a su sucesor y el capital político más importante que tiene MC en el estado (y a nivel nacional), Luis Donaldo Colosio Riojas, el alcalde de Monterrey, no entrará ni remotamente ahora en una campaña presidencial: quiere terminar su periodo como alcalde, buscar la reelección, probablemente luego buscará la gubernatura y ya el destino dirá qué viene luego, pero su hora, y Colosio lo sabe perfectamente, no es una candidatura presidencial en 2024.
En esa lógica, lo que puede suceder es que, sumado Alfaro y su gente al FAM (si Xóchitl es candidata, con Beatriz eso no sería posible), se modifique todo el arco de alianzas, incluso para la elección de Jalisco y también los equilibrios internos en Nuevo León. Lo de Alfaro, visto en una perspectiva estratégica, es quizá de lo más importante que ha sucedido en este proceso.
LA SUPERFARMACIA
¿Quién le habrá dado al presidente López Obrador la idea de que una “superfarmacia” en la Ciudad de México, con “todas las medicinas del mundo”, serviría para solucionar el desabasto de medicamentos? Es una superchería digna de López-Gatell. No tiene sentido. Qué bueno que se compren, hoy estamos muy lejos de ello, todas las medicinas necesarias, pero no se trata sólo de tenerlas en un depósito por más grande que sea (lo cual también sería un error en sí mismo): un enfermo no puede esperar en cualquier estado que le llegue una medicina desde la Ciudad de México. Hay que distribuirlas para que estén en todos los lugares necesarios y hay que tener la logística y la tecnología para hacerlo eficientemente. Concentrarlas en un solo lugar no tiene sentido. Con todos sus defectos, eso lo teníamos y desde el inicio del gobierno se destruyó y no ha podido ser reemplazado. La superfarmacia suena a instrumento publicitario para campaña electoral. Pero ni remotamente a una solución.