Francisco Garfias
“‘¡Qué barbaridad! ¡El gobierno de ahora es el gobierno que tiene más homicidios’! Sí, pero porque ésta es una mala herencia en seguridad, pero, así nos dejaron salud, y así nos dejaron educación, y así nos dejaron todo”.
Son las sorpresivas palabras de Andrés Manuel López Obrador. El Presidente las dijo en la mañanera de ayer. Es su manera de justificar por qué en cuatro años y medio de su gobierno ya hay más homicidios que a lo largo de los sexenios de Peña Nieto y Felipe Calderón.
Las estadísticas hablan. Dicen que los de hoy son los tiempos más violentos que ha vivido México en tiempos de paz. Al 31 de mayo pasado, la cifra de asesinados desde el 1º de diciembre de 2018 ascendía a 156 mil 204, según T-Research México. Con Calderón fueron 120 mil 663; con Peña Nieto, 150 mil 66. Ya ni en el gabinete de seguridad niegan que hay una cifra récord en homicidios. Lea con cuidado el diálogo que sostuvimos con el senador Ricardo Monreal al día siguiente de la comparecencia de los secretarios de Gobernación Adán Augusto López; Rosa Icela Rodríguez, de Seguridad Pública; Luis Cresencio Sandoval, de la Sedena, y Rafael Ojeda, de la Marina.
—¿Cómo se puede hablar de “estrategia correcta” de seguridad cuando los indicadores señalan que han matado mucha más gente que en sexenios anteriores? Le preguntamos.
—Sí, porque ellos (los secretarios del gabinete de seguridad) lo explicaron claramente: es una herencia que no pueden resolver en dos años (sic). Lo dijo el secretario de Gobernación y después nos explicaron cómo venía el desempeño los secretarios, respondió.
—¿Se puede hablar de “herencia” después de cuatro años y medio de gobierno?, insistimos.
— Para mí, sí, para algunos no. Para mí sí es una herencia de años de caos, de putrefacción y de complicidades en el sistema de justicia. Allí está García Luna. “Yo lo viví desde hace mucho tiempo, desde hace 12 o 14 años, desde que incrementó Calderón la estrategia contra el crimen fue generándose un problema”, señaló.
El sorpresivo reconocimiento —es la primera vez que escucho al Presidente decir una cosa así— no implica cambios en la estrategia de seguridad de abrazos, no balazos. Lo han dejado claro el Presidente en sus mañaneras y los secretarios del gabinete de seguridad, en la comparecencia.
* Ayer nació una nueva corriente en el PRI. Se autodenomina Frente Amplio de Renovación. Su objetivo central es contribuir a consolidar una gran alianza opositora, con participación ciudadana. Encabezaron el parto Dulce María Sauri, exdirigente nacional del PRI; los exdiputados Fernando Lerdo de Tejada y José Encarnación Alfaro; los exgobernadores José Reyes Baeza, de Chihuahua; y Natividad González Parás, de Nuevo León, entre otros.
En un manifiesto a la opinión ciudadana, a militantes y simpatizantes del PRI, a sus dirigentes nacionales y locales, el Frente de Renovación aclara que no es una corriente creada para combatir a Alito Moreno. “La actual situación del país nos mueve a dejar de lado, por el momento, las divergencias e inconformidades internas, para privilegiar el compromiso con la lucha democrática”, dice el manifiesto. Al final del acto nos acercamos con Encarnación Alfaro. No dijo que en el Frente hay temor de que Moreno rompa la alianza opositora, para ser el candidato del PRI a la Presidencia. Si quiere lo puede hacer. Los órganos del partido los tiene bajo control.
* Santiago Creel muy probablemente será el villano en la mañanera de hoy. En su calidad de presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, presentó ayer una controversia constitucional en contra del nuevo decreto que clasifica como de “seguridad nacional e interés público” el Tren Maya, el Interoceánico, los aeropuertos de Chetumal, Tulum y Palenque. Al hablar sobre el decreto, el diputado del PAN dijo: “Se trata de un acto arbitrario del Presidente de la República que atenta contra nuestro derecho humano a que el gobierno rija su actuación bajo los principios de transparencia, de acceso a la información pública gubernamental y de máxima publicidad”.
* Sin renunciar al grupo parlamentario del PRD en el Congreso de la CDMX, el diputado Jorge Gaviño anunció ayer que se suma al proyecto de la corcholata número uno: Claudia Sheinbaum. “Queremos que ella sea la próxima presidenta de la República; queremos que encabece la siguiente etapa de los cambios que vive el país”, dijo, al dar a conocer su decisión. Gaviño dejó en claro que se siente más identificado con el proyecto de izquierda progresista de Sheinbaum, que con los posibles aspirantes de la derecha que se perfilan en la Alianza Va por México.