Pascal Beltrán del Río
Luego de que, a principios de los años 40 del siglo pasado, el presidente Manuel Ávila Camacho acabó con el sector castrense del PRM –el entonces partido del gobierno– y reimpuso el civilismo en el servicio público, los militares fueron beneficiarios de una serie de canonjías simbólicas otorgadas por el régimen.
De acuerdo con esa práctica, que duró medio siglo, los militares recibían cada sexenio dos gubernaturas, dos diputaciones federales, una senaduría, la presidencia de la Comisión de Defensa en ambas Cámaras y dos sitiales en la Suprema Corte (que entre 1951 y 1995 tuvo 26 integrantes).
Algunos militares que llegaron a la gubernatura de un estado, durante ese lapso, fueron los siguientes: el hidalguense Alfonso Corona del Rosal (1957-1958), el chihuahuense Práxedes Giner Durán (1962-1968), el poblano Rafael Moreno Valle (1969-1972), el zacatecano Fernando Pámenes Escobedo (1974-1980), el oaxaqueño Eliseo Jiménez Ruiz (1977-1980) y el yucateco Graciliano Alpuche Pinzón (1982-1984). Muchos de ellos dejaron inconcluso su periodo.
Los últimos dos en recibir dicho beneficio fueron el chiapaneco Absalón Castellanos (1982-1988) y el morelense Jorge Carrillo Olea (1994-1998).
Después que éste pidió licencia al cargo, en mayo de 1998, en medio de un escándalo de seguridad pública y confrontado con el presidente Ernesto Zedillo, ningún integrante de las Fuerzas Armadas ha llegado a un gobierno estatal. Sin embargo, un cuarto de siglo después de la defenestración de Carrillo Olea, se abre la posibilidad de que un militar vuelva a ser gobernador… y justamente en Morelos.
El general de división (retirado) Alfonso Duarte Múgica –quien fungió tres veces como comandante de región y llegó a ser mencionado como potencial secretario de la Defensa Nacional– ha estado explorando la posibilidad de ser nominado candidato a la gubernatura de la Alianza por México.
Originario de Puente de Ixtla, el general Duarte ha conversado con los dirigentes del PRI, PAN y PRD en Morelos y ya tuvo una reunión en la capital del país con el dirigente nacional de un partido de la Alianza, de acuerdo con fuentes que pidieron el anonimato. A todos les ha dicho que ya informó de sus aspiraciones políticas al alto mando del Ejército y Fuerza Aérea, y que éste le dio su visto bueno para contender.
De acuerdo con un perfil publicado a finales de abril en el Diario de Morelos, después de su retiro Duarte “ha vuelto a vivir en su natal Puente de Ixtla, donde hace ejercicio y nada todas las mañanas; también es ejidatario cañero, y atiende su huerta, que es su orgullo”. A lo largo de casi medio siglo de carrera militar, el general comandó las regiones militares Segunda (Sonora y las Baja Californias), Tercera (Sinaloa y Durango) y Octava (Oaxaca). Entre 2006 y 2008, encabezó la Primera Zona cuando el general Salvador Cienfuegos comandaba la Primera Región. En 2012 fue ascendido a divisionario, cuando apenas tenía 57 años de edad.
En diversas ocasiones, Duarte llegó a ser noticia nacional. A partir de 2008, como comandante de la Segunda Zona (Tijuana), encabezó el combate a las células delictivas de los Arellano Félix y el Cártel de Sinaloa, que se peleaban la plaza. “Nuevos traidores a la patria”, llamó a los criminales. En septiembre de 2011, durante el Grito de Independencia, acusó al entonces secretario de Gobierno de Baja California de ser “grosero, borracho, confianzudo e irrespetuoso”, frente al gobernador José Guadalupe Osuna Millán.
En septiembre de 2016, denunció que los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán habían sido los responsables de una emboscada contra una unidad militar realizada en Culiacán, en la que murieron cinco soldados y resultaron heridos diez más.
Experto en seguridad pública, Duarte podría convertirse en un candidato crucial de la oposición, en momentos en que Morelos vive una ola de violencia criminal. Por supuesto, no faltará quien diga que, con su interés en la postulación del general, los aliancistas están promoviendo la militarización que tanto condenan, aunque, en sus pláticas con ellos, él les ha asegurado que en caso de llegar al cargo será escrupuloso en el cumplimiento de la Constitución.