Francisco Garfias Arsenal
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Tenemos una mayoría abyecta en ambas cámaras del Congreso de la Unión.
Lo ocurrido en el Congreso la semana pasada es una alerta de lo que se nos viene si no reaccionamos ante el desmantelamiento de la democracia, disfrazado de transformación.
Tenemos una mayoría abyecta en ambas cámaras. Diputados y senadores del oficialismo nos han dejado claro que su prioridad es cumplir la voluntad del Jefe de Estado y no defender la Constitución y las leyes que juraron respetar y hacer respetar.
Lo que vimos la noche del viernes a sábado es una ignominia. Los senadores oficialistas fueron a Palacio Nacional a recibir instrucciones del caudillo de México. Y de allí a la casona de Xicoténcatl, antigua sede de la Cámara alta, a cumplirlas.
Aprobaron reformas y leyes del Ejecutivo en el patio de la casona, sin el quórum legal, sin la oposición, sin debate, fuera de su sede, sin haber leído lo que aprobaban. Todo al vapor.
El oficialismo aprobó las reformas aeronáutica y minera de López Obrador. Eliminaron el Insabi y pasaron sus funciones al IMSS-Bienestar; aprobaron una nueva Ley de Ciencias.
A las Fuerzas Armadas les otorgaron el control del Tren Maya y la infraestructura ferroviaria, se inventaron un impuesto al turismo extranjero para dar más recursos al Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea.
Los obradoristas aprobaron también que el Ejército tenga bajo su control la nueva línea aérea Mexicana de Aviación.
En síntesis: los senadores del Morena, PT, PVEM y PES completaron el madruguete que de miércoles a jueves de esa triste semana iniciaron los diputados oficialistas en San Lázaro, instigados por YSQ.
* A la reunión de los senadores con el Presidente asistieron las cuatro corcholatas de Morena que aspiran a sucederlo: Claudia, Adán Augusto, Marcelo y Monreal.
Uno de los cuatro será candidato de Morena a la Presidencia de la República y —de ganar— tendrá que lidiar con AMLO, a quien el exconsejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, director de Integralia Consultores, ya ve como el “guardia moral” de la 4T después del 24.
* La oposición intentó y fracasó en bloquear el madruguete. El impacto de la toma de tribuna en el Senado fue sólo mediático, pero insuficiente para evitar la afrenta a la división de poderes.
Una y otra vez sus senadores repitieron que de allí no se movían hasta que se eligiera, por lo menos, a uno de los comisionados que le hacen falta al Inai para poder sesionar. Este lunes amanecimos con que no hay comisionado y ya desocuparon la tribuna.
El único contrapeso real al autócrata de Palacio es la Suprema Corte de Justicia. No la ha podido doblegar. Es allí donde irán a parar las reformas constitucionales aprobadas en fast track.
El PAN ya adelantó que, a excepción de la Ley 3 de 3 —que impide a deudores alimentarios y golpeadores de mujeres postularse a cargos públicos—, recurrirá a la SCJN para evitar el costo social de lo aprobado por Morena.
* En la lectura del libro El hombre sin rostro. El sorprendente ascenso de Vladimir Putin, de la periodista rusa Masha Gessen, me topé con información sobre el país al que el presidente López Obrador le vendió el avión que no tiene ni Obama: Tayikistán.
Gessen cita el informe de Transparencia Internacional 2010, que presenta a Rusia como el país más corrupto que el 86% del mundo “entre Papúa Nueva Guinea y Tayikistán”.
Busqué en la página de Transparencia Internacional el Índice de Percepción de la Corrupción 2022.
Tayikistán, el país comprador del avión presidencial, aparece en el lugar 150, con una calificación de 24. México está en el lugar 126, con una calificación de 31.
La medición se hace empleando una escala de cero (muy corrupto) a 100 (muy baja corrupción).
* Se dio a conocer la encuesta realizada por De Las Heras sobre la intención de voto en las elecciones de gobernador en Coahuila:
El candidato de la coalición PRI, PAN, PRD, Manolo Jiménez, trae el 47% de las preferencias. Le sigue Armando Guadiana, Morena, 30%; Ricardo Mejía, PT, 16%, y Lenin Pérez, PVEM, 7 por ciento.
Su condición de favorito llevó a Manolo Mejía a ser blanco de los ataques de los otros tres aspirantes. La corrupción fue el eje de esas críticas. Ricardo Mejía llevó unas esposas policiales que, dijo, son para meter a la cárcel a los corruptos.
En el cierre del debate, Guadiana afirmo que, “si el PRI se va, por mi sombrero que vendrá (el cantante) Peso Pluma”. Mejía prometió que será “el gobernador del cambio”.
Jiménez se comprometió a formar “el gobierno más ciudadano de la historia”, y Lenin Pérez, a enarbolar las banderas de “libertad y democracia”.