En la historia reciente de México, el Ejército mexicano ha desempeñado un papel muy importante, no sólo como garante de la soberanía y el orden interno, sino que también, en las últimas tres administraciones, ha sido fundamental en las tareas de seguridad pública y el combate a la delincuencia organizada.
Si bien Andrés Manuel López Obrador criticó en su momento el uso del Ejército en los gobiernos de sus antecesores, tuvo que reconocer que no iba a ser nada fácil enfrentar a los cárteles y su enorme poderío paramilitar, de ahí que reconsideró su postura y hoy reconoce que sólo el Ejército, junto con la Armada y la Guardia Nacional, son capaces de generar confianza a la ciudadanía.
La gente percibe que los militares son los únicos que pueden mantener a raya a los grupos criminales, a diferencia de las corporaciones policiacas civiles. Los números del Ejército hablan por sí solos. En lo que va del presente sexenio ha decomisado la estratosférica cantidad de 502 toneladas de mariguana, droga suficiente para generar millones de dosis para todos los mexicanos por varios días o semanas.
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