Solas, las Fuerzas Armadas
Miguel Ángel Godínez García
Alto mando
En el combate al tráfico ilegal de fentanilo, asunto de la más trascendental importancia para Estados Unidos, pues cada año mueren 100 mil adictos en su territorio, el gobierno de México y sus Fuerzas Armadas, principal bastión en esta cruzada, están solos.
De febrero, cuando se anunció un acuerdo de los dos países para combatir esta droga, a la fecha, tanto el Ejército mexicano como la Marina y la Guardia Nacional, han desmantelado decenas de narcolaboratorios, además de que han decomisado millones de dosis y provocado enormes pérdidas económicas a los grupos delincuenciales.
Si bien el presidente de EU, Joe Biden, ha reconocido la participación de las FA en la lucha para inhibir la producción de estos opioides sintéticos, se vislumbra que el compromiso es de un solo país.
El diplomático norteamericano se ha jactado de que su gobierno trabaja de la mano con los secretarios de la Defensa, Gral. Luis Cresencio Sandoval y de Marina, el almirante Rafael Ojeda en esta lucha, sin embargo, a medida que pasa el tiempo las FA mexicanas se quedan solas. Es prácticamente imperceptible el acompañamiento de EU.
¿Pruebas? El gobierno de Biden se ha mostrado incapaz y poco ha hecho ante el Congreso, ya sea por omisión o conveniencia, de tratar de meter en cintura el tráfico de armas.
Se estima que cada año ingresan más de 200 mil de ellas, todo tipo y calibre, a territorio mexicano, de las cuales, un alto porcentaje llega a manos de las organizaciones criminales, para convertirlas en una real amenaza para la seguridad nacional de ambas naciones.
EU tiene registrado que los cárteles mexicanos reinvierten sus ganancias en la compra de armas, fortaleciendo así sus estructuras y complicando cada vez más el trabajo del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional.
Cerca de 70% de los homicidios se cometen con armas provenientes de EU y ¿hay responsabilidad compartida?, la respuesta es no. Autoridades y legisladores de ese país se han dedicado más a lanzar reclamos y acusaciones al gobierno de López Obrador que a actuar en su apoyo. Señalan que el crimen organizado controla distintas partes de nuestro país, ése no es un secreto, pero como dice el Presidente, sólo ven la paja en el ojo ajeno. Las armas siguen llegando sin restricción alguna y los cárteles estadunidenses son intocables.
* Si algo genera la CNDH, que encabeza Rosario Piedra, son más dudas que certezas. En su recomendación 95VG/2023, dirigida al titular de Sedena, señala que los cuatro militares involucrados en la muerte de cinco jóvenes, en Nuevo Laredo, les dispararon 117 ocasiones, además de que las víctimas no estaban armadas. Dicha recomendación se fundamenta básicamente en la versión de los dos sobrevivientes. No toma en cuenta la de los soldados. Uno de los jóvenes fallecidos, Wilberto “N” estaba presuntamente relacionado con la delincuencia organizada, era identificado como el Comandante Willy y presumía en sus redes armas de diferentes calibres; es poco creíble que no llevara alguna ese día.