El 16 de agosto de 2018, el presidente electo anunció que al iniciar su gobierno, lo nombraría como titular del nuevo organismo llamado Segalmex.
La voz retumbó desde los cielos y dijo: “Fue engañado por un grupo de priistas de malas mañas acostumbrados a robar. Ignacio Ovalle es una buena gente, desde mi particular punto de vista. Recomienda a puros priistas, los mete y empiezan hacer negocios… fraudulentos”.
Así responde quien nombró a Ovalle a la Dirección General de la otrora Conasupo, hoy Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex). ¿Quién es y de dónde sale ese inocente borreguito que se dejó engañar?
Su biografía señala que es abogado egresado de la UNAM y miembro del PRI. Luis Echeverría lo nombró su secretario particular. Más tarde ascendió a subsecretario de Presidencia. A partir de 1976, José López Portillo lo nombró director general del Instituto Nacional Indigenista y sumó también el cargo de coordinador general del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos marginados (Coplamar).
Con Miguel de la Madrid fue nombrado embajador en Argentina; luego embajador en Cuba. En 1988, Carlos Salinas lo nombró director general de la Conasupo. Ahí creó el “Tortivale”, beneficio para las familias pobres, pero fue severamente castigado, pues fue considerado como populista y destinado a la compra de votos. Fue removido y nombrado secretario de Gestión Social del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Posteriormente ocupó la secretaría técnica del Consejo Político Nacional de ese partido.
El 16 de agosto de 2018, el Presidente electo anunció que al iniciar su gobierno, lo nombraría como titular del nuevo organismo llamado Segalmex, constituido por las fusiones de Licona y Diconsa de la desaparecida Conasupo. Ahí permaneció hasta el 19 de abril de 2022 para ser nombrado coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal.
Ignacio Ovalle, conocido como el colmilludo Nacho, ha recibido múltiples acusaciones durante su gestión en Segalmex y cuenta con 22 denuncias ante la Fiscalía General de la República por un desfalco de 9 mil millones de pesos. Cifra superior a la llamada Estafa Maestra en la que se desviaron 5 mil millones de pesos.
Nacho, para sus conocidos, siempre ha sido catalogado como un sesudo conocedor del sistema político en el que ha navegado sin césar durante más de 40 años, y para muestra, ha navegado durante seis sexenios excluyendo los dos gobiernos panistas.
Hoy vivimos el discurso simple de la salvación absoluta o la nada del castigo impuesto de cien maneras diferentes. Esto nos habla de una de las principales características de un cuerpo decadente: su incapacidad de generar sus propias defensas. En medio de un incalculable derrumbe de nuestras instituciones, el país no ha cesado en producir hombres capaces, lúcidos, aunque no exista ahora la capacidad de utilizarlos.
Prueba de ello es que hombres como Nacho, buenos, casi misericordiosos, a pesar de su nutrida experiencia, son engañados por la infamia que corroe a pésimos priistas acostumbrados al pillaje.