Francisco Garfias
ARSENAL
El INE le ganó el segundo round al presidente López Obrador: fue reinstalado ayer Edmundo Jacobo Molina en la Secretaría Ejecutiva de Instituto. Prevaleció la legalidad sobre el plan B, concebido para entregar el control del árbitro electoral al autócrata.
La primera medida que preveía el citado plan B era, precisamente, la salida de Jacobo. Pero después de la resolución de una jueza, el secretario ejecutivo se quedará en el cargo hasta que la Corte resuelva, en definitiva, si el cuestionado plan es o no inconstitucional.
Sobre la reinstalación de Jacobo, sin la notificación de un juez al INE, Lorenzo Córdova dijo ayer:
“No voy a entrar al juego de descalificaciones de las representaciones partidistas, el monopolio de las descalificaciones se las dejo a otros, pero todas las notificaciones son legales”.
El consejero presidente del INE hizo notar que ayer Jacobo Molina fue notificado electrónicamente de la resolución “y él la hizo del conocimiento de esta autoridad.
“Que no haya habido una notificación a la autoridad, que yo no sé si la ha habido en estas horas, pues no necesitamos esperar una notificación de un juez. El desconocimiento del derecho se lo dejo como monopolio a otros”.
El reto que tiene enfrente la Suprema Corte es monumental. De lo que resuelva sobre el plan B depende, no exagero, la democracia en México.
Observadores extranjeros siguen con atención el proceso. El Grupo Eurasia, en un reporte emitido ayer, hace notar que este es el segundo revés contra la administración de AMLO, luego de que el ministro Pérez Dayán detuviera la implementación de la reforma en Coahuila y el Estado de México.