Yuriria Sierra
Nudo gordiano
Cristina Pereyra, la esposa de Genaro García Luna, explicó cómo es que su familia formó un patrimonio.
La expectativa altísima, como pocas veces. El juicio contra Genaro García Luna arrancó junto con el 2023, la dosis de entretenimiento estaba asegurada y así fue. Sin embargo, con el inicio de la presentación de testigos, sucedió lo que suele no ocurrir cuando hablamos de la impartición de justicia en Estados Unidos: no aparecieron las pruebas tangibles de las acusaciones que se escucharon, se quedó todo en la palabra de alguien contra la de otro.
Eso sí, por nombres y personajes no paramos. Estuvieron todos: Sergio Villarreal Barragán, El Grande, expolicía y exintegrante del Cártel de los Beltrán Leyva, afirmó que García Luna recibía un millón de dólares al mes como soborno; Tirso Martínez narró cómo operaba el tráfico de cocaína, aunque acotó que jamás tuvo contacto con el exfuncionario; Héctor Tolentino, capo dominicano con nexos con el Cártel de Sinaloa; Óscar Nava Valencia, iniciador del grupo que hoy da forma al Cártel Jalisco Nueva Generación, aseguró que pagó más de 10 millones de dólares al acusado para que éste le brindara protección; Raúl Arellano, expolicía federal que dio santo y seña de cómo se coordinaba el paso de cocaína en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, e Israel Ávila, lugarteniente del Cártel de Sinaloa.
También Harold Poveda, que subrayó no conocer al acusado; Francisco Cañedo, expolicía federal y quien sí acusó haber visto una reunión entre García Luna, Arturo Beltrán y Édgar Valdez Villarreal, La Barbie; Héctor Javier Villarreal acusó una red de pagos durante el gobierno de Humberto Moreira en Coahuila, para el que fungió como secretario de Finanzas, y Anthony Wayne, exembajador de EUA en México, llamado por la defensa para alimentar el perfil político de su cliente.
Édgar Veytia, el exprocurador de Nayarit, quien con su testimonio encendió por momentos la trama, por primera vez se acusó una “orden” enviada de la Presidencia, entonces a cargo de Felipe Calderón, para “cuidar” al Cártel de Sinaloa; y Jesús Zambada, El Rey, el último en subir al estrado por llamado de los fiscales, y quien señaló pagos de millones de dólares al exfuncionario, incluso detalló dónde y cómo se habría dado una de esas entregas. Ayer, en la continuación de su testimonio, rechazó haber mencionado a López Obrador en una declaración hecha en 2013, respecto a pagos al entonces subsecretario de Seguridad de la Ciudad de México, Gabriel Regino. Pero todo quedó en eso: en dichos.
Y también ayer, Cristina Pereyra, la esposa de Genaro García Luna, explicó cómo es que su familia formó un patrimonio, para alimentar la narrativa de la defensa, que también debe explicar el origen de los recursos del antes llamado “súper policía”.