Miguel Ángel Godínez García Alto mando
En septiembre pasado, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) sufrió el peor ataque cibernético de su historia; le fueron robados seis terabytes de documentos, equivalentes a millones de correos y mensajes. El grupo hacking Guacamaya se responsabilizó de dicho ataque, lo mismo que con los efectuados a los ejércitos de Chile, Colombia y Guatemala.
Esta ruda experiencia ha obligado al Ejército mexicano a solicitar, para 2023, recursos para reforzar su Centro de Operaciones del Ciberespacio (COC), área perteneciente al Estado Mayor de la Sedena, cuyo objetivo principal es planear, coordinar, dirigir y ejecutar los esfuerzos del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana, además de identificar las amenazas provenientes del ciberespacio y mitigar sus efectos. En este tenor, la Sedena tiene estimados 42 millones de pesos para adquirir componentes, programas y licencias para el cifrado de bases de datos, el filtrado y auditoría de información recabada por dicho centro. La inversión pretende salvaguardar información fundamental para la seguridad nacional.
Y es que los ciberataques, después de Guacamaya se han incrementado, incluso, el COC ha advertido que un grupo de investigadores ha descubierto un malware nunca antes visto, utilizado por atacantes informáticos de Corea del Norte para leer y descargar secretamente correos electrónicos y archivos adjuntos de las cuentas de Gmail y AOL de los usuarios infectados. Además, sabe de otros softwares y ransomwares que destruyen, bloquean, modifican, copian datos, y ejecutan scripts maliciosos, además de realizar entradas no autorizadas en los directorios de los sistemas.
En 2022, México se ubicó como el octavo país de América con más ataques cibernéticos, cerca de 156 mil millones de intentos, es decir, un ataque cada 30 segundos, con elevados costos, tanto económicos como políticos y sociales. Los ciberataques son una nueva amenaza para la seguridad del Estado; la Sedena estima que éstos se multiplicarán a medida que se acelere la transformación digital. A la par, el Congreso buscará aprobar una Ley de Ciberseguridad que contempla la creación de la Agencia Nacional de Seguridad, la que se encargaría de instrumentar medidas y estrategias para evitar los hackeos y ataques cibernéticos.
* 2022 fue un año sangriento. A un día de que concluya, se han contabilizado más de 31 mil asesinatos dolosos, cifra que se suma a los 112 mil en los cuatro años que lleva gobernando Morena, manteniendo una estrategia de abrazos, no balazos, que ha enlutado y provocado sufrimiento a 142 mil familias. Es ingenuo pensar que sólo con palmadas en la espalda los delincuentes dejarían de asesinar, traficar drogas y personas, secuestrar y extorsionar. Han sido 48 meses de este sexenio y el problema de la inseguridad sigue lacerante y lejos, muy lejos quedaron las promesas de campaña.
* El CJNG, una amenaza para la seguridad nacional. Autoridades de EU y de Jalisco detectaron que desde 2014 este grupo fabrica sus propias armas y no depende de las armerías de EU. A la fecha han sido desmanteladas dos fábricas en Guadalajara por parte de estatales de Jalisco. La información fue enviada a las FA para rastrear otros locales en todo el país.
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* En 2022, el Ejército desmanteló 107 narcolaboratorios. Lo que preocupa es que cada vez un mayor número de estos locales clandestinos se ubica más cerca de las zonas urbanas, y ya no en las serranías. Así lo evidencian 17 de ellos, situados a 10 y 40 minutos de ciudades como Culiacán, Sinaloa; Ensenada, Baja California y Chilpancingo, Guerrero.
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