Francisco Garfias
Arsenal
Al presidente López Obrador el mundo lo tiene sin cuidado. Por eso no son de extrañar sus reiteradas pifias diplomáticas. El tabasqueño está convencido de que la mejor política exterior es la política interior.
Su mundo es México. Y el mundo de su mundo es Tabasco, como bien apuntó el historiador Enrique Krauze, en un espléndido artículo publicado en Letras Libres, bajo el título de “El Mesías Tropical, en junio de 2006.
Durante el mandato del tabasqueño se han “pausado” las relaciones con España y, ahora, con Perú. Madrid lo mandó a volar con su exigencia de disculpas por hechos que ocurrieron durante la Conquista, hace más de cinco siglos.
Lima ya expulsó al embajador mexicano, Pablo Monroy, por las reiteradas expresiones del mandatario mexicano en respaldo del destituido presidente Pedro Castillo, consideradas “injerencistas” por el nuevo gobierno de Perú.
Seguimos distanciados —y sin embajador— en Panamá, desde que ese país centroamericano rechazó al historiador Pedro Salmerón por señalamientos de acoso sexual. En esa ocasión AMLO comparó a la canciller de ese país, Erika Mouynes, con “la Santa Inquisición”.
Ver Más