Francisco Garfias
Arsenal
Burlona la respuesta estilo Chico Che que dio el presidente López Obrador al referirse al hashtag #SiguesTuAMLO, que se hizo tendencia en Twitter después de la destitución y arresto “por rebelión” del presidente del Perú, Pedro Castillo: “¡Uyyy qué miedo, mira cómo estoy temblando!”, dijo, entre risas. Reacción normal en un Presidente que vive fuera de la realidad. Sin presentar pruebas dijo que los que dieron retuit al hashtag –54.4 mil a las 19 horas de ayer– ¡son bots! No le bastó ver el tamaño de la manifestación en defensa del INE el pasado 13 de noviembre para admitir que crecen los mexicanos de todas las clases sociales que no están con él.
Su inexperiencia en los temas internacionales ya nos ha metido en problemas con España, Panamá y ahora con Perú. Su ideología seudoizquierdista lo llevó, incluso, a boicotear la Cumbre de las Américas en Estados Unidos, porque se aferró a que invitaran a los dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela y no le hicieron caso. ¿Qué podemos esperar de un Presidente que dice que la mejor política exterior es la interior? La Cancillería peruana dio a conocer un comunicado en el que informa que convocó al embajador mexicano, Pablo Monroy, para transmitirle la extrañeza que generaron en Perú las expresiones de López Obrador y del canciller Ebrard sobre la destitución y detención de Castillo. “Constituyen una injerencia en los asuntos internos de este país”, asegura el comunicado.
* La chiquillada oficialista quiso hacer trampa con la ayuda de Morena para blindarse en el 24. PVEM y PT intentaron bajar el umbral de votos requeridos para que los partidos políticos conserven su registro y prerrogativas. En la maratónica sesión de San Lázaro, que terminó la madrugada del miércoles, lograron que se aprobaran cambios a la reforma electoral de López Obrador. Ya no sería necesario que obtuvieran un mínimo de tres por ciento de la votación nacional para conservar su registro. Basta con que alcancen ese porcentaje en 17 entidades. La bronca es que el cambio, admitido por Morena para asegurar el voto de la chiquillada, viola la Constitución, que establece como mínimo el tres por ciento de la votación nacional señalado.
Lo detectaron en el Senado y en Palacio Nacional. Vino la orden del Presidente a sus súbditos del Congreso: va para atrás. La oposición ya había avisado que no admitiría dispensa de trámites y que iría hasta el bloqueo del Senado si intentaran aprobarla sin analizarla. Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena en el Senado, reiteró que no habrá fast track. El mismísimo López Obrador avisó que la modificación va para atrás. “Los mismos legisladores se han comprometido a quitar esos añadidos, como le llaman en el periodismo, el duende, que hizo sus travesuras, pero se va a corregir”, dijo en la mañanera. Las circunstancias nos obligan a preguntar: ¿Cómo van a votar PVEM y PT esa ley corregida? Es un suicidio, sobre todo para los petistas.
Otro gran problema es el tiempo. El 15 de diciembre se cierra el periodo. Quedan dos sesiones. El Ejecutivo la quiere aprobada en ese periodo. Imposible analizar una minuta que modifica seis leyes, revisarla en comisiones, regresarla a San Lázaro para que corrijan lo de la chiquillada y reenviarla al Senado para su aprobación en las dos sesiones que quedan. Integrantes de los partidos de oposición ya advirtieron que bloquearán el Senado si se intenta el fast track. Monreal se comprometió a no dispensar trámites y analizarla con detenimiento.
El Presidente tendrá que esperar a que se convoque un periodo extraordinario en enero o al ordinario de febrero para reiniciar su ataque vs. el INE. Escuchamos al senador Germán Martínez hablar con dureza de Ricardo Monreal en el programa de Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula. Le pedimos vía WhatsApp que nos explicara por qué: “Monreal, como es católico, sabe que la Biblia dice que a los tibios Dios los expulsa. Llegó el plan B y está construyendo con PT y PVEM”, escribió.
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