Francisco Garfias
Arsenal
Ricardo Monreal no se va a retirar “por la puerta de atrás” de Morena. Si lo quieren fuera, ten-drán que expulsarlo. Su pecado es haber manifestado diferencias con el presidente López Obrador.
Se distingue de las tres corcholatas porque tiene criterio propio y se atreve a cuestionar los dog-mas de Palacio. Eso lo ha convertido en el hereje de Morena.
Su salida, sin embargo, lleva un costo significativo para el guinda. Lo debilita en lo electoral y en lo legislativo.
No hay que olvidar que 38 senadores de Morena arroparon al senador y firmaron un documento en el que condenan los ataques de Layda Sansores en su contra.
Pongamos que sólo la mitad de los senadores que firmaron siga a Monreal a donde vaya. Suficiente para que en los dos años que le quedan al tabasqueño en Palacio Nacional no pase ningu-na ley del Ejecutivo en la Cámara alta.
En la oposición presionan ya por una definición. Lo quieren fuera de Morena. Algún senador me dijo en corto: “Le faltan huevos”. Pero Monreal es calculador. Espera su tiempo.