En México, gracias a los políticos las buenas noticias siempre vienen acompañadas de malas. La felicidad nunca es completa, porque el hombre propone, Dios dispone y llega el presidente/o el legislador/o el gobernador/o el funcionario y todo lo descompone. Prueba de ello es lo que ha sucedido en los últimos días.
La buena, la marcha del pasado domingo 13 de noviembre fue todo un éxito, la expectativa de asistencia se superó con creces. La gente salió a defender al INE, una institución que ha demostrado su imparcialidad y eficacia. La mala, el presidente Andrés Manuel López Obrador se ardió y decidió organizar su Amlofest, un evento organizado por él, para echarse porras y decir que está de acuerdo consigo mismo. Una vez más, el mandatario optó por el lado oscuro de la polarización. No entendió nada, no se trata del tamaño ni el número de asistentes sino del significado que tuvo la expresión ciudadana.
La buena, el INE está a salvo porque Morena y sus rémoras no alcanzarán la mayoría necesaria para aprobar la Reforma Electoral y realizar los cambios constitucionales que desaparecerían al instituto. La mala, López Obrador se enojó y está pensando en un plan B: mandar y obligar a sus lacayos a aprobar leyes secundarias para apoderarse de a los órganos electorales.
La buena, si el presidente sigue con su plan B y su partido lo aprueba, se puede poner un recurso de inconstitucionalidad en la SCJN; la mala, la autonomía de la Suprema Corte está en riesgo, debido a que el Ejecutivo ha puesto a ministros incondicionales, que están dispuestos a vender su prestigio antes de contradecirlo.
La buena, los legisladores de oposición, particularmente el PRI, se dieron cuenta lo costoso que podría ser venderse nuevamente a Morena. Alejandro Moreno vivió el repudió de la gente durante la marcha y un restaurante, las encuestas demuestran que el tricolor es el partido con menor intención de voto nacional. La mala, esto no acaba hasta que acaba. Lamentablemente los políticos tienen mucha cola que les pisen y el mandatario ha demostrado que sabe jugar rudo para comprar almas y votos.
La buena, PRI, PAN y PRD se contentaron y volvieron a ser amigos, entendiendo que juntos valen más que separados. No sólo hicieron las paces para ir en contra de la Reforma Electoral, sino también para ir juntos en la designación de los cuatro nuevos consejeros electorales y en las elecciones del Estado de México. La mala, el amor sale cuando los expedientes entran por la ventana. La alianza entre estos partidos ha demostrado su fragilidad y vulnerabilidad, así que no hay que encariñarse demasiado.
La buena, el senador Ricardo Monreal señaló el proceso de elección de los consejeros del INE así como los magistrados electorales no puede modificarse sin reformar la Constitución y también dijo que el Senado no apoyaría una reforma que implicara regresiones electorales. La mala, también se manifestó en contra de que la Guardia Nacional dependiera de la Sedena, pero no hizo nada como coordinador de su Grupo Parlamentario para que este cambio se aprobara y él se abstuvo.
La buena, es que toda esta información demuestra que la gente puede defender sus derechos, que pueden generar tal presión que los partidos tienen que recular de sus propios intereses, que todavía hay diques que pueden contener a López Obrador. La mala, que para el presidente las instituciones y las leyes se hicieron para pisotearlas. Una prueba más de ello fue que ya empezó con actos anticipados de campaña llamado a la gente a votar masivamente por su partido y por supuesto, no pasa nada