Francisco Garfias
Arsenal
Tengo sospechas de que el primer sorprendido por la magnitud de la marcha en defensa del INE, realizada el pasado domingo en todo el país, es el presidente López Obrador.
El mañanero anuncio que encabezará una contramarcha de Estado, el domingo 27 de noviembre, parece confirmar esas sospechas. La semana previa a la manifestación fue pródigo en ataques, descalificaciones y hasta insultos a los manifestantes que rechazan su reforma electoral. Repitió que los que asistieran a ésa eran “racistas, clasistas, cretinos” que salían a la calle en defensa de los privilegios y la corrupción.
Esa agresividad contribuyó a cohesionar a los inconformes. La mayoría de los manifestantes eran ciudadanos decididos a defender al INE, pero había también panistas, priistas, perredistas y hasta emecistas marchando juntos. Lo nunca visto.
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* Para justificar su regreso a las calles como Presidente-manifestante, López Obrador dijo que quiere ver si la gente “está contenta”, a cuatro años de la Cuarta Transformación.
No se la compro. Lo que quiere demostrar es que no le han arrebatado la corona de “rey de la calle.” Le dolió en el alma que se la disputen.
Apuesto dos a uno que la “fiesta popular” —como llamó Claudia Sheinbaum a la marcha del 27 de noviembre— doblará en asistencia la convocada para defender la autonomía de los órganos electorales. Movilizar es más fácil desde el gobierno. Sobran recursos para llevar acarreados. Los gobernadores de Morena y aliados se aplicarán para cumplir con su cuota de manifestantes.
Entre las dos marchas habrá una diferencia cualitativa. En la del INE no hubo ni frutsis ni sándwiches. La de López Obrador se nutrirá de acarreados.
PD: Al Presidente le gusta repetir que la oposición está “moralmente derrotada”, pero si algo se demostró con la marcha del domingo pasado es precisamente lo contrario.
* El senador Ricardo Monreal va a acompañar discretamente la marcha de López Obrador. Sabe que se expone a insultos, chiflidos o cualquier tipo agresión de los más radicales de Morena. Va asumir ese riesgo.
Está consciente de que la liga está muy tensa. Quiere relajarla. El desaire también estará presente. Las corcholatas seguramente caminarán al lado del primer mandatario. El senador lo hará atrás, discretamente. Si se pasan de agresivos le estarán dando motivos a Monreal para romper con Morena. Podrá entonces darle sentido a la canción Amarga Navidad que tanto le gusta cantar. Esa de José Alfredo que dice: “Diciembre me gustó pa’ que te vayas…”.
* Líneas arriba escribimos que la política excluyente deljefe del Ejecutivo ha cohesionado nuevamente a la oposición. No sólo eso. Le ha dado oxígeno a la agonizante coalición PAN-PRI-PRD. Los coordinadores parlamentarios del PAN, Jorge Romero; PRI, Rubén Moreira, y PRD, Luis E. Cházaro, volvieron a dar una rueda de prensa conjunta para anunciar su rechazo a la reforma electoral, y subrayar que la alianza Va por México no ha muerto.
“Vamos unidos a decir no a esta reforma”, aseguró Moreira. “La chamba de los que estamos en esta coalición es mantenerla”; secundó Romero. “Hay futuro para la coalición Va por México en lo electoral”, terció el perredista.
*La presencia del mejor boxeador mexicano de todos los tiempos, Julio César Chávez, puso patas pa’rriba el Senado. Hasta se suspendió la sesión del pleno para hacer un reconocimiento a Míster Nocaut, como llegaron a apodarlo.