Miguel Ángel Godínez García
¿Es posible una reconstrucción creíble del informe de la Comisión para la Verdad del caso Ayotzinapa, luego de que su mismo presidente lo dinamitara al asegurar al periódico The New York Times, que muchas de las pruebas que acusan directamente al Ejército mexicano carecen de sustento?
Puede ser, en este país nada es imposible, sin embargo, y lamentablemente para el subsecretario Alejandro Encinas, su credibilidad está a la baja y ya no cuenta con toda la confianza de los padres de los estudiantes desaparecidos, como lo confirma Vidulfo Rosales, abogado de éstos.
Tampoco la hay en la opinión pública ni en el propio Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), particularmente, tras la presentación de evidencias nuevas, entre las que destacan los más de 400 presuntos mensajes de WhatsApp que habrían intercambiado los criminales con militares del 27 Batallón de Infantería en los días de la tragedia.
En su peritaje, el Grupo Interdisciplinario aseguró que no es posible comprobar la autenticidad de los mensajes y no pueden considerarse como una prueba digital, ya que no se puede corroborar que se hayan realizado desde dispositivos propiedad de los involucrados en la desaparición de los normalistas.
Con estas revelaciones, el caso se tambalea para Alejandro Encinas. Los peritajes del GIEI son contundentes: para éstos, existen otras inconsistencias serias como la forma de escritura, inusual en la aplicación, y lo más paradójico y que no deja de ser simple, es que hasta las palomitas azules de los mensajes enviados y vistos por WhatsApp no coinciden.
Esa parte de la aplicación no existía en septiembre, sino que fue implementada en noviembre de ese mismo año, es decir, dos meses después de lo acontecido en 2014, además de que en otras capturas de pantalla aparece el icono de videollamada, pero ese apareció hasta 2016; asimismo, la fecha de generación de la imagen de las capturas fue previa al envío de los mensajes.
Ante el peso de la verdad, el funcionario no ha tenido más remedio que reconocer que no pudo verificar muchas de las capturas de pantalla y que había tenido que desechar varias de ellas, además de admitir que la fuente que brindó los mensajes podría haberlos falsificado.
Hoy, Encinas está metido en un verdadero embrollo y no halla la punta de la madeja. De no haberse filtrado los supuestos mensajes, que provocaron el encarcelamiento de varios militares, entre ellos el del general brigadier José Rodríguez Pérez, probablemente la verdad vergonzosa de la Comisión estaría prevaleciendo, aun fincada en falsedades y en entuertos legales.
Lo peor para el presidente de la COVAJ es que, a pesar de la confianza que le ha manifestado el presidente López Obrador, está en el mismo terreno que Tomás Zerón, el exfuncionario de la PGR de Murillo Karam, que tenía a cargo la investigación del caso Ayotzinapa y quien es señalado por su presunta responsabilidad en la alteración y modificación de pruebas.
* Y mientras octubre cerró como el mes más violento en lo que va del año, con 2 mil 481 asesinatos, un promedio de 87 víctimas de homicidio doloso diario, el subsecretario de Seguridad Pública federal, Ricardo Mejía Berdeja, anda en campaña. Aún sin renunciar o pedir licencia al cargo, el Presidente elogia a su funcionario y justifica que la campaña la hace sólo en sus ratos libres.
* No hay quien los frene. El Cártel de Sinaloa y el CJNG exportan violencia. Ahora pelean por controlar Ecuador junto con grupos criminales de ese país.
* En Badiraguato, el edil morenista José Luis López gastará 14 mdp en un museo de narcotraficantes nacidos en la zona, como El Chapo Guzmán, Rafael Caro Quintero y Juan José Esparragoza El Azul.
DE IMAGINARIA
Gran trabajo del Ejército mexicano; en Quintana Roo aplica el Plan DN-III por afectación del huracán Lisa, mientras que en Sonora asegura casi dos toneladas de drogas diversas, con valor de 30 mdd.