Viernes, Noviembre 29, 2024
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LOs perfiles

 

 

 

Yuriria SierraYuriria Sierra                       
Nudo gordiano
 
  • El Presidente plantea que sean los partidos políticos quienes elijan a los perfiles para formar parte del Consejo del nuevo instituto, así como para los magistrados que lleguen al Tribunal Electoral, pero que sea la gente la que defina los nombramientos con el voto popular.

Es un punto recurrente en cada elección: al momento de revisar listas de candidatos, identificamos nombres y trayectorias que poco tienen que ver con la función pública. Gente sin experiencia o cuyo único mérito es estar envuelto siempre en polémica o, incluso, tener detrás una carrera, sí, pero en escenarios completamente distintos a los políticos, más bien en los que tienen encima reflectores o donde se juegan justas deportivas. Y a veces esto último ni siquiera les alcanza para convertirse en candidatos competitivos o para ser funcionarios de primer nivel.

Aun así, los partidos insisten en llevar a la esfera pública a este tipo de personajes para gozar un poco de algo de su popularidad. Éste es uno de los tantos vicios de la política, de México o cualquier país, porque, hipócritamente, todas las fuerzas políticas critican estas prácticas, pero también hipócritamente todas han caído en ella. Es por eso que resulta importantísimo que cuando hablemos de órganos autónomos nos aferremos a que su configuración permanezca alejada de estas mañas que en nada abonan a nuestra salud democrática.

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Dentro de las varias cosas que sugiere la reforma electoral de Andrés Manuel López Obrador está el mover ese blindaje que ha convertido al Instituto Nacional Electoral en una de las piezas del Estado más sólidas. Un despropósito, porque, le guste o no, hoy es Presidente gracias a la existencia de este instituto, que ha operado elecciones desde hace tres décadas y que organizó bajo otro nombre. El Presidente plantea que sean los partidos políticos quienes elijan a los perfiles para formar parte del Consejo del nuevo instituto, así como para los magistrados que lleguen al Tribunal Electoral, pero que sea la gente la que defina los nombramientos con el voto popular.

En la formación de cuerpos especializados en temas tan relevantes para la vida pública de un país, como lo son los encargados de operar elecciones, desde luego que la decisión debe estar basada en el nivel de preparación y de conocimiento del entorno de cada uno de los candidatos o candidatas que se van a desempeñar en el Consejo Electoral y Tribunal, no pueden estar basados a partir de un concurso de popularidad, porque eso sería abandonar al Estado en manos de inexpertos.

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Y qué desgracia sería eso en un país al que tantos años le costó construir y robustecer sus instituciones: “La elección de ayer fue aleccionadora, es la lección de la elección. Yo creo que la lección de la elección es el buen funcionamiento del instituto electoral en Brasil…”, afirmó ayer López Obrador, no dejó pasar la coyuntura para poner el micrófono en el lugar que quería. Toca estar pendientes de lo que se discuta en el Congreso, es momento de cerrar filas a favor de la salud democrática del país. Cuidar el INE es salvaguardar el futuro del Estado y el instituto no puede quedar en manos de recomendados o compadres, como pasa, y mucho, en oficinas de gobierno cuyo titular se decide por popularidad o conveniencia.