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El Presidente plantea que sean los partidos políticos quienes elijan a los perfiles para formar parte del Consejo del nuevo instituto, así como para los magistrados que lleguen al Tribunal Electoral, pero que sea la gente la que defina los nombramientos con el voto popular.
Es un punto recurrente en cada elección: al momento de revisar listas de candidatos, identificamos nombres y trayectorias que poco tienen que ver con la función pública. Gente sin experiencia o cuyo único mérito es estar envuelto siempre en polémica o, incluso, tener detrás una carrera, sí, pero en escenarios completamente distintos a los políticos, más bien en los que tienen encima reflectores o donde se juegan justas deportivas. Y a veces esto último ni siquiera les alcanza para convertirse en candidatos competitivos o para ser funcionarios de primer nivel.
Aun así, los partidos insisten en llevar a la esfera pública a este tipo de personajes para gozar un poco de algo de su popularidad. Éste es uno de los tantos vicios de la política, de México o cualquier país, porque, hipócritamente, todas las fuerzas políticas critican estas prácticas, pero también hipócritamente todas han caído en ella. Es por eso que resulta importantísimo que cuando hablemos de órganos autónomos nos aferremos a que su configuración permanezca alejada de estas mañas que en nada abonan a nuestra salud democrática.
Dentro de las varias cosas que sugiere la reforma electoral de Andrés Manuel López Obrador está el mover ese blindaje que ha convertido al Instituto Nacional Electoral en una de las piezas del Estado más sólidas. Un despropósito, porque, le guste o no, hoy es Presidente gracias a la existencia de este instituto, que ha operado elecciones desde hace tres décadas y que organizó bajo otro nombre. El Presidente plantea que sean los partidos políticos quienes elijan a los perfiles para formar parte del Consejo del nuevo instituto, así como para los magistrados que lleguen al Tribunal Electoral, pero que sea la gente la que defina los nombramientos con el voto popular.