Jueves, Noviembre 28, 2024
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Mamá de Heidi: un mes de dolor

 
 

 

Francisco GarfiasFrancisco Garfias             
Arsenal
 
 
 

Cristina Araceli Pérez Rodríguez, 25 años, es la mamá de Heidi, una niña de cinco años asesinada presuntamente por militares de gatillo fácil.

Ocurrió el pasado 31 de agosto en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Desde entonces ha sido un ir y venir en busca de justicia. Misión imposible. En tiempos de la 4T, el Ejército es intocable. El Presidente no la ha recibido. Le pidió audiencia a través de Derechos Humanos, pero nada. “No ha querido escuchar la versión de mi familia, la versión verdadera. Nada más ha escuchado al Ejército”, se queja, en charla con el reportero. López Obrador la mandó con Alejandro Encinas. El subsecretario de Derechos Humanos la recibió el pasado miércoles. Le prometió que daría a conocer al Presidente la versión de la familia, y le llevaría una nueva petición de audiencia que le hace la joven madre. Cristina Araceli quiere decirle al Presidente:  “¡Póngase en mis zapatos! ¡Entienda mi dolor! No le pido que se ponga de mi parte, simplemente que escuche las dos versiones, nivele y haga una investigación. Que sepa que ellos (los militares) fueron los culpables. No hay duda”.

Va la versión de la madre: “Los hechos ocurrieron a las 22:30 de la noche del 31 de agosto. Fueron militares. No hubo ni persecución ni enfrentamientos entre grupos de la delincuencia –como nos quisieron hacer creer–. Sólo el asesinato de mi niña. “Yo la estaba esperando ese día. Trabajo en el IMSS. A mi niña le dolía mucho el estómago. Le dijimos a Griselda, la pareja sentimental de mi papá que la estaba cuidando, que la llevara para hacerle una radiografía. “Tenía dos días con dolores. No había podido hacer del baño. La niña no era de quejarse, pero ese día sí se quejó que le dolía mucho su panza. Le pedí que me la llevara para checarla. Fue cuando pasaron los hechos. Estaba esperando (a Heidi) para hacerle una revisión médica y la recibí de otra manera”.

 

–¿Teme que por tratarse de militares los vayan a encubrir —preguntamos.  –Sí… —respondió.

En ese momento intervino el abogado José Roberto Puente Martínez para apreciar que en los tiempos que ellos (los militares) manejan –en el video que proporcionaron a la fiscalía– no se observa una balacera ni siquiera destellos. “Simplemente se ve un vehículo cerrado que se echa de reversa y huye. Pero nadie dispara. Nosotros tenemos ya otro video donde, a la misma hora, a dos cuadras, anda personal militar rondando las calles. Ellos aseguran que nomás estaban allí”, puntualiza. El video en poder de los defensores no ha sido autentificado por los peritos. El abogado pide que sean mas ágiles. 

“En la delegación de Nuevo Laredo –asegura– no hay peritos. Lo tienen que mandar con un perito que verifique que sea auténtico. Está en la Ciudad de San Luis o aquí en México.  Nos dijeron que más o menos en un mes podrían saber si es auténtico”. De nuevo con la dolida madre: “Ha sido un proceso muy largo, muy cansado. Pero no me voy a detener hasta encontrar la justicia para mi niña”.

* Charlamos con ella después de que ofreció una rueda de prensa en la Cámara alta. El senador del Grupo Plural, Emilio Álvarez Icaza, nos la presentó. En la rueda de prensa, la madre de Heidi reveló que el Ejército mexicano estuvo muy insistente de que negociara, pero no le dio la oportunidad de que la convenciera con una indemnización. 

“No vengo a pedir dinero, no vengo a pedir lujos. Lo único que vengo a pedir es justicia y que castiguen a los responsables”, aseguró. Álvarez Icaza dijo que el proceso tiene que ser en lo  civil, tratándose de afectaciones a la población civil, sin demérito de que pudiera haber una sanción militar. “Tienen que ser sancionados por la FGR y presentados ante un juez civil. Esperamos que la FGR no se comporte como abogado de oficio de los militares, que de por sí ya mucho poder tienen”, remató.

* López Obrador no es un enfermo cualquiera. Todos estos años se ha rehusado a considerar su estado de salud como incompatible con el cargo que desempeña. Son incontables las veces que afirmó “estoy al 100”, a sabiendas que no era así. Consciente o inconscientemente, traicionado el primer mandamiento de la 4T: no mentir.

Todos estos años, escribir sobre el estado de salud de AMLO se ha tomado como una  herejía. A principios de sexenio lo hice. Atraje la ira de la 4T. Me calificaron de charlatán, chayotero y otras lindezas por el estilo. Lo documentos hackeados a la Sedena, que dio a conocer Carlos Loret, fueron reconocidos como auténticos por el Presidente. Revelan que, a principios de enero, estuvo a punto de sufrir un infarto. Tuvieron que mandar una ambulancia aérea a Palenque, Chiapas, donde se encontraba. Días después le hicieron un cateterismo. No se lo hicieron antes porque le dio covid, según la versión de la mañanera.

El propio López Obrador reconoció que es hipertenso, sufre de la tiroides, tiene ataques de gota. En síntesis, que es un hombre enfermo.

No es un caso excepcional. El libro Aquellos enfermos que nos gobernaron, de Pierre Accoce y Pierre Rentchnik, coloca en esa lista a François Mitterrand, Ronald Reagan, Ernesto Guevara, Mouammar Kadhafi, el imán Jomeini, Ferdinand Marcos, Golda Meir y otras figuras del siglo XX.