Madero y Kumaichi: historia de amistad
Carlos Almada cuenta los motivos del embajador japonés para salvar la vida de la familia del expresidente en la Decena Trágica
La esposa de Kumaichi era de nacionalidad belga y los Madero eran todos francófonos, habían estudiado en Bruselas y, según se desprende de biografías y diarios, hicieron una buena amistad. Los vínculos entre México y Japón eran ya muy importantes”, afirma en entrevista Carlos Almada.
El diplomático recrea este suceso histórico poco conocido en su libro Un samurái en la Revolución Mexicana (Debate), en el que narra la historia de esa amistad a partir de los diarios personales de Kumaichi, entrevistas con los descendientes de ambas familias y una acuciosa investigación.
Explica que se sabía que la familia de Madero y unas 40 personas más se habían refugiado cuando la Decena Trágica en la Embajada de Japón, pero no se conocían los detalles.
La Decena Trágica fueron diez días de batalla urbana en la ciudad, más de cinco mil muertos; fueron los días más violentos de la historia de la capital mexicana desde su conquista por Hernán Cortés. Los acontecimientos sucedieron del 9 al 18 de febrero de 1913 de una manera vertiginosa.
Sí se recuperó la memoria pasada la etapa más cruenta de la Revolución, en los años 30. Se le concedió el Águila Azteca a Kumaichi, vino en 1935, pero probablemente por la guerra esta historia se fue diluyendo”, agrega.
Añade que otra razón para que se olvidara el suceso es que “murieron los protagonistas mexicanos, en particular doña Sara Pérez de Madero, quien siempre se negó a hablar de la Decena Trágica porque fue traumática para ella”.
Indica que el embajador nipón trabajó con cuatro presidentes mexicanos: Porfirio Díaz, Francisco León de la Barra, Madero y Victoriano Huerta. “Observó una conducta muy cuidadosa, en la que protegía los intereses de su país, no entraba en conflicto con otros diplomáticos y fue muy respetuoso con México”, añade.
Almada confrontó el diario de Kumaichi y los telegramas que enviaba a la cancillería japonesa, que eran escuetos. “No le miente nunca a su gobierno, pero tampoco le dice lo que está pasando, porque teme que le pidan retirar a los Madero de su residencia y eso era enviarlos al matadero”.