El agua es una de las grandes restricciones para la supervivencia de la vida en el planeta.
Las imágenes del año que corre de los ríos, las presas, los glaciares y los lagos muestran una situación próxima al límite hídrico de la tierra presagiando crisis de diverso tipo en varias partes del mundo. Y es que el agua dulce representa apenas el 3% de la existente, la mayor parte es sólida y en los casquetes polares y glaciares. La actividad agropecuaria utiliza un 75% de las fuentes de agua dulce y es reconocida como de las principales contaminantes. El agua disponible para la población humana en lagos, humedales, ríos, arroyos y otros, es de apenas el 1% del total. Los ríos y arroyos transportan y albergan menos del .006%, del total de esa agua, unos 2000 km3 de 1386, 000,000 km3 que el planeta tiene. A pesar de la modestia de sus caudales en sus riberas habita cerca de 2/3 partes de la humanidad. Y junto con los lagos viven el 41% de las especies de peces descritas científicamente, unas 8400. Algunas muy arcaicas como los Lepisosteos (pejelagartos) y la Amia (tipo de trucha).
Gran parte de la población formada en sus riberas poco a poco toma conciencia de la importancia de los ríos en sus vidas. En la conexión de las cuencas terrestres, su vegetación, la atmósfera y el mar. De los cambios en los patrones de temperatura y de precipitación en la dinámica hidrológica, del aporte de agua para las actividades productivas y el consumo humano, así como la ocurrencia de eventos extremos como las sequías y las inundaciones. Sabemos dónde y cómo nacen los ríos, los que tuvimos la fortuna de crecer en la confluencia de dos o tres de ellos, podemos decir que vimos nacer tal o cual rio.
Es sensación distinta cuando en la sierra vemos brotar un hilo de agua, formando un barranco, tal vez después un arroyo. O quede como un ojo de agua. En cambio visitar un lago, ver la celeridad de su corriente por cumulo de agua que el lago ya no puede retener para formar un rio es muy instructivo. Lo normal es que un lago se forme de ríos y arroyos, no al revés.
Los ríos suelen perdurar más que los lagos, éstos tienden a colmarse de sedimentos hasta desaparecer. Gente con 70 años o más de edad, ha visto desaparecer lagos y lagunas, mas no ríos, aunque se entuben en las ciudades.
Casi todos los lagos tienen una edad menor de 10 mil años. Hay unos muy antiguos, como el Baikal, Rusia, 25 millones de años; el Tanganyica, África Oriental, 10 millones; el Malawi-Nyasa, Tanzania, 6 millones; el Biwa, Kioto, Japón, 4 millones; el Titicaca, Perú y Bolivia 3 millones de años. En cambio hay ríos con civilizaciones ancestrales que todavía corren y se van. Se cree que el Nilo es el más antiguo, con 30 millones de años, pero le pelean este título el rio Finke en Australia y el río Colorado, que creó el Gran Cañón, del México antiguo.
De los 25 ríos más importantes del mundo he estado en 15 de ellos. Deseo conocer los ríos Tigres, Éufrates, Sindhu río sagrado de la India que fluye desde el Tíbet, para unirse al Punjab y desembocar en el mar Arábigo, al sureste de Karachi. Igual tengo pendiente de conocer los ríos; el Congo, el Ganges, el Niger, el Brahmaputra y el Yeniséi. He estado en el lago Itasca, donde nace el Mississippi y, en el Ucayali, del Perú, uno de los cuatro que bajan de los Andes para formar el Amazonas.
Por los ríos fluye además de agua; silicio, carbono, nitrógeno, fósforo, calcio, aluminio, hierro, potasio, cloro, azufre, oro, plata y otros. Muchas sustancias orgánicas desde compuestos simples como aminoácidos o azúcares sencillos, glucosa, celulosa, a polímeros complejos como sustancias húmicas (agroquímicos) y coloidales (aerosoles, emulsiones, espumas). Hay también lípidos, fosfolípidos, proteínas, ácidos nucleicos, fenoles e hidrocarburos. Estas sustancias provocan reacciones químicas y biológicas responsables del color, olor, sabor del agua que fluye y, de la retenida en los reservorios.
La concentración de estrógenos humanos en estas aguas cercanas a las ciudades se convirtió en un problema por su posible impacto en la disrupción hormonal, igual los plaguicidas y otros químicos irreductibles en las redes alimentarias por bio-acumulación.
El agua con infinidad de sustancias disueltas influye en los organismos por su toxicidad, por afectar la solubilidad o por su efecto en las relaciones osmóticas. A cada tipo de calidad de agua corresponde una biota específica, en gran medida por las propiedades y la actividad de los microorganismos que facilitan la existencia de otras formas de vida. Cuando los ríos reciben desechos domésticos, municipales e industriales modifican su condición natural, afectan la viabilidad y la sobrevivencia de las bacterias, los hongos y otros componentes de su biota. Sí el río disminuye la eficiencia en la captación de nutrientes, se satura, pierde capacidad de autodepuración (resilencia) aumentan las algas y las macrófitos (musgos, helechos, juncos, lirios, lentejas y capomos), los niveles de oxígeno caen a valores letales para los peces y otros animales.
Las macrófitos son refugio para organismos pequeños, hábitat estable y protegido para invertebrados y peces. Las dimensiones de los macrófitos son capaces de interceptar y cambiar las condiciones del rio, modificar el hábitat fluvial.
No en balde se les considera plaga. En ríos donde los lechos están formados por sedimentos finos, la heterogeneidad de hábitat depende de esta vegetación. En los ríos se desarrolla una comunidad planctónica bacteriana, microorganismos que sintetizan enzimas capaces de descomponer moléculas orgánicas complejas para incorporarlas a su organismo como nutrientes.
Estos, como los hongos, forman filamentos y se reproducen mediante esporas.
En ríos forestados los hongos abundan. Las bacterias y los hongos realizan crucial función de reciclaje y reutilización del material orgánico que entra al rio. Los hongos tienen mayor capacidad para descomponer material vegetal, rompen sus tejidos y los colonizan. Mientras las bacterias la tienen para trastornar polisacáridos y péptidos.
La descomposición microbiana por hongos y bacterias es esencial para la utilización del material por parte de los insectos y otros invertebrados. Los invertebrados (insectos, crustáceos, gusanos, moluscos, etc.) también participan en los cambios de la materia orgánica que entra al río.
A medida que esta materia se transporta por el río, es ingerida, expulsada, vuelve a ser ingerida de nuevo. Un mismo elemento nutritivo se va encontrando en una forma mineral, o incorporado a la materia viva durante el recorrido. Distintos invertebrados dominan las redes fluviales en función de las
posibilidades alimentarias, con excepción de las muy contaminadas. Se han encontrado hasta un millar de especies en ríos bien estudiados. Habitan en sedimentos blandos como en los rocosos y, en plantas sumergidas. Y juegan un papel fundamental en la transferencia de energía desde los recursos base hacia consumidores superiores (vertebrados acuáticos, aves), y constituyen el principal recurso alimentario para los peces. Proliferan especímenes conocidos por los pescadores de la zona.
Los anfibios, reptiles, aves y mamíferos forman parte de las redes tróficas de las corrientes de agua. Las salamandras, iguanas, ranas y sapos. Los renacuajos son alimento de depredadores. Algunas salamandras alcanzan gran tamaño. Hay vegetarianos (manatí) y otros micrófagos (flamencos). Hay tortugas omnívoras que consumen invertebrados y peces. Hay variedad de serpientes y, la mayor parte de los cocodrilos son de agua dulce. Numerosos órdenes de aves dependen en mayor o menor grado del alimento en los ríos, que además son refugio para la cría. Unas se alimentan en superficie y otras en profundidad, cazando peces y anfibios. Muchas son migratorias, sus rutas incluyen siempre lugares acuáticos. Algunas, como los cisnes son importantes en la dispersión de algas, invertebrados y de macrófitos. Los vertebrados superiores van al río buscando agua y alimento. En junio viajé por el sur de tres estados de Canadá, cruce varios ríos limpios y forestados, los colegas me explicaron la política pública ecológica en su manejo, producto de errores del pasado en las industrias madereras y mineras. Canadá es un país que tiene más de mil lagos. Después llegué al lago que forma el Missouri, cerca de Bedford, Montana. Si se dice que en el lago Victoria nace el
Nilo, puedo decir que estuve donde nace el Missouri. Bordeé de ahí hasta la puerta de las Montañas Rocosas, donde el rio alcanza una velocidad como la de los ríos que bajan por los glaciares en Alaska, o de los Andes, por el lado chileno. A partir de la puerta de las rocosas hay cañones, rápidos y cascadas como en las películas. Me platicaron de los millones de años que tiene el rio, su impacto en la geología del lugar, la bajada de su nivel en 100 años.
De sus aguas blandas por ser estar en una cuenca graníticas, mientras que en cuencas carbonatadas las aguas son duras. Este río, antes de llegar al Mississippi, tiene toda la gama de la morfología fluvial conocida, del altiplano a la llanura, meandros, agua fría, transparente y oxigenada, afluentes cargados de sedimentos que recicla en los remolinos tramo a tramo, hasta llegar a la desembocadura.
El reciclaje en hélice de la materia orgánica, refuerza la dependencia de las comunidades de rio abajo respecto a las de rio arriba. Distinto a los ríos de áreas planas con corrientes de baja velocidad, lechos anchos, escasa pendiente, aguas de mayor temperatura y en general, más turbios. Si aumenta la erosión aguas arriba (por deforestación) llegarán sedimentos en exceso que el río no podrá arrastrar, el cauce se agranda, aumenta la erosión de la ribera, incrementa la temperatura del agua. En casos extremos, cambiará de río de cauce único a uno trenzado, por crecidas y reboses. Si aumenta el caudal perdería sedimentos, el lecho iría encajonándose se degradaría. Sucede en los ríos de zonas agrícolas a menudo degradados, ya que los diques laterales de protección y canales para las tierras de cultivo hacen que en las crecidas el río no desborde, excave su lecho, se desconecte de la llanura. Hay ríos que nunca se secan, otros se secan casi todos los años, los hay efímeros, que sólo llevan agua de vez en cuando. En climas húmedos el tamaño de los ríos aumenta aguas abajo, por afluentes y aguas subterráneas. En zonas áridas, el río va perdiendo agua, incluso hasta borrarse, como el río Okavango que desaparece a las puertas del desierto de Kalahari.
En los ríos que observé en partes del sur de Canadá y el norte de EUA la vegetación de la ribera es notoria interface del rio con los ecosistemas terrestres vecinos, el manto freático y el cauce fluvial. Esta vegetación intercepta sedimentos y nutrientes. Una franja de un metro de ancho puede retener hasta el 30% de los nitratos. Con excepción de zonas subpolares situadas por encima de la línea del bosque, la mayor parte de los ríos del mundo bien conservados, tienen sus márgenes cubiertas por bosque o vegetación. Incluso en zonas desprovistas de árboles, como sabanas o desiertos, los pocos que existen crecen en las riberas de los ríos. Además es corredor biológico y zona de reserva para la flora y la fauna. Más del 60% de las especies de todo el mundo viven en riberas fluviales.
Sabemos que los bosques juegan un papel fundamental en la capacidad hídrica de una cuenca, sea por deforestación o por aumento de árboles. Un cambio de un 10% de bosque pinos o eucaliptos modifica de 25 a 40mm en el rendimiento hídrico, por ejemplo. Las diferencias de agua del suelo de un bosque y un pastizal se explican por las diferencias de los tipos de vegetación. Por otro lado, una mayor altura el dosel y mayor área foliar en los boques contribuyen a que los valores de evaporación desde el dosel húmedo sean más altos y que la cantidad de agua que llega al suelo sea menor en los pastizales. En el proceso de reforestación esta transferencia tiende a restablecerse. En cualquier caso, tienen un efecto directo sobre la ecología fluvial, sobre la forma del cauce, la erosión de sus márgenes. Cuando los árboles son cortados los vertebrados de la ribera pierden alimento y resguardo, la lluvia corre sin ser absorbida por el suelo, la vegetación y los canales naturales de filtración del agua se tapan con el fango. La restauración de las planicies inundadas es obligada para recuperar la capacidad de intercambiar materia con el río y disparar el metabolismo del carbono. Así como el limpiar los ríos y presas en tiempo de secas. La conversión de bosques a praderas causará disminución en la evapotranspiración y aumentará la temperatura del aire en la región donde suceda.
El calentamiento global ha hecho que baje la altura de las nubes que causan lluvia, han dejado de llegar al macizo montañoso, al bosque, explica en parte el aumento de inundaciones en las ciudades. Por lo pronto, hay que mantener márgenes de ríos forestadas, a 10 metros a cada lado. El Missouri al unirse con el Mississippi, forma el rio más largo del mundo. Lo mismo puede decirse del Amazonas, si se mide desde uno de su afluentes que bajan de los Andes, o del Paraná si contamos su unión con el Pilcomayo de la cordillera de Bolivia, o del Nilo si se mide desde el rio Kagera que llega al lago Victoria por Tanzania, o del Orinoco, de Venezuela por su unión con el rio Guaviare, de Colombia. Tal vez igual el Yangtzé de China y el Yeniséi en Rusia.
La cuenca hidrológica del Mississippi de las historias de Samuel Langhorn (Mark Twain) es la cuarta más grande del mundo, superada por la del Amazonas, la del Congo y, la del Nilo. La del Paraná ocupa el quinto lugar. La mayoría de las cuencas son compartidas al menos por dos países, la del Orinoco, por Venezuela y Colombia. Las de los ríos Congo, Níger, Nilo, Rin y Zambeze se comparten entre 9 y 11 países. Las de los ríos Tigris y Éufrates por Turquía, Siria e Irak. La del Paraná por Bolivia, Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay. El río que atraviesa más países es el Danubio, 18. Muchos ríos son demarcaciones fronterizas causando conflictos por sus aguas. La ONU estableció dos principios para la conducta de estados que las comparten: un uso equitativo del recurso y, evitar daños a los estados vecinos. La palabra rival se utilizaba para designar a quienes usaban el mismo río o cauce de agua, ahora está presente en conflictos internacionales por el mismo motivo. Hay que aterrizar las ideas de Elinor Ostrom sobre los bienes comunes. La capacidad hidrológica de una cuenca está sujeta a lluvias, sequías, deshielos, tormentas, crecidas, que a su vez determinan cambios biogeoquímicos fluviales y las interacciones de la cuenca. En una cuenca forestada durante las crecidas los aportes terrosos en el agua escurrida causan incrementos de materia orgánica, de nitratos, mientras el pH y sales minerales pueden disminuir bruscamente. Durante sequías la concentración de lo anterior y del amonio puede dispararse, mientras que el oxígeno y nitrato pueden desaparecer. La producción y biodiversidad en el valle aluvial depende en muchas ocasiones de las crecidas que transportan gran cantidad de carbono orgánico disuelto, metabolizado. Esta variación del carbono, se correlaciona con el nivel hídrico, con el contenido de materia orgánica acumulada en los suelos inundados y con la tasa de descomposición de tal materia. Pero también con la dispersión de la flora y fauna en estas aguas es gracias a; su captación, a la confluencia de tramos de los ríos en las desembocaduras en etapas de mareas, la disminución de la salinidad en brazos de mar, la llegada por este de caracoles e insectos, la dispersión de materia por las aves y, por el cruce activo de animales anfibios. La disminución del caudal en los ríos también se ve afectada por los cambios en las propiedades físicas e hidráulicas de los suelos. Cuando se deforesta, por lo general hay aumento en la densidad de los suelos y una disminución en su conductividad hidráulica. Los suelos de los bosques tropicales de tierras bajas son tan permeables que permiten un rápido drenaje, incluso en fuertes periodos de lluvias. En el suelo, aproximadamente un tercio del agua precipitada se infiltra para alimentar ríos, las raíces de los árboles y regresada a la atmosfera por el proceso de transpiración. Una fracción del agua escurre sobre la superficie, lo cual se ve reflejado en procesos naturales de erosión lentos. La menor perdida de agua hacia la atmosfera por ausencia de vegetación tiene como consecuencia un aumento en la percolación (corriente de agua dentro del suelo) en las praderas, con respecto al bosque. La retención de agua es menor en los bosques de tierras bajas que en los montañosos. El color del agua depende del material suspendido en el medio como restos vegetales, lamas, zooplancton y sedimentos inorgánicos en suspensión. Elevadas concentraciones de fitoplancton
determina distintos grados de color verde, azul-verdoso, amarillo o rojo. Así tenemos el rio amarillo, el verde, y otros. El color púrpura en el agua suele deberse a una alta densidad de bacterias púrpuras del azufre. La luz azul refractada, reflejada y reemitida causa el color azul del agua pura. El color del agua marrón u oscuro puede deberse sustancias húmicas y fúlvicas. Cuando las sustancias húmicas forman quelatos de hierro es frecuente un color amarillo, o naranja en ríos cerca de minas. El color depende también de la temperatura, el pH que afectan la solubilidad y estabilidad de los materiales disueltos. Las aguas altamente acidas presentan un color azul-verdoso superficial. Igual la coloración es modificada por compuestos químicos disueltos provenientes de la urbanización y, las conocidas aguas negras por su olor y color. La turbidez es la falta de claridad del agua causada por material de origen abiótico y biótico suspendido o disuelto en el medio. Cuanto mayor sea la concentración de este material en el agua, mayor será la turbidez y menor la transparencia. Los sólidos en suspensión incluyen arcilla, materia orgánica e inorgánica, compuestos orgánicos solubles, plancton y otros organismos microscópicos.
Al someter un rayo de luz en una muestra de esa agua, éste se dispersa y/o es absorbido, no sigue su línea recta. La relación entre la turbidez y los sólidos totales en suspensión es específica para cada ecosistema acuático afectado por factores como la concentración, tamaño, forma e índice de refracción de los sedimentos en suspensión. Los sólidos suspendidos son resultado de la erosión natural de las formaciones geológicas del lecho y por deterioro ecológico de la ribera. La tasa de erosión depende del clima, la pendiente, el tipo de suelo y la vegetación ribereña.
A mayor modernidad tecnológica mayor han sido los cambios en los ríos. Han sido dragados, rectificados, seccionados, construido exclusas para navegarlos, apresados para consumo doméstico e industrial, para generar energía, para blindar inundaciones, para urbanizarlos, etc. Los caudales mundiales se retiene en 45000 grandes embalses y un 56% de la superficie de los grandes ríos fue modificada.
Las presas reducen la velocidad de corriente, aumenta el estancamiento del agua en la llanura aluvial, producen pérdidas en la vegetación y alteran los patrones sedimentológicos y bióticos, fragmentan del paisaje y a los humedales. El fondo del embalse a menudo tiene poco oxígeno, metales y fósforo, por lo que sus especies vegetales y animales ven afectada su existencia, desarrollo y reproducción. Provocan consecuencias, como el hundimiento del delta del Mississippi que contribuyó al desastre del huracán Katrina en Nueva Orleans. Las necesidades de agua dulce en los hogares presionarán para seguir construyéndolos, porque la vida humana es primero.
El deterioro sostenido de los ríos ha llevado a plantear mecanismos para recomponer su integridad ecológica, revertir sus trayectorias modificadas que conducen a su virtual extinción. En la mayoría de los grandes ríos ya no es posible, las condiciones ecológicas fueron dramáticamente modificadas: pérdidas de llanura, atenuación de crecidas, entrampamiento de sedimentos, bloqueo de las migraciones de peces, reducción de intercambios entre el cauce y la llanura. Disminución de peces, vertebrados y otros seres vinculados a esos cambios y por contaminación.
Todo aquel con más de 50 años de edad que haya crecido cerca de un rio ha visto vida perecer de flora y a fauna. Los ríos se están secando, se están yendo, será difícil, a corto plazo, tener agua dulce en la cantidad mínima señalada por la OMS para asegurar la calidad de vida del humano. En México, como en muchos países, tenemos cada vez más amplias zonas con crisis hídrica, con una preocupante sed y problemas de salud relacionados con las aguas de los rios. Y no habrá un Illapa, dios del clima Inca que nos salve.
Ni el Egipcio Cnum, dios de las fuentes del Nilo. Ni la diosa Hindú, Ganga, del Ganges. Ni nuestros dioses Tlálloc y/o Chaahk. Porque todos estos dioses, ya están muy cansados.