Jueves, Noviembre 28, 2024
A- A A+

Banner superior a un lado de logo

Ubicacion de Anuncios, debajo de destacados, banner todo ancho

Nos salvamos, Vasconcelos

 

Yuriria SierraYuriria Sierra                                                                        Nudo gordiano
 
 
Apenas se cumplía el primer semestre del sexenio. En mayo de 2019 platiqué con María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt, quien enfrentaba dos polémicas que, al tiempo, se convertirían en las menores. En aquellos días, El Universal reveló en su primera plana: “El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología contrató un servicio de comedor gourmet con chef, saloneros y hasta un nutriólogo para que diseñe y supervise los platillos…”. En entrevista, la funcionaria afirmó que se trataba de información imprecisa y distorsionada, no sólo porque no se trataba de un “comedor gourmet”, sino que tampoco implicaba una derogación de 15 millones de pesos: “El Conacyt tiene contemplado un gasto anual de 6 millones de pesos para el servicio de comedor de los trabajadores…”, me aclaró en Imagen Noticias.

En aquella conversación hablamos también de otro asunto, uno aún más mediático: adolescentes que irían a la Olimpiada de Matemáticas, en Sudáfrica, habían solicitado ayuda para cubrir los gastos del viaje. La Sociedad Matemática Mexicana denunció que el Consejo a cargo de Álvarez-Buylla no había cumplido con un convenio. El eco fue tal, que Guillermo del Toro respondió y les pagó el vuelo a los doce jóvenes atletas matemáticos, una empresa privada cubrió el hospedaje.

Eran los primeros seis meses del sexenio, ni la ciencia ni la tecnología metieron acelerador en la dinámica de crecimiento. Las polémicas que llegaron tiempo más tarde caminaron en dirección contraria a lo que, pensaríamos, es la ruta de desarrollo y fortalecimiento de una de las áreas de oportunidad que más necesitan robustecerse, si es que nuestro país desea ser parte del andar global. Aunque, por el contrario, este sector se convirtió en otro campo de guerra. Así, el Conacyt se encargó de expandir su espectro de acción y de sumarse a la narrativa oficial de que todo lo anterior tiene tufo neoliberal. Comenzó una batalla con el alumnado y profesorado del CIDE, uno de los centros educativos de mayor prestigio, dedicado a la investigación política y social, y al que, tras una asamblea extraordinaria convocada por Álvarez-Buylla, le cambiaron los estatutos para nombrar como director a José Romero Tellaeche, quien durante su interinato ordenó despidos de la planta docente por “rebeldía” y “falta de confianza”, en los días en que también Andrés Manuel López Obrador denostaba el trabajo de la sociedad civil e investigadores, calificándolos, adivinaron, de “neoliberales”. Meses antes, el Conacyt de Álvarez-Buylla no dijo una sola palabra cuando la 4T ordenó la desaparición de, al menos, 90 fideicomisos dedicados a la investigación científica y tecnológica. Hace apenas tres semanas, Nayeli Roldán, de Animal Político, reveló que, aunque desde 2016 el Consejo otorga menos becas de estudio en el extranjero, es en el periodo que compete a la 4T en que éstas se han otorgado casi a cuentagotas, por ejemplo, si en 2020 fueron 2 mil 8, para el año siguiente sólo 742.

 
PUBLICIDAD
 

Sin embargo, la escalada de este Conacyt contra la comunidad que, en teoría, es su razón de ser, llegó a su momento más tenso cuando la FGR intentó que se giraran órdenes de aprehensión contra 31 científicos, a quienes quería acusar de lavado de dinero, delincuencia organizada, entre otros delitos. Esto por el supuesto mal uso que habrían hecho de los recursos del Foro Consultivo Científico y Tecnológico A.C. Fueron semanas de persecución y descalificación de estos investigadores del Conacyt, mismos que no fueron defendidos por el Consejo. Fue hasta que un juez decidió que las órdenes no tenían razón de ser, aunque la Fiscalía a cargo de Alejandro Gertz Manero advirtió que buscaría la forma de reavivar la acusación. Por cierto, el fiscal finalmente logró ingresar al Sistema Nacional de Investigadores, después de haber sido rechazado en cinco ocasiones desde 2010 por no cumplir con producción científica suficiente y porque “no demostró una productividad para la generación y transmisión de nuevos conocimientos”; pero el Conacyt de esta administración le cumplió el sueño.

Y con sólo esta currícula de los últimos cuatro años, el nombre de Álvarez-Buylla comenzó a sonar como el posible relevo en la SEP de Delfina Gómez, quien repetirá candidatura en el Edomex. Pero esto se escuchó en la mañana en Palacio Nacional: “La necesitamos donde está. Ha hecho un trabajo extraordinario…”, expresó López Obrador, negando así el salto del Conacyt a Educación. De la que nos salvamos, Vasconcelos.