Viernes, Noviembre 22, 2024
A- A A+

Banner superior a un lado de logo

Anuncio Museo 400px

Ubicacion de Anuncios, debajo de destacados, banner todo ancho

Los costos del fascismo en México

Por Luis Pazos


Los sindicatos son organizaciones generalmente de trabajadores, aunque también de profesionales o empresarios, cuyo objetivo es defender sus intereses, orientar y capacitar a sus miembros.

 

Esos sindicatos o grupos intermedios son parte de las democracias y sociedades libres; sin embargo, en muchos países degeneran en organizaciones que, con base en privilegios gubernamentales, monopolizan el ingreso para laborar en empresas y dependencias del gobierno. Extorsionan a los trabajadores a cambio de una plaza o los utilizan de acuerdo con partidos políticos para promover el voto.

El fascismo, cuya fuerza se basa en el control político de grupos intermedios para llegar y mantener el poder, fue el esquema que en Argentina utilizaron los peronistas para gobernar durante casi todo el siglo XX y hasta el 2015. Ese sistema es la principal causa de la crónica crisis económica y social en ese país.

En 1928, Plutarco Elías Calles, admirador de Mussolini, funda el PNR, que posteriormente cambia de nombre a PRI. Hasta los años 70 el PRI prácticamente no tenía ciudadanos afiliados, solo sindicatos, centrales campesinas y grupos organizados, quienes les aseguraban votos a cambio de privilegios, subsidios, diputaciones o altos puestos en el gobierno federal. El sindicato de maestros, de Pemex, de burócratas, del Seguro social, de la Comisión Federal de Electricidad, de ferrocarrileros, la Central Nacional Campesina (CNC) y la CTM, entre otros grupos, intercambian prebendas, como el monopolio de decidir quién entra a trabajar en las empresas o instituciones gubernamentales, a cambio de subordinación y apoyo político. Los crecientes costos generados por los privilegios otorgados a los sindicatos y su progresivo poder hicieron insostenibles los gastos, pensiones e ineficiencias de esos grupos. Algunos se convirtieron en Frankensteins: sus creadores ya no los pudieron controlar.

El encarcelamiento de algunos líderes, como la Quina o Elba Esther Gordillo, no fue solo por corrupción, sino por enfrentar a sus creadores. Ese sindicalismo, todavía vivo en varias empresas estatales y sectores gubernamentales, es una de las causas de ineficiencia, pensiones excesivas y pasivos laborales impagables, que cada día absorben un mayor porcentaje del gasto público y hacen necesario que los ciudadanos productivos paguen más impuestos para mantenerlos.