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“¡Ya se hicieron bolas..!”

“¡Ya se hicieron bolas..!”

Ya hasta lo quieren cesar al fiscal electoral Santiago Nieto para poner otro a modo, antes de los comicios de 2016.

 

09 de Diciembre de 2015

Confieso que me cuesta trabajo entender el rabioso ataque que experimentadas figuras del PRI y sus allegados han lanzado contra el fiscal electoral Santiago Nieto, por haber realizado el trabajo para el que lo eligieron los senadores en forma casi unánime: 97 votos a favor y una abstención.

El fiscal solicitó una orden de aprehensión contra un delincuente electoral acostumbrado a violar las normas y comprar voluntades, al amparo de la habitual impunidad.

Se atrevió a meterse con un político con influencia en los círculos del poder. Eso causó enorme malestar en la inquisición rojiverde. Ya hasta lo quieren cesar para poner otro fiscal a modo, antes de los comicios de 2016.

Anteriormente citamos al clásico de clásicos: ¡No se hagan bolas! Hoy podemos afirmar: “¡Ya se hicieron bolas!”

El delincuente electoral es Arturo Escobar, no el fiscal electoral Santiago Nieto. Es contra ese político del Partido Verde que deberían volcarse la ira e indignación y la tinta en los periódicos, las denuncias del partido en el gobierno.

Pero eso es tanto como ponerse a soñar. Los priistas necesitan los votos de sus rémoras verdes para lograr mayorías en el Congreso. Son indispensables en alianzas para proyectar a “políticos sandías” (verdes por fuera, rojos por dentro). Necesitan al partido del tucán, otrora aliado del Partido Acción Nacional, para no perder el control que ejercen en distintas entidades y en el Congreso.

Sólo así se entiende el nivel de involucramiento del coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa, o del senador del Verde, Pablo Escudero, yerno deManlio Fabio Beltrones, en la defensa de El Señor de las Maletas.

Gamboa nada dijo ayer de la serie de tropelías de sus aliados del Verde. Normal. Se ocupó únicamente de las “mentiras” que le atribuye a Nieto. “Tiene que hacer un acto de humildad y decir que mintió”, dijo a los reporteros de la fuente.

Y más: “Lo que no podemos es tener, en una fiscalía especializada, a alguien que le haya mentido a la Cámara de Diputados y al Senado”.

Pablo Escudero hasta una denuncia presentó contra Nieto por haber “violado” la secrecía de una averiguación previa en contra del otrora subsecretario de Prevención del Delito y Participación Ciudadana.

Nieto, es cierto, cometió una imperdonable omisión al no registrar, en su currículum, que fue asesor del Partido de la Revolución Democrática en el Senado antes de ser elegido titular de la Fepade. Ya todos sabemos que ganaba 60 mil pesos mensuales.

Pero esa omisión no exime a Escobar de los delitos que cometió. No sólo ha estado involucrado en el otorgamiento de nueve mil tarjetas de descuento a ciudadanos, en pleno proceso electoral, lo que le valió la solicitud de orden de aprehensión.

El político del Verde está vinculado al tema de los famosos cineminutos que, según el panista Javier Corral, fueron producidos por la empresa propiedad del hermano de Arturo Escobar.

Tampoco podemos dejar de lado la maleta Louis Vuitton que llevaba en Chiapas con el famoso millón y medio de pesos, cuyo origen nunca supo explicar: o tropelías semejantes que ha cometido con toda impunidad.

Me sumo a lo que la senadora Marcela Torres Peimbert, del PAN, dijo ayer sobre este caso.

“Toda la atención tiene que estar enfocada en un delito que sí está probado y es la entrega de las tarjetas platinum premium.

“Hay un fiscal valiente que lo está denunciando. Creo que debemos respaldarlo como mexicanos para evitar problemas electorales…”.

No me pregunte cómo, pero sé que al día siguiente que se destapó el casoEscobar, la procuradora Arely Gómez habló vía celular con el coordinador de los senadores del Partido de la Revolución Democrática, Miguel Barbosa, para pedir el respaldo de su grupo parlamentario a Santiago Nieto, cosa que el poblano prometió.

Es importante aclararlo porque en el huracán político que este escándalo desató, el nombre de la procuradora ha sido puesto en entredicho por algunos senadores de izquierda.

Manuel Bartlett se le veía contento. El Partido del Trabajo recuperó el domingo su registro nacional. En uno de los pésimos elevadores del Senado comentó el asunto con Javier Corral.

El senador del PAN le dijo que, al lograr tres por ciento de la votación, el Partido del Trabajo tiene derecho a formar un grupo parlamentario en San Lázaro con, al menos, cinco diputados.

El poblano repitió lo dicho por Corral en rueda de prensa.

Cuando le preguntamos si nueve partidos con registro no son demasiada carga para los mexicanos, Bartlett respondió: “Sí, sin duda, pero los que deberían desaparecer son otros. Esos que viven amamantados por los partidos grandes (en referencia al PVEM)”.