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Nuestro momento

 
 
 

Nuestro momento

Son los sociólogos los que mejor pueden entender lo que está sucediendo en el proceso electoral actual. Ni los abogados ni los economistas tienen una visión clara. Menos los políticos profesionales. Los primeros porque tienen siempre la mirada puesta en las leyes y los reglamentos, y por esta razón no acaban de apreciar las razones más profundas que explican el devenir de los acontecimientos. Los formalismos les impiden ver lo más importante que es el siempre presente elemento emocional

 

05 de Mayo de 2018

Los segundos, economistas, porque viendo la eficiencia como único criterio para evaluar las combinaciones de los factores dejan a un lado la equidad y justicia en sus propuestas.

Al final de cuentas, el sociólogo es el mejor equipado para penetrar y explicar el intrincado complejo de elementos históricos, sicológicos, demográficos, de familia, las correlaciones de fuerzas que en un momento dado determinan el comportamiento de los individuos y de las comunidades. Lo jurídico y lo económico son sólo una parte de una visión más integral, “holística” del acontecer social.

Armados de una visión sociológica del proceso electoral actual, podemos empezar a entender el comportamiento de la comunidad mexicana en los pocos días que faltan para llegar al primero de julio, cuando definiremos quién llevará las riendas del gobierno en los próximos seis años, hasta 2024.

De lo que expresen los 80 millones de empadronados dependerá el rumbo que tome el desarrollo interno de la nación en los próximos años y la contribución a la paz y la prosperidad mundial que hagamos como país será importante en la nueva configuración internacional.

Hay quienes, preocupados por nuestra impreparación cívica y escaso nivel educativo, temen lo que pueda suceder el primero de julio. Cunden los rumores más funestos. En un proceso bien administrado podemos esperar, sin embargo, que prevalezca el sentido común en los sufragios

Quien emerja como Presidente de la República verá que no irá solo en el ejercicio de su poder. Las alianzas que apoyan a los tres candidatos principales anuncian gobiernos de coalición formados por partidos participantes. La composición plural del Ejecutivo obliga a las inéditas limitaciones que sujetarán al jefe de éste.

La posibilidad de un ejercicio autoritario del poder será muy baja con el Poder Legislativo, que recobre su propio horizonte de actuación, como ya se está viendo en el presente gobierno. El Congreso ha operado con relativo despego respecto al Presidente de la República.

De la configuración de las cámaras de Senadores y Diputados dependerá que sean o no sumisas a los dictados del jefe del Ejecutivo. Son, pues, muy trascendentes las elecciones legislativas de este año. Con una mayoría adicta a la orientación del Presidente de la República, los nuevos legisladores apoyarán un programa de gobierno que trace un rumbo enteramente distinto, incluso opuesto a las estructuras vigentes. Es obvio que el variado panorama político nos relata el enigma por resolver. Nótese, empero, que la elección de legisladores no ha recibido en los medios la importancia que merece. Sólo uno de los candidatos presidenciales ha insistido en llamar a sus seguidores a votar por su partido. El que el futuro gobierno actúe sólidamente, en su totalidad, respaldando o no lo que proponga el Presidente, es una eventualidad que depende de lealtades partidarias el primer día de julio.

Otro asunto que hay que prever es la filiación política de los señores gobernadores, cada uno de los cuales decide, muchas veces a través de las legislaturas, la ruta que su Estado tome en asuntos locales y federales y su consonancia con el gobierno federal. La ciudadanía debe ejercer su parecer.

En suma: Los procesos electorales deben reflejar el control ciudadano. Todos los sectores, los empresariales, empleados, obreros, campesinos, popular, las asociaciones de la sociedad civil u otras organizaciones distintas a los partidos participan, tienen el deber patrio de actuar.

No hay que tener miedo a ninguna eventualidad. Los tiempos son difíciles en todo el mundo. Hoy en muchos países, los ciudadanos enfrentan con valentía retos mucho mayores que los nuestros. Sus ejemplos nos alientan.

Los lúcidos sociólogos pueden explicarnos a detalle lo que está pasando en este complicado 2018.  Entendiendo la dinámica de cada componente, podremos vislumbrar soluciones. Ante todo, no hay nada que temer.

Consultor

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