Amenaza para el mundo
Lunes, 14 de noviembre de 2016 - Edición impresa
Propuestas de Trump
Jesús Cantú (*)
Todavía falta ver cómo aterriza sus promesas (no se puede hablar de propuestas, cuando en muchos casos parecen más ocurrencias y ninguna tiene un desarrollo medianamente lógico), pero hay varias que se convierten en una gran amenaza para el mundo y otras para su país o, al menos, para segmentos muy importantes de su población.
La más preocupante para la humanidad, en la medida en que lo que se viva durante los cuatro años de su mandato generará un daño irreversible, es su postura respecto al medio ambiente y los compromisos norteamericanos en relación con el combate al calentamiento global; de hacer realidad sus dichos, el mundo se verá en serios problemas en los siguientes años, pues pretende eliminar todo el apoyo económico a los programas mundiales relacionados con esta batalla y revisar los compromisos concretos de Estados Unidos en materia de reducción de emisiones y transformación de su planta productiva.
La otra postura de su campaña, que puede convertir al mundo en un polvorín, es la de aliarse con Rusia para aniquilar al Estado Islámico, por la vía militar. Recurrir exclusivamente al uso de la violencia física para combatir el terrorismo es una garantía de que la reacción será igualmente feroz, pero dirigido contra la población civil en todo el mundo. Los atentados que han sacudido al mundo (París, Bruselas, etc.) se multiplicarán con consecuencias imprevisibles, pero sí con la seguridad de que el número de víctimas inocentes crecerá notablemente.
A nivel interno, los norteamericanos deben preocuparse de dos cuestiones centrales: el incremento de la violencia contra todos los grupos minoritarios y la proliferación de las ejecuciones masivas en lugares públicos.
En el primer caso, los grupos minoritarios (afroamericanos, musulmanes, latinos, grupos lésbico-gay y demás minorías) ya empezaron a denunciar que se multiplicaron las amenazas en su contra, desde luego alimentado por el discurso de odio que mantuvo durante su campaña electoral; el impacto que éste tenga en el comportamiento de los norteamericanos es realmente impredecible, pero es un hecho que será muy negativo, incrementará las prácticas discriminatorias y amenaza con meter a los norteamericanos en un túnel del tiempo del que ya creían haber salido.
En el segundo, Trump (cuya campaña fue financiada en gran medida por la industria armamentista norteamericana y mundial) amenaza con liberar todavía más el comercio de armas de fuego en los Estados Unidos, lo cual puede tener impacto negativo para países como México, cuyos grupos criminales básicamente adquieren todo su armamento en el vecino país del norte; pero sobre todo se revertirá contra los mismos norteamericanos, pues aquello será una regresión al estado de la naturaleza, donde lo que impere es la ley de la selva, es decir, sobrevivirá el más poderoso.
Ya en los últimos años los asesinatos múltiples en lugares de concurrencia masiva (universidades, centros comerciales, cinemas, etc.) proliferaron, frente a eso la pretendida respuesta de Trump es armar a las víctimas para que puedan defenderse, así que se multiplicarán los enfrentamientos en los lugares públicos, con la consecuente pérdida de vidas humanas.
Mayoría
De acuerdo con los antecedentes, en ninguno de estos ámbitos funcionarán mucho los contrapesos de las instituciones norteamericanas, pues la única que tendría que pasar necesariamente por la aprobación del Congreso es la venta de armas, pero es uno de los aspectos en los que en general los republicanos se inclinan por esta liberalización, así que no puede esperarse que lo frenen o moderen, dado que ellos tendrán la mayoría en ambas cámaras.
Seguramente el Congreso tendrá mayor injerencia en algunos otros temas, igualmente controvertidos, como la reducción de las tasas impositivas que anunció en los ingresos de las personas físicas y su postura frente a los tratados comerciales y los gravámenes al comercio exterior. Aquí hay coincidencias y diferencias importantes entre la mayoría de los congresistas republicanos y el hoy presidente electo: seguramente la reducción de impuestos pasará sin problemas en el Congreso, pero habrá más discusión en las barreras al comercio exterior, pues allí los republicanos son por tradición aperturistas y, en eso, Trump va a contracorriente, además de que las mismas corporaciones empresariales norteamericanas pueden empezar a sufrir los estragos en el costo de las materias primas, con el consiguiente impacto en sus costos de producción.
En cuanto a la posible integración de su gabinete, hasta hoy hay dos señales totalmente encontradas, pero muy propias de su personalidad: por un parte, es evidente que dejó el peso principal de la transición en manos de un grupo de republicanos prominentes del ala conservadora del partido; y, por la otra, como presidente electo de cualquier país bananero, incorporó al mismo a sus tres hijos mayores. Dado que las principales posiciones del gabinete tienen que pasar por la aprobación del Congreso, es un hecho que recurrirá a los primeros para estos puestos, pero queda por definir qué papel jugarán sus hijos, pues se suponía que serían ellos los que se encargarían de sus negocios personales.
La construcción del muro en la frontera sur —que tanto nos agravia y ofende a los mexicanos— en realidad tendrá efectos directos menores para México; debemos preocuparnos más por la deportación masiva de mexicanos ilegales, el gravamen a las remesas de los connacionales (para pagar el muro) y los cambios en la política respecto al comercio exterior (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), pues esto sí tendrán impactos negativos sobre la economía nacional.— Ciudad de México.
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Periodista
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