Feria de regalos
Cero y van dos veces que se reporta cómo funcionarios federales y estatales entregan despensas y monederos electrónicos en el Estado de México.
18 de Octubre de 2016
¿No se supone que los gobiernos en México no pueden utilizar los programas sociales con fines electorales? ¿No se supone que está prohibido y penado? ¿Dónde está el árbitro electoral cuando uno de los jugadores, en sus narices, comete una falta pública y notoria? ¿Cómo es posible que una operación claramente electoral esté en manos del funcionario más encumbrado de Los Pinos por instrucciones directas del presidente Peña? ¿Dónde están las voces que siempre exigen equidad en las contiendas ahora que el PRI-gobierno está utilizando sus peores mañas sin recato alguno? ¿Será el Estado de México el laboratorio de clientelismo electoral rumbo a las elecciones presidenciales de 2018?
Cero y van dos veces que se reporta cómo funcionarios federales y estatales entregan despensas y monederos electrónicos en el Edomex. De acuerdo conReforma, el sábado pasado llegaron “acarreados” de distintos municipios mexiquenses a un evento donde recibieron paquetes del Programa de Apoyo Alimentario de Diconsa y una tarjeta bancaria electrónica, llamada la Efectiva, con un saldo de dos mil 750 pesos. Nada menos que el jefe de la Oficina de la Presidencia encabezó la entrega de los goodies. Francisco Guzmán exaltó al gobernador, Eruviel Ávila, y a su jefe, el presidente Peña, quien le habría dicho: “Francisco, te encargo el Estado de México, tiene que tener una atención prioritaria”. ¿Por qué la prioridad? ¿No debería el gobierno federal gobernar para todo el país? ¿No tiene que ver la prioridad con la muy extraña coincidencia que el año que entra habrá elecciones en el Edomex, la entidad más poblada del país?
No sólo regalaron despensas y dinero en efectivo por medio de tarjetas. También entregaron “estímulos a integrantes de comités comunitarios, certificados de vocales de Prospera, vales para el equipamiento de comedores comunitarios, escrituras de Corett y certificados de INEA”. ¿Cuándo viene la feria de regalos, encabezada por el generoso Francisco, a la Ciudad de México? ¿Cuándo van para Oaxaca, Guerrero o Chiapas, donde hay tanta gente necesitada?
Los reporteros le preguntaron al jefe de la Oficina de la Presidencia si este acto no tenía una intención electoral. Respondió: “Son distintos programas sociales y lo que queremos es que en un solo espacio se puedan conjuntar los diferentes servicios y programas que tenemos […] Estamos trabajando de forma institucional, ajenos a cualquier tipo de motivación electoral”. Qué buena respuesta: ya me convencieron que ellos tienen las mejores intenciones, que no se les pasa por la cabeza entregar regalitos para ganar elecciones. Porque, fíjese usted, lo que se requiere para obtener las dádivas: el beneficiario debe entregar una copia de su credencial de elector y escribir sus datos personales, incluyendo su teléfono, en una lista. ¿Por qué entregan su credencial del Instituto Nacional Electoral (INE)? ¿Es esto legal? ¿Para qué usa el gobierno la lista? ¿Cómo evitar que termine en el PRI?
Ya algunos partidos opositores han anunciado que denunciarán estos actos ante el INE, la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales y la Auditoría Superior de la Federación. Según el consejero electoral Arturo Sánchez, este tipo de repartos no son delictivos si forman parte de los programas sociales de los gobiernos: “El problema es hacerlo para obtener el voto, el problema es hacerlo con alguna intencionalidad política o para posicionar a una persona que eventualmente pueda ser candidata, eso es lo que no se vale”.
Con todo respeto a las autoridades electorales —que gastan tanto dinero en tonterías como monitorear los medios de comunicación para ver si hay una dizque cobertura equitativa—, los gobiernos federal y mexiquense (ambos priistas) están llevando a cabo un típico caso de clientelismo electoral supuestamente penado por la ley. ¿Cómo lo sé? “Si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato”. No sé usted, pero a mí me queda claro que estamos frente a un caso público y notorio de entrega de programas sociales, que pagamos los contribuyentes, para apoyar al partido gobernante: un acto electoral. ¿Para qué les piden, si no, la credencial para votar a los beneficiarios y los apuntan en una lista con sus datos?
Y es nada menos que el jefe de la Oficina de la Presidencia, por instrucciones del Presidente, el que anda encabezando este tipo de eventos. Si así están jugando en Los Pinos para retener la gubernatura del Estado de México en manos del PRI, no me quiero imaginar lo que harán para retener la Presidencia en 2018. Pero estoy tranquilo porque nuestras autoridades electorales ya prometieron que investigarán: a ver si se dan cuenta de que lo obvio sí era obvio.