Miércoles, Noviembre 27, 2024
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“Mi padre, el Inmortal”

* Reciente, el periodista Gilberto Dihigo presentó en Torreón su libro dedicado a su padre, obra donde destaca el lado humano y trayectoria del jugador considerado uno de los grandes de béisbol del siglo XX.

Por Jesús Alberto Rubio.

Antes de compartirle el artículo que escribió Gilberto Dihigo de su señor padre, deseo puntualizar lo que fue Martín Dihigo –“El Maestro”.-- a partir de su arribo a la Liga Mexicana y en general en la pelota profesional.

En efecto, fue en 1937 cuando debutó con el Águila de Veracruz, ya con 14 años de trayectoria en el beisbol de paga y lo notable, al vestir los colores porteños, fue lo siguiente:

Fue el primer pitcher en lanzar sin hit ni carrera en la Liga Mexicana, notable hecho histórico visto en 16 de septiembre de 1937 en contra de Nogales. Tiró los nueve innings y ganó 4-0 en partido efectuado en el Parque Deportivo Veracruzano.

Un año más tarde, también con el Águila dirigido por su paisano Agustín Verde, obtuvo la triple corona de pitcheo al agenciarse los lideratos de ganados y perdidos, efectividad y ponches.

Tuvo una marca de ganados y perdidos de 18-2 (.900), con 0.90 de carreras limpias y 184 ponches. Además fue el máximo ganador de la temporada con sus 18 triunfos.

Y en bateo, fíjese: el inmortal cubano se agenció el título de bateo esa misma campaña, obteniendo un alto porcentaje de .387 milésimas.

Simplemente, era un portento de la pelota.

Obviamente, con él en el pitcheo y a la ofensiva, los rojos porteños fueron bicampeones del circuito en el 37 y el 38.
Todavía se dio el lujo de encabezar en tres ocasiones al circuito en ponches. En 1939 abanicó a 202, en el 42 a 211 y un año más tarde despachó a 134. La endemoniada velocidad que imprimía a la esférica nulificaba a los bateadores.

Posteriormente vistió los uniformes del Torreón, Nuevo Laredo y San Luis de Potosí, comandando a varios de ellos. Finalizó su carrera en la Liga Mexicana con marca de 119-57.

También paseó su nombre por Panamá, la Republica Dominicana, Venezuela, Puerto Rico y, obviamente, Cuba.

Al paso del tiempo, sabemos, tiene la distinción de figurar en los salones de la fama de Cuba, México, Venezuela y Estados Unidos, lugares donde siempre exhibió la condición de verdadero fuera de serie.

Lo relevante fue que sin jugar en Ligas Mayores por el color de su piel (racismo), tiene un nicho de oro en el recinto sagrado con sede Cooperstown, Nueva York.

Ligas Negras

Entre 1922 y1947) jugó en el beisbol de las Ligas Negras de EU donde alternó con peloteros de la talla de James Cool Papa Bell, Oscar Charleston, Joshua Gibson, Leroy Satchell Paige, Sam Lloyd y muchos más notables de aquella época.

En partidos de exhibición, algunas veces se enfrentó a Babe Ruth, Lou Gehrig, Grover Cleveland Alexander, entre otros, quienes conocieron –en cualquier circuito donde vio acción-- las excepcionales cualidades del jugador cubano, jun to con Babe Ruth, uno de los más completos en toda la historia del beisbol.
Su historial, en verdad, riquísimo y este día no terminaríamos.

Gilberto Dihigo

Por ello, mejor vayamos ahora al artículo que publicó Gilberto Dihigo, pero antes déjeme decirle que el licenciado Juan Antonio Villa García, coordinador general e la visita y presentación del libro dedicado al “Maestro” Dihigo, nos dijo lo siguiente:

“Estimado Jesús, te envío el artículo que Gilberto Dihigo Castillo escribió con motivo de su reciente visita a La Laguna. El texto, que por error no menciona el apellido del autor, fue publicado en El Siglo de Torreón. Ojalá resulte de interés y consideres que también lo sea para tus lectores. Saludos”.

Bien.

“Torreón fue la primera ciudad mexicana donde mi esposa Marisol y yo presentamos la segunda edición del libro "Mi padre El Inmortal", con lo cual cumplí el secreto deseo de que en la ciudad más significativa en los buenos sentimientos de Martín Dihigo iniciara este periplo de apariciones y sin duda la elección fue acertada porque la organización mostrada, el interés del público que colmó el auditorio del Museo Regional combinado al afecto nos hizo comprender a Marisol y a mi porqué hace muchos años el viejo Dihigo se enamoró de Torreón.

La buena energía no se puede disimular, es algo que vibra en el aire, late dentro de las personas y esa corriente fluyó en la noche de las disertaciones con la obra sobre Martin Dihigo. Vale decir que si ese día de marzo fue exitoso se debió en primer término al licenciado Juan Antonio García Villa y todos los integrantes de la Peña Beisbolera, quienes como un solo hombre se multiplicaron con todas las tareas y aportaron no sólo su presencia, sino también financiaron nuestra estancia . Para todos ellos sin excepción va nuestro profundo agradecimiento.

Esta segunda parada de presentaciones sobre el libro ¨Mi padre el inmortal" -la primera fue en Miami- no sólo representó momentos emotivos en lo personal, sino reafirmó el principio sostenido por el proyecto de la Fundacion Martin Dihigo INC, de que la memoria histórica nunca desaparece cuando existen personas que mantienen vivo el orgullo del pasado y eso nos quedó confirmado con el desinteresado trabajo que realizan el licenciado García Villa y el grupo de la Peña Beisbolera, preocupados y ocupados por el desarrollo y legado del beisbol mexicano.

Este servidor y su esposa aprendieron de esos hombres que la tradición del beisbol, a pesar del arrollador respaldo al futbol, no morirá en La Laguna y esa pasión por el llamado "rey de los deportes", como lo llamaban en la década de los años 40 al beisbol lo ratificó el pueblo de Torreón con el lleno total de estadio en la primera presentación del equipo algodonero.

Por cierto en este apretado resumen no puedo olvidar a la gerencia del equipo Unión Laguna que nos permitió a este servidor y al hijo de Pedro "Charolito" Orta, Jorge, excelente persona y gran jugador de beisbol, protagonizar un homenaje a nuestros respectivos padres cuando inauguramos de manera simbólica la temporada de los algodoneros, yo desde la lomita y él con el bate en la mano. Tanto Jorge como yo respiramos historia cuando entramos a la grama donde años atrás nuestros padres sudaron la camisa y protagonizaron grandes jugadas.

Seguimos adelante y nos espera Monterrey, Saltillo, Veracruz, Xalapa, República Dominicana, Nueva York, Nueva Jersey, Panamá y Puerto Rico, entre otras localidades adonde llevaremos el libro, pero sin ánimo de ser futurista será difícil a estas ciudades subir el listón más alto a lo que encontramos en Torreón donde mi esposa y yo aspiramos a volver con nuestros dos hijitos en un compromiso con mi paisano Israel Fuentes y su esposa Gaby que los cuidarán. Dejamos muchos amigos en la ciudad que tocó el corazón de mi padre y ahora el del matrimonio Marisol-Gilberto Dihigo.

Y quiero que sepan los amigos que cuando la Fundación Martin Dihigo comience a funcionar a plenitud uno de sus primeros compromisos es erigir una estatua de Martin Dihigo para ese pueblo que lo recuerda y mantiene vivo su recuerdo. En resumen Torreón fue una excelente sede para la presentación de "Mi padre El Inmortal".

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Cesareo Suarezz Naranjo