Hombre de recia personalidad; su hablar es profundo, modulado, como buen orador, que es. Desde niño ha sido rebelde, combativo y combatido; hombre de servicio a los demás.
Confiesa que, conserva vivo el consejo de Joaquina Salcido Estenzor, su madre, cuando siendo estudiante de derecho le recomendó: “deberás ser un abogado que sirva a la gente. Esta profesión no es para que te hagas rico. No debes ser un abogado sinvergüenza”. Esta expresión marcó para siempre su trayectoria.
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