Se publica por considerar muy valiosa y oportuna la misiva del Senador Manuel Cárdenas Fonseca
Elecciones Ajenas e Incapacidades Propias (Daños Colaterales)
JUEVES, 10 DE NOVIEMBRE DE 2016
El triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos ha roto paradigmas de integración, ha sepultado definitivamente la confiabilidad de las encuestas políticas y ha abierto una nueva era de incertidumbre política y económica, con daños colaterales en todos los países del mundo.
México ha sido la principal víctima de decisiones tomadas democráticamente en otro país y esto es una muestra de la vulnerabilidad de nuestro país y de la incapacidad que hemos tenido para construir un andamiaje interno sólido que nos blinde frente a situaciones que están fuera de nuestro control.
Yo fui de los pocos en apoyar en su momento la decisión del Presidente de México de no contestar los agravios de un entonces aspirante a candidato presidencial, como tampoco ya investido de candidato, y también me pareció adecuado el invitar (apoyé esa decisión) a reunirse con ambos candidatos presidenciales del país con el que tenemos mayores vínculos y una relación indisoluble. Hoy a la luz de los resultados, la estrategia no parece para nada equivocada.
Durante la comparecencia en el Senado de la República de la Secretaria de Relaciones Exteriores señalé que “establecer ese actuar prudente como mecanismo de defensa ante daños colaterales propios de las decisiones entre ellos, en este tiempo incierto, lo prefiero a asumir un protagonismo que le daría lo que muchos aspiran: una nota de 8 columnas, pero 20 años de ostracismo.”
Pero necesariamente debemos mirar bajo una renovada óptica la nueva realidad con nuestro vecino y con el mundo, en donde acciones como el Brexit y las elecciones en España han dejado de ser algo anecdótico, ya no se diga el NO en Colombia a la impunidad que obliga a un SÍ a la legalidad. Aún no es tarde para replantear estrategias y atender lo verdaderamente importante para fortalecernos y obtener mayores oportunidades en un entorno mundial que se está reconfigurando.
He señalado muchas veces que no es la política exterior la que impone la política interior, sino es la política interior la que nos impone cómo nos debemos mostrar ante el mundo. Empecemos por limpiar la casa. Urge.
Resulta más cómodo atribuir nuestros males a condiciones externas, particularmente de los Estados Unidos, que a la incapacidad mostrada para dar respuestas eficaces a las condiciones de impunidad, corrupción, inseguridad, pobreza y bajo crecimiento económico que se muestran en todas las regiones del país.
Por supuesto que los resultados en ese país tienen impacto no sólo sobre México sino sobre muchas naciones, porque es la nación más poderosa, pero también muestra nuestra debilidad interna y nuestra pobre visión. Ya hay personajes del gobierno y de la empresa acostumbrados a decir, hasta con cierto orgullo, que “cuando a Estados Unidos le da gripa a nosotros nos da pulmonía”, pero no hacen nada para vacunarnos. También dicen que esto es síntoma de la globalización, pero para mí es más bien manifestación de una cada vez más creciente pobreza intelectual en todos los sentidos.
En lo que deberíamos estar ocupados en nuestro país, es en mantener una activa defensa de los mexicanos en el exterior, que tienen una gran importancia tanto en el orden social y político como en el económico ya que sus remesas representan hoy en día la principal fuente de divisas en nuestro país por encima de las exportaciones petroleras, aún cuando no dudando que muchas de ellas sean la nómina de la delincuencia organizada.
En lo que deberíamos estar trabajando es en establecer en México las condiciones laborales necesarias para que nuestros connacionales no tengan que emigrar y exponerse a condiciones de discriminación y mal trato en otras naciones. Esa debería ser nuestra meta.
Lo que deberíamos de propiciar es que los mexicanos encuentren en su país las condiciones para desarrollarse de manera individual, familiar y colectiva para contribuir con su esfuerzo a construir un país de mayor bienestar y más justicia.
No debemos olvidar que la defensa de nuestra autonomía y libre autodeterminación, pasa por el respeto a las decisiones internas de otras naciones y por el desarrollo de condiciones que nos hagan menos vulnerables ante cambios que se den en estos países.
¡Muchas gracias y sean felices!
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