Por primera vez en la historia del país, el relevo en el Poder Ejecutivo ocurre en un día 1 de octubre. Esto, derivado de los cambios constitucionales de la reforma político-electoral de 2014, que adelantó dos meses la toma de posesión de 2024 para acortar el periodo de transición.
La Carta Magna de 1824 fijó la asunción presidencial para el 1 de abril de cada cuatrienio (Guadalupe Victoria juró el cargo 10 de octubre de ese año, pero porque el Congreso le otorgó un periodo adicional previo, de casi seis meses). Y la Constitución de 1857 determinó que fuese el 1 de diciembre, cosa que mantuvo la de 1917.
Claudia Sheinbaum, la primera Presidenta de México, comenzará a ejercer hoy el poder en un país con muchas complicaciones.
Por un lado, deberá enfrentar los problemas que ha causado el huracán John, que ha dejado caer cantidades monstruosas de agua sobre los estados de Oaxaca, Guerrero y Michoacán, provocando inundaciones, deslaves y destrucción de infraestructura.
La nueva mandataria ya anunció que el primer punto al que se trasladará después de tomar posesión será Acapulco, uno de los lugares más afectados.
Habrá que ver cuál es el recorrido que realice allí y si éste se distingue de las visitas que hizo en el último año su antecesor, quien nunca salió de la Base Naval, temeroso de los reclamos que pudieran hacerle los damnificados por el huracán Otis y del daño que esto pudiera ocasionar a su “investidura”. Sin embargo, el que Sheinbaum comience su gobierno actuando y no hablando podría marcar una diferencia notable de estilo.
Pero ése no será el único embrollo que tendrá que sortear en sus primeras semanas en la Presidencia de la República. El conflicto armado que comenzó hace tres semanas en Sinaloa, entre dos facciones del Cártel del Pacífico, podría marcar a su gobierno en el rubro de la seguridad pública. Eso, sin contar los brotes de violencia en otros estados, notoriamente Chiapas.
Los homicidios que se atribuyen al enfrentamiento de los Chapitos y los Mayitos superan los 120 asesinatos y 160 desapariciones y el daño a la economía local es evidente, pues no sólo se han paralizado las actividades comerciales en Culiacán y otros municipios de la entidad, sino que el conflicto se ha extendido a la autopista Durango-Mazatlán, donde han sido incendiados camiones de carga.
El tercer reto que tendrá la presidenta Sheinbaum en el arranque de su administración tiene que ver con la economía. Deberá manejar con destreza los contratiempos creados por la enorme deuda pública que heredó del anterior gobierno, así como por las dudas y temores que ha ocasionado en los inversionistas la expedición de la reforma judicial.
Por último, las desavenencias en el ámbito diplomático también podrían ser motivo de enredos para la nueva mandataria.
Entre ellas, la ausencia de España de su toma de posesión, ocasionada por la no invitación al jefe de Estado de ese país, el rey Felipe VI, pero también las molestias que se expresan en Estados Unidos por la reciente declaratoria de área natural protegida –en los hechos, una expropiación– en terrenos que explotaba legalmente la firma Calica en Quintana Roo.
Menos de cinco semanas después de la toma de posesión de Sheinbaum, los estadunidenses irán a las urnas para elegir al sucesor o sucesora del presidente Joe Biden. Si el ganador de los comicios es Donald Trump, puede anticiparse un periodo muy complicado en la relación bilateral, por la amenaza del republicano de imponer aranceles a muchas importaciones.
En caso de triunfar Kamala Harris, quizá llegue a hablarse de un vínculo de sororidad entre las dos mandatarias –el Espíritu de San Francisco, podrían bautizarlo–, pero a juzgar por las declaraciones que hizo el viernes la aún vicepresidenta en la frontera entre los dos países, tampoco puede decirse que la relación será un día de campo.
Ahí tiene usted una lista breve de situaciones que podrían complicar el inicio del gobierno de Sheinbaum. Un arranque de sexenio siempre está lleno de retos. A todos los que enfrentará ella habrá que sumar la mirada vigilante de su predecesor.