Auschwitz o el exterminio del pueblo judío.
Por Dr. Jorge Cervantes.
Departamento de Cirugía.
Hospital ABC
El día 27 de enero del 2015 se cumplieron 70 años de la liberación del más famoso de los campos de concentración empleados por los Nazis para eliminar a miles de personas durante la segunda guerra mundial.
Este en realidad era un campo de exterminio ,para implementar la orden emanada en la Conferencia Wannsee en las afueras de Berlín donde un grupo de oficiales de la SS encabezados por Richard Heydrich y Adolph Eichman dieron la orden de llevar a cabo la "Solución Final" : el exterminio del pueblo judío.
Durante mi trabajo de 45 años como cirujano en el Hospital ABC de la ciudad de México tuve la oportunidad de intervenir quirúrgicamente a un numeroso grupo de personas de la comunidad judía, lugar donde acuden por razones médicas los descendientes de los refugiados que huyendo de la barbarie Nazi encontraron asilo en tierras mexicanas. Entre ellos encontré varios, quizás una docena, que tenían tatuados su número de prisionero en los brazos. Normalmente no se hablaba mucho sobre el tema, pero trabé amistad con un interesante personaje de edad avanzada a quien en el transcurso de varios años y dos operaciones, me platicó en forma extensa su experiencia en Auschwitz y decidí que debería conocer el sitio.
La oportunidad se presentó hace algunos 15 años cuando recibí la distinción de ser admitido en la Academia Polaca de Cirugía en Varsovia, mi amigo me sugirió que visitara los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau, muy cercanos a la ciudad de Cracovia, me describió los campos y lo que vivió durante los años de prisionero hasta que fue liberado cuando tenía 18 años de edad.
Mi esposa y yo fuimos al lugar. La entrada a Auschwitz tiene un letrero: “ El trabajo dignifica" .Pasamos inmediatamente al sitio donde recibían a los recién llegados en trenes con furgones para ganado donde transportaban a los detenidos. Un oficial de la SS, tras una rápida ojeada señalaba con el dedo índice a quienes deberían dirigirse al lado izquierdo (los ancianos, enfermos, discapacitados y niños) y los que pasarían a la derecha (hombres y mujeres jóvenes y sanas, aptas para el trabajo).
Los del lado izquierdo irían de inmediato a un lugar donde eran obligados a desnudarse y entrar a un gran galerón con cupo para dos mil prisioneros que seguramente esperaban saliera agua por las regaderas de los techos, recibían en su lugar el mortífero gas Zyklon B que terminaba con sus vidas en cuestión de minutos. Mi amigo fue seleccionado después para ser uno de los llamados sonderkomand, encargados de sacar los cuerpos de los muertos de esos galerones y transportarlos en carretillas a los hornos crematorios.
Tuvimos la oportunidad de recorrer todo el lugar, ver las bodegas repletas de zapatos, maletas, prótesis dentales, piezas de de brazos y piernas artificiales, juguetes, lentes, ropa, libros, etc, todo lo que los infelices prisioneros habían traído a su llegada. Vimos otras bodegas con bolsas de cabello humano, (los prisioneros eran rapados a su llegada); visitamos las barracas donde los más afortunados vivían
hacinados y mal alimentados para ser empleados en agotadoras jornadas de trabajos forzados en las cercanas fabricas de municiones y materiales de guerra. Al final del recorrido encontramos el sitio donde fue ejecutado uno de los últimos directores de Auschwitz, después de haber sido juzgado como criminal de guerra en los históricos Juicios de Núremberg.
Se calcula en millones el número de inocentes que ingresaron a estos sitios y salieron convertidos en humeantes cenizas por las altas chimeneas de los hornos crematorios de los numerosos campos de concentración y exterminio.
La experiencia de recorrerlos después de haber conocido y efectuadas intervenciones quirúrgicas en una media docena de supervivientes de esos lugares me ha dejado una huella imborrable que persiste viva al conmemorar el 27 de enero de 2015 el 70 aniversario de la liberación de Auschwitz.